En está historia veremos a una joven, dispuesta hacer lo que sea para salvar la vida de su mamá, pero, ¿Qué pasará con ella, si en el proceso se enamora? Los invito a leer.
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Cap. 17
Él se dio la vuelta, ella se empezó desvestir. No había pasado ni un minuto y él sintió que se estaba demorando mucho. Volteó a verla, ella, casi desnuda, se tapa sus senos con las manos.
—¿Pero qué te pasa?— dijo la chica, ruborizada y notablemente nerviosa.
— No tengo todo su tiempo, ¿por qué tan nerviosa? — frunció el ceño.
— Es usted un mal educado, se supone que no ibas a mirar.
— Tengo mucho trabajo pendiente, como para estar aquí con una mujer fingiendo vergüenza. Dígale a su «amiguis» el afeminado que puede entrar.
— Debió esperar a que me cubriera con algo, así no tenía que presenciar la escena.— se colocó una bata.
— No entiendo el motivo de su nerviosismo. ¡Caray!
— Estoy nerviosa porque no me gustaría que mi novio se dé cuenta de que otro hombre me está mirando casi desnuda.
— Pues él tiene que acostumbrarse, así es la industria del modelaje, ¡pero usted tranquila!, vamos a tratar que no vuelva a pasar.
Ella le dijo a Luchi que podía entrar y Paola fue la primera en decir presente.
— ¿Mi Sol, estás bien?
— Sí, Eykel es todo un caballero.— dijo sarcásticamente.
Después de un largo y tenso rato, terminaron la sesión de fotos. Sorimar para ser nueva en la industria del modelaje, tiene mucho talento, las fotos quedaron perfectas. Eykel no dejaba de sorprenderse en cada toma, o quizás ella lo hipnotizó con su belleza.
— ¿Cómo quedaron las fotos?— preguntó la joven.
— Bien, ya se puede ir.— respondió Eykel, con frialdad.
Ella no entendía la actitud de él hacia su persona, lo miró, queriendo ver un gesto de amabilidad en su rostro, pero no, la frialdad rodeaba todas sus hermosas facciones. La señorita y su amigo salieron del estudio, cuando iban por el pasillo se toparon con el señor Rodrigo.
— ¡Qué vergüenza!, trágame tierra.— susurró Sorimar.
— Hola, señorita, ¿es usted la modelo de la agencia Green?— preguntó con amabilidad.
— Hola, señor, sí, mi nombre es Sorimar.
— Yo soy Luchi para usted.— agregó su amigo.
— Rodrigo Cáceres, pues bienvenidas, espero que Eykel las hayas tratado bien.
— Sí, muy bien, permiso.— caminaron rápido, tratando de dejar atrás muy atrás a ese señor.
— Oye me estás maltratado mi hermoso cuerpo, deja de apretarme tan fuerte.— exclamó Luchi.
— ¡Ay Luchi!, qué vergüenza de verdad.
— No hiciste nada malo. Encantada me quedaría con el padre.— bromeó Luchi.
Rodrigo entró al estudio con una sonrisa, acción nada agradable antes los ojos de Eykel.
— ¿Papá, cuál es el motivo de tu risa?— preguntó molesto.
—Ver a esa chica aquí, ¡qué casualidad!
— Su nombre es Sorimar, ella es la modelo y nada más.— aclaró su hijo.
—¿Te gusta esa muchacha?
— Todas las mujeres me gustan, eso lo sabes. Bien, voy a mi oficina.
Después de un día de arduo trabajo, llegar al hogar, tomar asiento y disfrutar de una taza de café, no tiene precio.
Maicol invitó a su prometida a celebrar su primera sesión de fotos, para la revista más relevante del momento. Ella aceptó, aunque no era motivo de felicidad, por el fotógrafo asignado. Fueron a un bar, la música era buena, el ambiente agradable, pero ella no se estaba divirtiendo, no dejaba de pensar él, en ese hombre que por alguna razón la hacía estremecer.
Tratando de despejar la mente y olvidarse de todo, miró a su alrededor, pero lo que sus ojos vieron la dejaron sin aliento. Era Eykel en compañía de Paola, por motivo desconocido verlos juntos le molestó.
— Maicol, voy al tocador.— dijo la chica.
— Ok amor.
A Eykel, una pareja aparentemente de enamorados le llamo mucho la atención. Quería descifrar bien a la mujer porque le pareció conocido, miró detalladamente y se percató de que era Sorimar con Maicol.
— Maldición, es la novia de ese maldito.— pensó en voz alta.
— ¿Qué dijiste, no escuché?— preguntó la rubia.
— Nada. Voy al baño.— se levantó con rapidez.
Sorimar entró al baño, al salir alguien la agarró por el antebrazo, haciendo fuerte presión en esa área.
— ¿Es usted la novia de Maicol Green?— preguntó Eykel, al parecer molesto.
— Me estás lastimado, sí, ¿por qué la pregunta?—expresó confundida.
El joven la soltó, estaba alterado, dio varias vueltas en el pasillo. Saber que ella estaba con su enemigo le molestó hasta en los huesos.
— ¡Maldita sea!, ¿te entregaste a él?— preguntó enfadado.
— Me parece que ya me hiciste esa pregunta, ¿cuál es el problema?, eso hacen las parejas.— explicó la joven.
— ¡Perfecto!, ¿entonces te entregaste a ese hijo de puta, sabiendo que hay un contrato vigente entre nosotros?
— Eykel, no soy estúpida, lo que te molesta es saber que Maicol Green es mi novio, sé que no se soportan, no te importa el contrato.
— ¿Le dijiste de la subasta? ¿Él sabe que vendiste tú virginidad?— indagó con curiosidad.
— ¡Por supuesto que no!
— Ven conmigo.— la tomó de la mano.
—No voy contigo a ningún lado.— se sacó de su agarre.
— Bien, si no quieres no te voy a obligar, espero que no te arrepientas.— amenazó con rabia.