LA FUERZA DE LA RESILIENCIA

Después el hombre la puso encima de el, ella comenzó a mover sus caderas y eso lo estaba enloqueciendo de pl*cer, a los pocos minutos ambos terminaron, el se levantó y se fue para el baño, Isairi se quedó mirando a esa dirección pensando en todo lo que había pasado con ese hombre extraño, en cómo la hizo disfrutar, pero también se sintió mal por vender su cuerpo, por portarse como una trabajadora s*xual, pero en ese momento que eso era lo que ella estaba mostrando en ese momento.

Isairi para no sentirse tan mal se dijo que lo había hecho para hacer frente a las adversidades, aprender de ellas, superarlas y conseguir un beneficio o cambio para mejorar, ella se sintió fuerte, fuerte por su familia, entendió que tenía que aprovechar la ocasión y transformar lo sucedido como una oportunidad para ella y su familia, Isairi entendió que ya había cruzado esa frontera sin querer, no estaba segura de negarse si el se lo volvía a proponer.

Isairi había cruzado una frontera sin querer, hasta dejarse llevar por unos extremos en los que sus límites morales se volvieron débiles, pensó que por amor todo valía la pena y que cualquier renuncia era poca. Porque el amor y la dignidad son dos corrientes en un océano, en el cual incluso el marinero más experimentado puede perder el rumbo; ella tenía claro que todo era por su familia.

Cuando el hombre salió la sacó de sus pensamientos y le dijo que podía entrar al baño, ella lo miró avergonzada y se levantó de la cama bajo la mirada del hombre; Andrés sentado en la cama vestido, sonrió porque su amigo funcionó a la perfección, a los pocos minutos ella salió vestida también, el la miró y le preguntó ¿cuándo le iba a cobrar? En ese momento ella sintió como su sangre se le congelaba, la estaba tratando como una prepago, pero entendió que así se estaba portando, suspiró y le dijo que lo justo. Ella esperaba quinientos mil pesos, pero se sorprendió, él le dijo que le daría millón quinientos por el buen servicio.

Isairi le incomodaba ser tratada así, como una mujer trabajadora s*xual, pero era lo que estaba haciendo, no dijo nada y recibió el dinero dándole las gracias, lo miró por última vez y salió del hotel. Iban a ser las nueve de la mañana, en un taxi llegó a su casa nerviosa, al entrar vio a su madre sentada en la sala con Feder y Asha, se acercó y saludó, después cargo a su hija quien la miraba sonriente, en ese momento ella pensó en lo que había hecho y se dijo que era por el bien de su familia.

Eneida se dio cuenta que algo sucedía con su hija, desde que habían hablado por la mañana la había sentido extraña, Isairi camino con su hija a la cocina y abrió la nevera para ver que faltaba, allí comprobó que había tomado una buena decisión, en la nevera solo había agua, movió el alimento de su hija y ya no tenía nada, la madre la miraba con un poco de angustia y dijo.

ENEIDA: ¿Qué pasa hija? Llegaste extraña.

Isairi la miró con vergüenza y timidez, le entregó a Asha y dijo.

ISAIRI: Dásela a Feder, vamos a hablar y no quiero que mi hija escuche, sé que no va a entender, pero no quiero que esté cerca.

La madre un poco asustada y llena de preguntas fue a llevar a la niña a la sala, vio ir a Isairi a su habitación y la siguió, vio a su hija sacar dinero de su bolso, la miró y dijo.

ISAIRI: Aquí hay millón quinientos, pagamos el arriendo, hacemos un pequeño mercado y compramos las medicinas tuyas y las de Feder.

ENEIDA: ¿De dónde sacaste esta plata Isairi?

ISAIRI: Sabes que yo por ustedes hago lo que sea, y lo que hice si es de hacerlo una y mil veces lo are.

ENEIDA: No me asustes hija ¿ qué hiciste mi amor?

En ese momento Eneida comenzó a llorar, porque no quería que su única hija estuviera metida en problemas, que hubiera hecho algo malo para conseguir dinero, Isairi dejó escapar una lágrima y mirando a su madre le dijo.

ISAIRI: Mami, no te sientas mal, yo… bueno, lo que hice fue por necesidad, pero quede confundida, porque me gustó, lo disfrute mami.

ENEIDA: ¡¡Pero que es Isairi!!

ISAIRI: Me acosté con un hombre extraño y me pagó millón quinientos.

En ese momento Eneida quedó confundida, su hija había vendido su cuerpo a un hombre extraño y lo había disfrutado, en ese momento ella suspiró dejando salir toda esa preocupación porque su hija había disfrutado del momento y se le notaba, no se había sentido ultrajada, pero no se iba a quedar con la duda y dijo.

ENEIDA: ¿Cómo que te gusto y lo disfrutaste?

ISAIRI: Mami, mi primera vez fue con Julian y no sé, no fue como con este hombre que me hizo sentir pl*cer, me gusto mami, no sé cómo explicarte.

ENEIDA: Ya te entendí, pero hija… No quiero que hagas eso, no...

ISAIRI: Mami, no lo voy a hacer con otros, solo con el de hoy si me lo propone otras ves, y... no es que sea un sacrificio, al principio si lo vi y lo iba a hacer por sacrificio, pero ya no lo veo así, me gusto tener s*xo con ese hombre.

ENEIDA: Isairi, no te vayas a enamorar mi amor, mira que él te pago para...

ISAIRI: ¡Si mami! Lo sé, no te preocupes, me voy a bañar y vamos de compras.

Isairi se fue a su habitación, Eneida se quedó mirando a su hija, temía que se enamorara de ese hombre porque el solo quería satisfacer sus necesidades, su hija era muy ingenua, de Julian se habia enamorado por como la había tratado los primeros días y tenía miedo que sucediera lo mismo. Eneida no quería que su hija hiciera eso, vender su cuerpo, pero pensó que si a ella se le hubiera presentado la oportunidad antes tambien lo hubiera hecho por ella, por salir de la situación en la que siempre habían vivido.