Sombras De Seúl

La noche cayó rápido, envolviendo el pueblo en un manto de sombras densas. La luna apenas se asomaba entre las nubes, dejando al bosque en penumbra. Jiwoo y Hyunwoo se encontraban frente a la entrada del sendero que llevaba al interior, ambos cargando linternas y mochilas con suministros básicos.

—¿Estás segura de esto? —preguntó Hyunwoo, su voz baja y tensa.

Jiwoo asintió, sosteniendo firmemente su linterna.

—No podemos seguir huyendo, Hyunwoo. Si este lugar guarda las respuestas, tenemos que encontrarlas.

Él la miró con una mezcla de admiración y preocupación. A pesar de todo, no podía ignorar la determinación en sus ojos.

—Está bien. Pero si algo pasa, corres. ¿Entendido?

—No voy a dejarte solo.

Hyunwoo suspiró, sabiendo que discutir sería inútil. Con una última mirada hacia el pueblo, ambos se adentraron en el bosque.

El aire en el bosque era más frío de lo que Jiwoo esperaba, y cada paso parecía resonar demasiado fuerte en el silencio opresivo. Las ramas crujían bajo sus pies, y la niebla se arremolinaba a su alrededor, creando formas que parecían moverse en la periferia de su visión.

Hyunwoo iba delante, su linterna trazando caminos entre los árboles. A pesar de su aparente calma, Jiwoo notó cómo su mano temblaba ligeramente.

—¿Por qué este lugar se siente tan... vivo? —preguntó ella en un susurro.

—Porque lo está —respondió Hyunwoo sin mirarla.

El comentario hizo que un escalofrío recorriera su columna.

De repente, Hyunwoo se detuvo, levantando una mano para indicar que Jiwoo hiciera lo mismo.

—¿Lo oyes?

Jiwoo contuvo el aliento, aguzando el oído. Al principio, no escuchó nada, pero luego percibió un sonido débil: un susurro lejano, casi inaudible, que parecía provenir de todas partes a la vez.

—¿Qué es eso? —preguntó, acercándose más a Hyunwoo.

—No lo sé. Pero no estamos solos.

Después de avanzar un poco más, encontraron un claro rodeado de árboles altos y nudosos. Hyunwoo decidió que era un buen lugar para detenerse y reorganizarse. Jiwoo se sentó en una roca cercana mientras Hyunwoo revisaba el mapa que había traído, aunque claramente estaba más concentrado en observar los alrededores.

—Esto me recuerda a algo —dijo Jiwoo de repente, rompiendo el silencio.

Hyunwoo levantó la vista.

—¿Qué cosa?

—Cuando era niña, solía tener pesadillas sobre un lugar como este. Había árboles altos, niebla... y siempre había una figura en la distancia. Nunca podía acercarme a ella, pero siempre sentía que me estaba mirando.

Hyunwoo frunció el ceño, dejando el mapa a un lado.

—¿Por qué nunca lo mencionaste antes?

Jiwoo se encogió de hombros.

—Pensé que eran solo sueños. Pero ahora... no estoy tan segura.

Hyunwoo se acercó y se sentó a su lado, su expresión más seria de lo habitual.

—Esto no es solo casualidad, Jiwoo. Hay algo en ti, algo que lo atrae.

Jiwoo lo miró, confundida.

—¿Qué quieres decir?

—El Guwi no elige a las personas al azar. Siempre hay una razón. Y tengo la sensación de que tú eres parte de esto mucho más de lo que crees.

Jiwoo quiso replicar, pero las palabras se quedaron atrapadas en su garganta. Había algo en la forma en que Hyunwoo la miraba, como si pudiera ver partes de ella que ni siquiera ella conocía.

—No importa por qué estoy aquí —dijo finalmente—. Estoy contigo, y no pienso irme.

Hyunwoo no respondió de inmediato. En cambio, levantó una mano y la colocó suavemente sobre la de ella.

—Gracias.

Decidieron continuar, siguiendo un rastro que Hyunwoo aseguraba haber reconocido. La niebla se volvía más densa con cada paso, y el susurro lejano se hacía más fuerte, como si algo o alguien los estuviera guiando.

