La esposa humana del vampiro
¿Qué harías si, después de una vida plena, reencarnas como la esposa de un vampiro? Y no cualquier vampiro, sino uno poderoso, con dos hijos y una mansión que mantener, ¡justo como en la última novela que leíste! Nuestra protagonista, una anciana del mundo moderno, se encuentra en este hilarante y peculiar aprieto.
Ahora, con su espíritu vivaz de octogenaria atrapado en el cuerpo de una joven esposa, deberá navegar las excentricidades de su nuevo hogar inmortal. Entre hijos colmilludos, sirvientes peculiares y un esposo misterioso, descubrirá que la vida eterna puede ser sorprendentemente divertida y, quizás, incluso le ofrezca una segunda oportunidad para el amor y la aventura. Prepárate para un romance fresco, lleno de risas y con la dosis justa de acción en un mundo donde lo sobrenatural se encuentra con lo inesperado.
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Capitulo:23
LAURA:
—¿Por qué no vendrás con nosotros papi?
Pregunta la niña cuándo Víctor le explica que partiremos primero a la mansión.
—Tengo muchas cosas que hacer, pero estaré con ustedes lo más pronto posible.
—¿Lo prometes?
Pregunta ella haciendo un puchero y el vampiro sonríe con amor y cariño.
—Claro que si, mi pequeña princesa.
Él acaricia su pequeña cabeza y la niña sonríe feliz.
Víctor me mira y dice.
—Partirán mañana al amanecer, Adrián junto a varios guardias los acompañaran por si ocurre algún imprevisto.
—Mmm, está bien... Aunque debo admitir que si algún bandido o una de esas cosas feas nos acorralan, lo único que sé hacer es correr.
Él solo sonríe y se acerca a mí dejando un beso en mis labios.
—Volveré al anochecer, quedé con el emperador para hacer una investigación exhaustiva.
—De acuerdo, cuídate.
Él asiente y se marcha de inmediato.
—Esto es asqueroso... ¿Ahora son pareja de verdad? ¿De eso que se besan?
Pregunta Mía con cara de asco y yo vuelvo a respirar profundamente.
—Mía, los niños no hacen ese tipo de preguntas... ¿Qué quieren hacer hoy?
Les pregunto tomando asiento frente a ellos.
—Aquí no hay nada divertido ¿Damos un paseo por los inmensos jardines?
Pregunta la niña y miro a Albert.
—¿Y tú? ¿Qué quieres hacer?
Él deja el libro a un lado y me mira con su rostro serio.
—Sería bueno salir un poco, estar en estas cuatro paredes me está aburriendo.
—De acuerdo, entonces saldremos a dar un paseo, pero primero deben de abrigarse por qué allá afuera está un poco frío.
—Sí.
Dicen ambos niños y se marchan a su habitación mientras yo me doy un pequeño retoque en el rostro antes de salir.
Cuándo estoy terminando la puerta es tocada y Lidia entra con una bandeja.
—Ahora no quiero té Lidia, será mejor dejarlo para cuándo vuelva de dar un paseo con los niños.
—Mi señora debe tomarlo, el señor lo mandó preparar para usted.
Me iba a negar y luego recuerdo el té anticonceptivo.
—Oh cierto, sé me estaba olvidando.
Sonrío y ella deja la bandeja encima de la mesa para servirme una taza.
Con gusto lo tomo entre mis manos, pero al sentir el horrible olor de esta cosa tengo ganas de vomitar.
—Lidia ¿Qué rayos es esto?
—Es té anticonceptivo señora.
Responde de inmediato y hago una cara de asco.
—¿Estás segura? ¿No hay otra cosa que no huela tan mal?
—Ese es el que usted debe tomar mi señora, le recuerdo que el señor es un vampiro y su semilla es muy fuerte.
Tomo una profunda respiración y con los ojos cerrados llevo el té a mis labios, y así mismo como huele, así mismo es el sabor, amargo y muy malo.
Mi cuerpo tiembla cuando lo ingiero y me aguanto las ganas de vomitar.
Le entrego la taza a Lidia y esta llena otra.
—Mi señora, no ponga esa cara, para que funcione debe tomarse dos tazas completas.
Sin decir nada tomo una larga respiración e ingiero la otra taza de té haciendo que mi cuerpo vuelva a temblar.
—Esto es horrible.
Susurro corriendo al baño para luego lavarme bien la boca y utilizar la extraña pasta que hay en este mundo para lavarse los dientes.
Ya lista salgo de la habitación y ya ambos niños están de pies frente a su puerta bien abrigados.
Observo a Adrián y le sonrío de manera amable.
—Puedes tomar un descanso, dos de nuestros guardias nos van a acompañar.
Un pequeño sonrojo sube por el rostro de Adrián y este baja la cabeza haciendo una rápida reverencia.
—Si señora.
Dice y yo asiento mientras me marcho junto a los niños que caminan junto a mí a cada lado.
En el pasillo de ambas habitaciones Adrián sube la cabeza aún sonrojado y Lidia alza las cejas.
—No puedo creer que te hayas sonrojado por qué ella tan solo te sonrió.
Adrián mira a la mujer molesto ¿Por qué esa bruja tiene que estar metiéndose en todo?
—No me sonrojé por eso, es que el clima está frío.
Se defiende caminando hacia su habitación.
—¿Frío? Eres un vampiro, el clima no te hace nada.
—Hay, pero tú si te metes en la vida de los demás, vete a hacer pociones o esas cosas que hacen las brujas.
Lidia rueda los ojos y mira al vampiro que se mira un poco molesto.
—No entiendo por qué te molesta, mi señora es muy hermosa, es normal sonrojarse con una sonrisa de ella.
Menciona encogiéndose de hombros y Adrián suspira.
—No vuelvas a mencionar eso, si Víctor te escucha me saca los ojos.
—Jajaja de acuerdo, por cierto es posible que pronto tengamos pequeños minis correteando por la mansión.
—¿De verdad lo crees? Víctor es muy cuidadoso con esas cosas, él mismo se toma las pociones.
—Él me mandó a prepararle a ella, y dudo que la señora Laura se tome dos tazas cada vez que tengan intimidad.
Adrián sonríe cuándo llega a la puerta de su habitación y se detiene.
—¿Quieres decir que él está enamorado de ella?
—Quizás sea muy pronto para un enamoramiento, pero a él le gusta.
Lidia sonríe abriendo la puerta de su habitación para tomar un descanso, pero la voz de Adrián la detiene.
—Me gustaría intentarlo otra vez.
Dice en un tono bajo y ella suspira mientras siente como su corazón se arruga un poco, pero se mantiene firme.
—Tu gente nunca aceptaría está unión Adrián.
—¿Desde cuándo me importa lo que opinen los demás?
Pregunta él mirando a la mujer que se mantiene firme y fuerte.
—Buenas noches Adrián.
Dice entrando a su habitación y cierra la puerta tras ella.
Autora sólo recuerda que la culpa y el arrepentimiento nos van a acompañar siempre pero has seguido tú camino y continuas de pie. Eres una sobreviviente enorgullecete de ti.
Un abrazo y bendiciones!