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Bajo El Mismo Veredicto

Bajo El Mismo Veredicto

Status: Terminada
Genre:Romance / CEO / Arrogante / Ligador / Completas
Popularitas:7.6k
Nilai: 5
nombre de autor: Deiver Gutierrez

Aurora West ha dedicado su vida a construir un futuro brillante en el mundo del derecho. Cuando consigue una codiciada oportunidad de prácticas en el bufete más prestigioso de la ciudad, cree que está un paso más cerca de alcanzar sus sueños. Sin embargo, lo que no esperaba era que su jefe, Rafael Novoa, fuera un hombre tan implacable como fascinante.

Frío, reservado y con una reputación impecable, Novoa es un abogado brillante, pero detrás de su carácter severo esconde un conflicto interno que no está dispuesto a admitir: una atracción innegable hacia Aurora. Aunque intenta resistirse, su presencia desafía cada una de sus reglas, cada uno de sus principios.

Entre juicios, miradas furtivas y una tensión imposible de ignorar, Aurora deberá descubrir si es capaz de derribar las barreras de Rafael y demostrarle que algunas batallas no se ganan con argumentos, sino con el corazón.

¿Podrá él aceptar lo que siente o dictará su propio veredicto antes de permitirse amar?

NovelToon tiene autorización de Deiver Gutierrez para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 2

POV Aurora

¡Dios! ¡No sonó el maldito despertador! Corría hacia el edificio lo más rápido que mis tacones me permitían, venía en taxi, pero por el tráfico hubo un gran atasco y sabía que si esperaba a que se disipara no llegaría a tiempo y no estoy dispuesta a arruinar mi buena imagen con faltas por impuntualidad.

No faltaba mucho para llegar cuando se hizo el atasco, así que pagué lo que debía al taxi y corrí desde ahí hasta el edificio. Deberían darme una medalla por haber corrido cinco minutos seguidos en altos tacones, al llegar a la empresa me tomé un par de minutos para recobrar el aliento y pasado eso entré por la puerta de empleados.

Saludé a todos a mi paso con una sonrisa, llevaba ya 3 semanas y media en este lugar y estaba realmente encantada, la mayoría de las personas aquí eran muy amables y educados conmigo, como siempre había algunas excepciones pero en su mayoría me la pasaba muy bien, estaba aprendiendo demasiado de todo y de todos.

Llegué finalmente al piso que me correspondía con 10 minutos aun de sobra, lo cual era perfecto.

-Buenos días- Saludé a las personas que estaban ahí, caminé hacia mi pequeña oficina que se encontraba a lado de la de una buena amiga que había formado este par de semanas.

-Aurora, buenos días- Me saludó ella con una sonrisa.

-Hola Darcy, buen día- Respondí de la misma forma.

Darcy Cohen, tuve una conexión con ella desde el primer día que estuve aquí, ella amablemente me ha estado apoyando todos estos días y ha sido un gran soporte para mí, se ha ganado mi cariño en muy poco tiempo. Darcy es solo un par de años mayor que yo, ella trabaja como abogada de lo familiar en el bufete y aunque yo me especializaba en el ámbito penal, Darcy siempre buscaba la forma de apoyarme y orientarme, considero que he hecho lindas amistades en mi corta estancia aquí.

-¿A qué hora te fuiste ayer, linda? Cuando yo me fui aun estabas aquí- Preguntó la rubia con curiosidad.

-Creo que poco después de las 8- Contesté sin darle mucha importancia.

-No creo que debas sobre exigirte mucho, por lo que me has dicho, sé que es parte de ti hacer las cosas a la perfección, pero debes descansar- Pidió protectoramente, agradecí enormemente su gesto y preocupación, di un corto suspiro antes de responder.

