Entre El Hielo Y El Fuego

ELLA

Hola.

Tengo 27 años, soy soltera y vivo con la que insiste en llamarse mi madre.

Mi historia de vida no tiene nada de romántica.

Mi madre estaba casada con mi padre, pero en cuanto nací... desapareció.

No sé exactamente qué pasó y nadie nunca habló sobre eso.

Lo que sé es que, poco después, ella usó su propio rostro para garantizar otra alianza, pues ella es linda. Y, sí, muy rápida.

Luego consiguió otro hombre, y luego quedó embarazada de nuevo.

Esta vez, para retenerlo.

Él no quería quedarse. No por mi causa ¿y yo? Soy su carga.

Desde entonces, vivo en un infierno que llaman "familia".

Fui criada con la obligación de aceptar todo en silencio.

Mi madre es rubia. Mi hermana también, soy la diferente. Creo que me parezco a mi padre, incluso sin nunca haberlo visto.

A veces, me pregunto si algún rasgo mío la incomoda por recordar algo que ella preferiría olvidar.

Infelizmente, vivimos bajo la apariencia impecable de la sociedad sueca, pero conozco lo que hay detrás de las cortinas.

Luché y lucho por mi espacio todos los días y ahora, adulta, no permito más que me humillen.

Soy modelo, no internacional, sinceramente no me importa.

La fama nunca fue el objetivo, lo que yo quiero de verdad... es libertad.

Salir de esta casa... Respirar otra vida, nada es tan simple.

Por cuenta del trabajo de mi padrastro, no puedo vivir sola. Entonces hicimos un trato silencioso:

Ellos paran de humillarme. Yo los soporto. No es convivencia. Es supervivencia.

Pero lo que me duele de verdad... Es saber que mi propia madre me odia y yo ni siquiera sé por qué.

Nunca hubo amor, cariño y nunca hubo explicación. Solo distancia, miradas cortantes y la sensación constante de ser un error que ella nunca quiso encarar.

Lógico que no me apego al sentimiento de ellos.

No merecen.

No me pertenecen.

Pero, a veces...

Solo a veces...

La ausencia pesa más que cualquier ofensa.

Tengo una gran amiga. Asha, tenemos la misma edad, también modelo, pero con una energía completamente diferente de la mía.

Ella es india, vive aquí en Suecia, y es la única persona con quien puedo ser yo misma, sin máscaras, sin miedo.

Sueño en dividir una casa con ella. Vivir juntas. Reír hasta tarde. Dormir escuchando música en el sofá. Esa libertad simple... Pero para mí, sería todo.

Como yo, Asha carga las tradiciones de su país, al contrario de mí, ella se rehúsa a seguirlas.

Los padres viven llamando, presionando, cobrando un matrimonio arreglado, pero ella huye de eso como quien corre de una trampa.

Y aquí... Bien, aquí ella se divierte. Bastante, si es que ustedes me entienden.

Asha vive como si el mundo no fuese hecho para prender a nadie.

Y yo admiro eso.

Incluso que a veces, esconda lo cuanto eso me duele, porque yo continúo presa, en el techo de la casa.

Estoy tirada en el sofá, de la sala donde acabamos de hacer una sesión de fotos. El maquillaje aún borrado. Los ojos fijos en el techo, sin prisa de levantarme. Asha entra danzando, descalza, con un vaso de té caliente en la mano y un turbante de cetim en la cabeza.

Asha: ¡Amiga, mira lo que encontré! Me dio ganas de hacer una danza sensual... como solo yo sé hacer.

Pero aquí no hay nadie que me interese. ¡Qué desperdicio de charme!

Ella (riendo, sin moverse): Su loquita... ven, vamos a prepararnos para la próxima sesión.

Asha: Yo no veo la hora de ser famosa. En serio. Nosotras lindas, poderosas... ganando el mundo con nuestra belleza. Imagina solo: Paris, Milán, Dubái...

Ella: ¿Sinceramente? Yo solo quería ser libre. Como tú. Pero para eso... creo que yo tendría que salir de este país.

Veo a Asha parar de danzar. Se sienta al lado de la amiga en el sofá. Mira para ella con cariño, pero sin drama.

Asha: Ei... la libertad no está en un país, está en el coraje de quebrar las reglas.

Y, por lo que yo veo, tú nunca irás a quebrar.

Ella: ¿Por qué tú me conoces tanto?

Asha: Porque soy tu alma gemela, ué.

Tú eres tan fuerte... Pero también tan fraca.

Fuerte cuando aguantas todo callada. Fraca cuando aceptas demasiado por miedo de perder lo poco que tienes.

Bajo mis ojos. Silencio entre las dos. Pero no es desconforto. Es nuestra intimidad cruda.

Asha: ¿Pero sabes lo que es peor? Tú cargas una fuerza que el mundo aún no ha visto.

Y cuando tú decidas usar... Espero no sea tarde demás.

Pero, cambiando de asunto... ¿Tú sabes que tenemos una fiesta hoy a la noche, no? ¿Trajiste tus cosas?

Ella: ¿Fiesta? ¿Pero qué fiesta?

Asha: ¡La fiesta del imperio del gran Gustav!

Tú sabes, aquella que todo el mundo quiere ir, la agencia seleccionó algunas modelos para hacer figuración de alto nivel, exhibir la belleza, causar impacto, volverse tendencia...

¿Y adivina quién fue seleccionada? ¡Nosotras!

Ella: Aff... Qué odio.

Con toda la certeza aquella infeliz de Lilly pegó mi invitación. ¡Ella vive hurgando en mis cosas!

Asha: Qué mierda... Y lo peor es que no da para entrar sin invitación. Pera ahí, deja ver si consigo más una.

Pego el celular y comienzo a digitar frenéticamente. No es justo que Ella se quede de fuera, ella necesita tanto relajar.

Asha: Droga, amiga... Están contados. No hay como conseguir otro ahora.

Ella: Todo bien. Tú vas a divertirte, como solo tú sabes hacer.

Yo me quedo en casa, quiero descansar, esta semana va a ser corrida para nosotras.

Asha: No me parece justo. Mismo. Pero hacer qué...

Entonces, voy a armar con aquella vaga rubia mirim... Enviada del capeta.