Finalmente, llegaron a un pequeño claro donde se encontraba una cabaña antigua, cubierta de musgo y medio oculta por los árboles. Parecía haber estado allí durante siglos, pero aún se mantenía en pie.

—¿Esto estaba en el mapa? —preguntó Jiwoo, mirando la estructura con desconfianza.

Hyunwoo negó con la cabeza.

—No. Pero debemos entrar.

La puerta estaba entreabierta, y cuando la empujaron, un chirrido resonó en el interior. La cabaña estaba vacía, salvo por un mueble viejo en una esquina y un espejo grande y agrietado en la pared opuesta.

Jiwoo se acercó al espejo, sintiendo una atracción inexplicable hacia él. La superficie estaba cubierta de polvo, pero cuando lo limpió con la mano, casi deseó no haberlo hecho.

En lugar de su reflejo, el espejo mostraba el bosque, pero no el bosque que conocían. Los árboles eran más altos, más oscuros, y en el centro del reflejo estaba la figura que había visto en la foto.

—Hyunwoo —susurró, retrocediendo.

Él se acercó rápidamente, mirando el espejo con el ceño fruncido.

—Esto no es posible...

La figura en el espejo levantó una mano, como si estuviera saludándolos, y el susurro se convirtió en un murmullo ensordecedor.

—Tenemos que irnos —dijo Hyunwoo, tomando a Jiwoo del brazo.

Pero antes de que pudieran moverse, el espejo comenzó a agrietarse, y un sonido gutural resonó en el aire, como si algo estuviera a punto de atravesarlo.

Corrieron de regreso al sendero, pero Jiwoo sintió que algo había cambiado. El bosque parecía más vivo, los árboles más cercanos, como si el lugar mismo tratara de atraparlos.

Hyunwoo la guió hasta la entrada del bosque, y cuando finalmente salieron, ambos cayeron al suelo, exhaustos. Jiwoo miró a Hyunwoo, quien respiraba con dificultad.

—¿Qué demonios fue eso? —preguntó ella, todavía temblando.

Hyunwoo negó con la cabeza, pero su expresión era más sombría que nunca.

—No lo sé. Pero sé que esto no ha terminado.

Mientras Jiwoo intentaba calmarse, sintió que algo frío tocaba su pecho. Miró hacia abajo y vio un pequeño corte en su camisa, justo donde el collar que llevaba colgaba.

El colgante, un regalo que había recibido de su abuela cuando era niña, estaba agrietado.

—Hyunwoo... creo que esto está relacionado con el espejo.

Hyunwoo se giró hacia ella, su mirada oscura y llena de preocupación.—Si el Guwi te quiere a ti, entonces tendremos que encontrar la manera de detenerlo. Y rápido.

Capítulo 7

Reflejos y cicatrices

El colgante descansaba en la palma de Jiwoo, su superficie agrietada reflejando la luz de la lámpara del comedor. Estaban de vuelta en la casa de Hyunwoo, ambos exhaustos, pero incapaces de dormir.

—Esto nunca se había roto antes —dijo Jiwoo, girando el colgante entre los dedos. Era un diseño sencillo: un círculo de cristal con un grabado que parecía un símbolo antiguo. Su abuela lo había descrito como un amuleto de protección, pero ahora Jiwoo dudaba de su verdadero propósito.

—Ese espejo no era normal —dijo Hyunwoo, apoyado contra la mesa con los brazos cruzados—. No reflejaba la realidad. Mostraba algo más.

Jiwoo levantó la vista, sus ojos encontrando los de Hyunwoo.

—¿Crees que el colgante... reaccionó al espejo?

Hyunwoo asintió lentamente.

—Es posible. Si tu abuela te dio esto para protegerte, tal vez tiene un propósito más grande.

Jiwoo miró el colgante nuevamente.

—Nunca me dijo mucho sobre él, solo que era especial y que debía cuidarlo. Pero ahora me pregunto... ¿y si ella sabía algo que yo no?

Hyunwoo se enderezó.

—¿Crees que podría haber más información en tu casa?