-Debo admitirte que aunque en parte si tienes razón y me quedo aquí para poder seguir trabajando un poco más, por otro lado me quedo aquí porque odio llegar a mi departamento y ver solo un lugar vacío, es un sentimiento muy extraño al que no estoy muy acostumbrada a decir verdad- Admití abriendo un poco mi corazón, ella se acercó a mí y apretó mi hombro de manera reconfortante.

-Puedo entender perfectamente, sabes que puedes contar conmigo, podemos salir un día de estos para despejar esa mentecita tuya que no descansa- Ofreció amablemente con una sonrisa, yo solo pude sonreír de vuelta y asentir.

-Muchas gracias Darcy, en verdad lo aprecio demasiado. Nos ponemos de acuerdo en estos días para salir- Terminé por decir, ella accedió y cada una fue a hacer sus distintas ocupaciones.

Como he mencionado, la mayoría de las personas han sido sumamente amables conmigo, aunque como siempre, había unas cuantas excepciones; la persona encargada de decirme cuales eran mis pendientes diarios no parecía muy contenta de mi estancia aquí, la señorita Greta, una mujer de aproximadamente unos 50 años, siempre parecía molesta por solo tener que dirigirme la palabra.

-Buen día señorita Greta- La saludé con cordialidad cuando me acerqué a su escritorio para preguntar por mis obligaciones de hoy.

-Tus pendientes están sobre la mesa niña, quiero que los tengas listos antes del medio día- Dijo de forma seca sin siquiera voltearme a ver.

Di un corto suspiro y solo tomé las carpetas que estaban en el escritorio, no tenía caso lidiar con esa clase de gente sin educación. Volví a mi oficina y comencé con los pendientes que tenía. Tal como lo pidió la señora Greta, una hora antes de mediodía terminé con todo lo que tenía por hacer, iba a levantarme para llevarle los documentos pero antes de salir escuché que el teléfono de la oficina estaba sonando.

-¿Hola?- Contesté aun con las carpetas en mi mano.

-Hola linda, buen día- Respondió la otra persona alegremente del otro lado de la línea, era Sebastian -¿Cómo vas?- Preguntó con su humor característico.

El señor Stan se había ganado mi cariño muy rápidamente, él ha sido sumamente amable conmigo, iba muy constantemente a su oficina, me dejaba aportar ideas con los nuevos casos que se le asignaban y también me buscaba casos ya resueltos para ponerme a prueba y ver como lo hubiese hecho yo, afortunadamente estaba preparada para ello y lograba resolverlos sin mayor esfuerzo logrando impresionar a Sebastian, creo que podría considerarlo un amigo ya a este punto, aunque aún trato de manejarme con mucho respeto hacia su persona.

-Buen día señor Stan, todo perfecto, acabo de terminar lo que me asignó la señorita Greta, apenas iba a entregárselo- Le informé con voz tranquila.

-Excelente, te llamaba para decirte que tengo un nuevo caso para que analicemos, y encontré un par de archivos antiguos que te pueden servir para estudiar- Me ofreció amablemente.

-Claro señor, entrego los documentos y voy para allá-

-Prefecto, aquí te espero preciosa- Dijo para finalmente colgar.

Como decía, podríamos decir que hemos establecido una linda amistad, casi siempre después de avanzar en los casos solo platicamos de nosotros, de nuestros pasatiempos, y de lo que nos gusta en general, es muy divertido pasar las tardes con Sebastian. Salí de mi oficina cerrando la puerta y me acerqué hasta donde estaba la señorita Jones.

-Aquí está lo que me pidió, Greta- Dije poniendo las carpetas sobre su escritorio.

-Que bien que terminaste para que me ayudes haciendo lo mío también- Comentó ella con aires de superioridad y de forma algo grosera.

¿Qué carajos le sucede? No soy su maldita asistente personal, no voy a hacer su trabajo.

-Disculpe, no puedo. El señor Stan me llamó y voy para allá en este momento, con permiso- Solté con tono neutro y mi rostro serio, no di oportunidad a que ella respondiera ya que salí de su oficina dirigiéndome al ascensor marcando el último piso.

