En un mundo donde las jerarquías de alfas, omegas y betas determinan el destino de cada individuo, Hwan, un omega atrapado en un torbellino de enfermedad y sufrimiento, se enfrenta a la dura realidad de su existencia. Tras un diagnóstico devastador, su vida se convierte en una lucha constante por sobrevivir mientras su esposo, Sung-min, y su hija, Soo-min, enfrentan el dolor y la incertidumbre que su condición acarrea.
A medida que los años avanzan, Hwan cae en un profundo coma, dejando a su familia en un limbo de angustia. A pesar de los desafíos, Sung-min no se rinde, buscando incansablemente nuevas esperanzas y tratamientos en el extranjero. Sin embargo, la vida tiene planes oscuros, y la familia deberá enfrentar pérdidas irreparables que pondrán a prueba el amor que se tienen.
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Deceit
Lee abrió los ojos, aún aturdido, y vio al hombre que había rescatado la noche anterior. La mirada de aquel hombre extraño que antes delicada, ahora era fría y distante.
—¿Me has secuestrado? —preguntó el extraño con desdén, sin preámbulos—.
¿Cuánto quieres? ¿Para quién trabajas?
Lee, aún confuso, parpadeó varias veces antes de responder:
—¿Secuestrado? —repitió, procesando sus palabras—.
Tú te desmayaste en mis brazos bajo la lluvia. No podía dejarte allí tirado. Solo te traje a mi casa para que no murieras de frío.
El hombre lo observó en silencio por unos momentos, como si evaluara cada palabra con sospecha.
—¿Cuánto quieres por tu hospitalidad? —dijo finalmente.
—Nada —respondió Lee, irritado por la actitud del extraño—. Solo vete. No quiero nada de ti.
El hombre mantuvo su mirada unos segundos más antes de girarse hacia la puerta y salir, desapareciendo bajo el gris amanecer.
Cuando el silencio volvió a llenar la habitación, Lee se dejó caer en la cama, con la mente agitada. ¿Quién era ese hombre? ¿Por qué su breve encuentro seguía pesando tanto en su mente?
Sin saberlo, Lee había expulsado de su casa a Ryu Lian, un omega millonario y temido en la ciudad, conocido tanto por su fortuna como por su temperamento feroz.
Intrigado por el poco interés y el rechazo inesperado de Lee, Ryu decidió investigar más a fondo la vida de su supuesto salvador...
Descubrió que los padres de Lee habían sido amigos cercanos de su propia familia, quienes habían perdido a su hijo en el mismo accidente del hospital.
Una sonrisa peligrosa apareció en los labios de Ryu.
Pues, después del abrupto desinterés por parte de Lee, hizo que en él emergiera el instinto nato de un cazador...
Considerando que los omegas siempre han ocupado el lugar de las presas...
Decidió jugar el juego que el destino le proponía, pero esta vez, él sería el cazador.
Días después, llevó la muestra a un laboratorio y realizó el análisis. Los resultados llegaron a su correo electrónico, confirmando lo que sospechaba: Lee era el hijo perdido de los Kim, una familia billonaria en el sector de cosméticos.
El aroma a mandarinas que Lee desprendía le traía una extraña nostalgia...
Aunque no podía recordar nada concreto, sentía que ese alfa siempre había estado en su vida.
Esa sensación lo llevó a investigar más sobre él, y cuanto más descubría, más crecía su obsesión.
En su mente, veía a Lee: su voz seductora, su mirada confundida, sus ojos tristes y... sus labios.
Desde su elegante hogar, comenzó a idear las trampas para atrapar a su indefensa presa.
Mientras Ryu luchaba con sus pensamientos, sintió un dolor familiar, una sensación que lo había acompañado desde su infancia.
Las cadenas invisibles que lo atormentaban ahora parecían conectar con recuerdos olvidados de un pasado que había moldeado su vida.
El siguiente paso en su complicado viaje sería mirar hacia atrás y enfrentar esos viejos fantasmas.
Sería otra de esas noches en una fría habitación, envuelto en pesadillas...
Su habitación reflejaba el caos interno de su alma, desordenada y llena de desechos.
me encanta la escritura....
ánimo 😁