Jiwoo pensó por un momento antes de asentir.

—Mi abuela siempre guardaba cosas en una caja vieja. Podría haber algo ahí.

Esa misma noche, Jiwoo y Hyunwoo regresaron a la casa de Jiwoo. Mientras ella buscaba en el ático, Hyunwoo vigilaba desde la ventana, todavía inquieto por lo que habían encontrado en el bosque.

Finalmente, Jiwoo encontró lo que estaba buscando: una caja de madera desgastada con un candado oxidado. Bajó al salón, donde Hyunwoo la esperaba.

—¿Y esto? —preguntó él, señalando la caja.

—Era de mi abuela. Siempre la mantenía cerrada, pero creo que ahora es el momento de abrirla.

Con un poco de esfuerzo, lograron romper el candado. Dentro había una serie de papeles viejos, fotografías en blanco y negro, y un libro cubierto de polvo. Jiwoo tomó el libro, sus manos temblando ligeramente.

El título estaba escrito en caracteres antiguos, pero en una esquina había un símbolo idéntico al del colgante.

—Esto tiene que ser importante —dijo Hyunwoo, inclinándose para mirar.

Al abrirlo, encontraron una serie de diagramas y textos que describían rituales, símbolos y advertencias sobre entidades desconocidas. Entre las páginas había un dibujo de un espejo con el símbolo del colgante grabado en su marco.

—Es el espejo que vimos en el bosque —dijo Jiwoo, sintiendo un escalofrío.

Hyunwoo señaló una anotación en la página.

—"El Sool" —leyó—. Dice que es un portal.

—¿Un portal a dónde? —preguntó Jiwoo.

Hyunwoo siguió leyendo.

—"A un plano entre lo humano y lo espiritual. Un lugar donde las almas se pierden y las sombras cobran vida".

El silencio llenó la habitación mientras ambos procesaban lo que acababan de descubre.

Hyunwoo continuó hojeando el libro, buscando más pistas. Finalmente, encontró una sección que hablaba de amuletos de protección.

—Aquí está —dijo, señalando un dibujo que era idéntico al colgante de Jiwoo—. Dice que está hecho para proteger a quien lo lleva de las influencias del otro lado.

Jiwoo frunció el ceño.

—Pero si se supone que me protege, ¿por qué se rompió?

—Tal vez porque te acercaste demasiado al portal. —Hyunwoo la miró con seriedad—. O porque ya no puede protegerte completamente.

Jiwoo apretó el colgante en su mano.

—¿Crees que el Guwi está usando el espejo para llegar a nosotros?

Hyunwoo asintió.

—Y creo que la conexión contigo no es una coincidencia. Este colgante, el espejo, el bosque... todo está relacionado contigo de alguna manera.

Jiwoo sintió que el peso de la verdad la aplastaba. Había algo oscuro en su pasado, algo que aún no entendía por completo, pero que parecía estar saliendo a la superficie.

—Entonces, ¿qué hacemos ahora? —preguntó.

Hyunwoo cerró el libro con un golpe seco.

—Volvemos al bosque. Pero esta vez, no solo vamos a buscar respuestas. Vamos a encontrar una manera de destruir ese portal antes de que sea demasiado tarde.

Antes de irse, Jiwoo notó algo en el fondo de la caja: una carta dirigida a su madre, escrita por su abuela. La carta decía:

"No temas el colgante. Protegerá a quien lo lleve, pero recuerda que cada protección tiene un límite. Si el espejo aparece, será una señal de que el peligro está cerca. Y si eso sucede, ten cuidado con lo que Jiwoo sueña. Sus sueños podrían no ser solo sueños."

Jiwoo leyó las palabras en voz alta, su voz temblando. Hyunwoo la miró, preocupado.

—¿Tus sueños? ¿Qué significa eso?

Jiwoo se llevó una mano a la frente, recordando las pesadillas de su infancia. Las imágenes del bosque, la figura oscura, el sonido de los susurros... todo parecía encajar de una manera que no podía ignorar.

—Creo que el Guwi ha estado en mi vida mucho más tiempo del que pensaba.