Sabía que se molestaría conmigo, pero yo no era su asistente y tenía que entenderlo, ella solo era la encargada de asignarme el trabajo diario, pero tenía que comprender que no iba a hacer el trabajo por el que a ella le pagaban. Sabía que yo no era de su agrado, pero no era mi problema el no caerle bien, allá ella.

Llegué al último piso y caminé al interno de este, como casi todo el tiempo, la gran puerta caoba del fondo estaba cerrada, lo que significaba que el jefe no quería ser molestado, es impresionante que en casi todo este mes que llevo aquí, no lo he visto una sola vez, ni siquiera una fotografía suya, pero bueno, no es como que me esté muriendo por conocer al viejillo cascarrabias que todos describen; Continué mi camino, pasé de largo la oficina del jefe y llegué hasta la de Sebastian donde ya me estaba esperando.

Narrador omnisciente

Hablemos de Rafael Novoa, el mejor abogado penalista de todo Estados Unidos, aquel que tiene el mejor bufete de todo Boston y uno de los mejores a nivel internacional, definitivamente hay muchas cosas que hablar sobre él, pero podríamos empezar con que es un hombre sumamente indescifrable.

Novoa era un hombre poderoso, muy poderoso, era muy respetado por aquellas personas que pedían su ayuda, pero también muy temido por aquellos que llegaban a enfrentarse a él. No podríamos decir que era una mala persona, pero definitivamente el tener tanto poder, lo convertía en un hombre peligroso. Había muchas palabras que lo podían describir: Egocéntrico, narcisista, perfeccionista, frío, arrogante, entre muchas cosas más, pero una palabra que no entraba en su vocabulario, era amor.

Él no conocía otra cosa más que la perfección al momento de trabajar, no había un solo caso que hubiese perdido, por lo que también exigía dicha perfección a sus empleados y de fallar, podrían considerarse automáticamente despedidos. Como era de esperarse, Novoa mantenía reglas importantes que eran irrompibles tanto para él, como para sus empleados.

Por ejemplo, nadie lo podía contradecir, para todos él era la máxima autoridad y estaba por encima de todo, y como más importante, no mezclar sentimientos, diversión y mucho menos amor en el trabajo, y eso iba para todos, incluyéndose a sí mismo. Fuera de su empresa podía divertirse con cuanta mujer se le antojara, pero jamás, por ningún motivo, hacia absolutamente nada dentro de su empresa, con nadie.

En pocas palabras, la palabra "sentimientos" no estaba en su vocabulario.

En este momento, Novoa se mantenía ocupado en su oficina terminando un papeleo de un caso vigente que tenían actualmente, se mantenía enfrascado leyendo dichos documentos hasta que escuchó que alguien tocaba la puerta de su oficina.

-Adelante- Habló en voz alta para que pudieran escucharlo, aún mantenía su vista en los documentos.

-Soy yo, idiota. Quita tu cara de amargado- Entró Sebastian a la oficina de Rafael, eran amigos de toda la vida, por lo que no le importaba hablarle como él quisiera, tenían esa confianza, era de las pocas personas con las que Rafael podía ser relativamente abierto.

-¿A qué debo tu molesta visita?- Preguntó Novoa aun sin voltear a verlo.

-Vengo por las carpetas de los casos resueltos que te pedí- Dijo Stan sentándose con confianza en la silla que estaba frente al escritorio.

-Las dejé sobre la mesa de allá- Respondió él simplemente levantando su vista por fin para ver a su amigo -¿Para qué las querías?- Preguntó por curiosidad.

-Se los estoy dando a Aurora para que los estudie y pueda practicar- Informó con una pequeña sonrisa, Sebastian le tenía aprecio a la joven.

-¿Qué Aurora?- Preguntó Rafael aún más confundido.

-¿Cómo que qué Aurora? Aurora West, la estudiante de Benedict- Contestó aclarando las dudas.

-Ah, ella- Añadió con algo de desinterés –Sabes que no estoy muy de acuerdo en que ella esté aquí, no quiero que mi empresa sea el conejillo de indias de esa chiquilla- Soltó con su tono frío característico.

-Créeme que no lo es, realmente estoy impresionado con ella, es muy brillante, ha logrado resolver cada caso que le he puesto sin falla alguna, deberías conocerla...- Comentaba Sebastian con una sonrisa sintiéndose algo orgulloso de la chica.

-¿Por qué tanta fijación con la chica, Stan? ¿Está pasando algo de lo que me deba enterar? Sabes perfectamente lo que pienso acerca de relacionar el trabajo y la diversión, no estas exento de la regla aunque seas mi mejor amigo...- Comenzaba a decir con un tono un poco molesto hasta que Sebastian lo interrumpió.

-Oye, oye, oye, tranquilízate, no está pasando nada de lo que tu estúpida cabeza está pensando, solo te estoy diciendo las cosas como son, Aurora es una chica muy inteligente y me parece que si sigue por el camino por el que va podría ser un gran elemento dentro del bufete, considera conocerla, te va agradar- Informó Sebastian tranquilizando la situación y levantándose de su silla –Nos vemos, tengo cosas que hacer- Dijo finalmente tomando las carpetas y saliendo de la oficina de Novoa.

Sebastian llegó a su oficina y llamó a Aurora informándole que tenía nuevos casos en los que podía trabajar, admitía que le agradaba mucho pasar tiempo con ella, la podía llegar a ver como una hermana menor, era muy divertido pasar tiempo a su lado y la consideraba una gran amiga. Sebastian escuchó que alguien tocaba a su puerta suavemente, supo de inmediato que se trataba de Aurora.

-Pasa- Dijo con voz audible.

-Buen día, señor Stan- Lo saludó ella con una gran sonrisa.

-Pasa, preciosa. Siéntate... y por favor, solo dime Sebastian, somos amigos- La corrigió con amabilidad y devolviendo la sonrisa.

Stan admitía que la mujer era toda una tentación andante, era una chica demasiado hermosa a sus ojos, una linda piel morena, unos ojos verdes que pudiesen hipnotizar a cualquiera, unos labios carnosos y un cuerpo que más de uno desearía, pero como se lo confirmó a Novoa, nada pasaba entre ellos, la veía más que nada como a una hermana, la conocía y sabía que él no era el tipo de hombre que una chica como Aurora merecía, así que estaba bien con ser su amigo.

-Me gusta tratarlo con respeto, señor Stan. No quiero que piense que soy maleducada- Admitió Aurora con una pequeña sonrisa tímida sentándose frente al escritorio y tomando las carpetas que Sebastian le tendía.

-Jamás pensaría eso de ti, si te sientes cómoda llamándome "señor Stan" en público, está bien, pero entre nosotros, solo soy Sebastian- Decía de forma amigable.

-De acuerdo...- Accedió ella -¿Qué veremos hoy?- Preguntó interesada en saber del caso que se estaba presentando.

Sebastian comenzó a explicarle primeramente el caso en el que trabajaba actualmente, comenzaban a compartir ideas vagas de lo que podían hacer coincidiendo en lo que se les ocurría.

Trabajaron así un par de horas, no era un caso tan complicado al que se enfrentaban, pero como todo, exigía tiempo y dedicación el cual consumía mucha energía, el cansancio comenzaba a hacerse presente en ambos.

-¡Dios! Me duele el trasero de estar sentado en la silla- Dijo Sebastian levantándose de su silla y estirándose, Aurora solo rió por el comentario.

-Hemos estado sentados al menos unas dos horas- Añadió ella levantándose de igual forma -¿Quiere que le traiga un café?- Ofreció con amabilidad.

-Claro, me encantaría. Gracias linda- Respondió con una sonrisa.

Ella devolvió el gesto y salió de la oficina, Sebastian también salió a estirar las piernas un poco pero se quedó en el pasillo donde podía ver casi todo el piso teniendo una perfecta visión de Aurora que estaba en la mesa donde tenían la cafetera, panecillos y esa clase de cosas.

Aurora se encontraba en la mesa del café preparando una taza para Sebastian, estaba algo inmersa en sus pensamientos cuando alguien se posicionó junto a ella.

-Hola Aurora- La saludó el hombre que estaba a su lado, ella volteó a verlo en cuanto escuchó su nombre.

-David... ¿Cómo estás?- Preguntó con cortesía con una sonrisa amable.

David Allen, era un chico un par de años mayor que Aurora, él trabajaba en el área de software dentro del equipo de investigadores privados, la cual estaba en el último piso junto a las oficinas principales. Desde que él la vio se sintió atraído innegablemente, aunque ella no estaba mínimamente interesada aunque fuese un chico apuesto.

-Perfectamente, ¿Y tú? Me alegro de verte cada vez más seguido en este lugar-

-Estoy bien, gracias. El señor Stan ha estado enseñándome un poco sobre algunos casos, es por eso que me has visto con más frecuencia aquí- Respondió con su atención puesta en la taza de café que prepara para Sebastian –Bueno, estoy algo ocupada, nos vemos luego David- Se despidió cortando la conversación ahí.

Aurora notaba las insinuaciones de David, pero no les prestaba mucha atención, fuera de eso pensaba que era un chico simpático con el que se podía tener conversaciones amenas, no más de eso. Sin pensar más en ese tema, caminó de nuevo en dirección hacia donde estaba la oficina de Sebastian, percatándose que él estaba fuera de esta y se encontraba acompañado de un hombre que a su perecer era muy guapo, demasiado guapo para ser cierto... Caminó sin denotar ninguna expresión hasta que llegó hasta ellos.

POV Rafael

Deseaba terminar ya con el papeleo que parecía no tener fin, así son las cosas en este negocio, consumen mucho de tu tiempo y energía, pero para esto vivo, es lo que soy. Después de un par de horas que parecieron una jodida eternidad, pude terminar lo que estaba haciendo, me levanté de mi silla y caminé hacia la puerta de mi oficina.

Me imaginaba que después de estas horas, Sebastian ya habría terminado de trabajar con la universitaria, no estaba nada de acuerdo en que estuviese aquí, pero un viejo amigo nos pidió a Sebastian y a mí que la aceptáramos, me rehusé pero no tuve más opción ya que Stan había dicho que sí. Ya me encargaría yo de juzgar si sabe tanto como Sebastian lo presume, no quería a cualquier mocosa en mi empresa.

Salí de la oficina encontrándome justamente a Sebastian que estaba recargado en una pared viendo a la nada, me acerqué con mis manos en los bolsillos del pantalón hasta quedar a lado suyo.

-¿Terminaste con la universitaria?- Pregunté con un tono serio, él volteó a verme un segundo y devolvió su mirada a la nada.

-No, estábamos analizando un poco del nuevo caso, vamos bastante avanzados- Me informó.

Seguí su mirada ya que notaba que no me estaba prestando mucha atención y me percaté que veía a una mujer que estaba frente a la mesa de la cafetera...

¿Quién era ella? Estaba de espaldas a nosotros, pero podía notar que tenía un cuerpo jodidamente perfecto...

-¿Quién es la mujer que está con Allen?- Pregunté más que interesado, vestía un pantalón de vestir algo ajustado, una blusa verde olivo y unos altos tacones, lucia muy profesional, por lo que podía asumir que trabajaba aquí... Se veía realmente sexy.

-Es Aurora, me ha dicho que David le ha hecho algunas insinuaciones, solo estoy cuidando que el idiota no vaya a molestarla- Soltó Sebastian, sabía que era muy cuidadoso con eso, él solía cuidar mucho a las mujeres.

La seguí mirando hasta que se dio vuelta, y... Mierda... No puede ser.

-¡¿Esa es Aurora?! Me estas jodiendo Sebastian- Dije en voz baja sin poder creerlo.

-¿De qué hablas hombre? ¿Por qué te mentiría? Claro que es Aurora, ¿Qué hay con eso?- Devolvió la pregunta viéndome confundido.

¡¿Cómo que qué hay con eso?! ¡¿Qué acaso no ha visto a la belleza de chica que tiene enfrente?!

No alcancé a responderle nada ya que ella se encontraba justo frente a nosotros, notaba que me veía algo confundida, me encantaría saber qué es lo que pasaba por esa linda cabeza.

-Aquí está su café, señor Stan- Le dijo a Sebastian directamente con una voz suave, tenía una linda voz.

Ella estiró la taza hacia él pero antes de que él la tomara yo la agarré de sus manos y la llevé a mi boca probando el café que había preparado.

-Eso era mío, imbécil- Me recriminó Sebastian viéndome tomar su café, Aurora veía mi acción un poco impresionada.

Al beber el café me percaté de que tenía azúcar, nunca había sido partidario del café dulce, pero el café que ella preparó sabia particularmente bien...

-Le traeré otro café, señor Stan- Se ofreció la chica tímidamente.

-No, descuida Aurora, yo lo hago-

-No, insisto... Enseguida lo traigo- Le dijo finalmente, antes de irse me dio una rápida mirada, pude observar brevemente su rostro, y lo que vi me dejó honestamente, impresionado.

Al alejarse completamente de nosotros me voltee hacia Sebastian viéndolo con el rostro completamente serio.

-¿Por qué carajos no me dijiste que la alumna de Benedict era una jodida modelo?- Le pregunté en un susurro.

-¿Y eso por qué importaría? ¿Y por qué carajos me robaste mi café?- Devolvió la pregunta igual de indignado.

-¡¿Cómo que por qué?! No creo que no te des cuenta del espectáculo que es esa chica- Decía aun embobado al recordar el rostro de aquella mujer.

-Y vuelvo a preguntar, ¿Por qué tendría que decirte si ella es bonita o no? Que yo recuerde tú eres el primero en decir que nada de diversión ni sentimientos en el trabajo- Me recriminaba.

Eso me hizo reaccionar un poco... Tenía razón.

-Ya lo sé, idiota. Claro que no haría nada, pero al menos sería agradable verla por estos lugares- Traté de justificarme un poco –Prográmale una entrevista conmigo mañana, vamos a ver si así como es de bonita es de brillante como tú presumes- Dije a Sebastian finalmente para regresar a mi oficina con la taza de café que le quité a Aurora de las manos.

Me senté en mi silla y pensé justamente en ella. ¡Dios! Hace mucho tiempo no veía un rostro tan perfecto como el de ella, de hecho, creo que jamás había visto a una mujer tan hermosa. Que sea un cabrón sin sentimientos no me hacía ciego, podía ser frío pero no podía negar el gran atractivo de aquella chica, era simplemente preciosa.

Con que ella era Aurora West, veremos de que estas hecha, bonita...

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Yuly Ponce
Hermosa historia felicidades ❤️
Deiver: gracias por leer
total 1 replies
America Lopez
la recomiendo
Deiver: gracias por leer
total 1 replies
America Lopez
hermosa historia
Tanny Farfan: Felicitaciones escritora, me gustó mucho esta historia, muy linda, bien cuidada, excelente ortografía,
total 1 replies
America Lopez
cobarde...
America Lopez
me gusta la fuerza de voluntad de Rafael
America Lopez
exquisita escritura, me fascina la interpretación de los personajes, felicito a la escritora. Sigamos con la lectura
Deiver: gracias que bueno que te guste la historia
total 1 replies
Rosa Rodelo
Foto, de los protagonistas
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