En un mundo donde la realidad se desvanece en las sombras, una única verdad permanece: el destino siempre tiene la última palabra...
Después de conocer a Carlos en la biblioteca, Laura se enamora locamente de él, pero su amor pronto se convierte en una obsesión peligrosa. A medida que su comportamiento se vuelve cada vez más extremo, Carlos se ve obligado a alejarse y obtener una orden de alejamiento. Pero cuando Laura no puede aceptar el rechazo, lleva su obsesión al límite, desencadenando una cadena de eventos que cambiarán sus vidas para siempre.
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Capitulo 2: Travesía en la Oscuridad
Después de esos encuentros en la biblioteca, Laura no podía sacar a Carlos de su mente, cada momento libre que tenía, su mente automáticamente se dirigía hacia él.
Se encontraba revisando constantemente su celular en busca de mensajes nuevos, esperando ansiosamente cualquier excusa para volver a verlo.
Con el tiempo las interacciones con Carlos se volvieron más frecuentes.
Laura encontraba pretextos para pasar por la biblioteca con la esperanza de encontrarlo allí. Y cuando lo encontraba, su corazón daba un vuelco de emoción y nerviosismo.
Las conversaciones con Carlos se volvieron el centro de su universo.
Laura guardaba de cada una de sus palabras, buscando pistas sobre sus pensamientos y sentimientos, cada gesto amable de Carlos la llenaba de alegría y cada mirada fugaz la hacía sentir como si estuviera flotando en el aire.
Sin embargo, cuanto más tiempo pasaba con Carlos, más profunda se volvía su obsesión.
Empezó a buscarlo en las redes sociales, viendo cada foto y comentario en busca de pistas sobre su vida.
Se encontró imaginando nuevos futuros encuentros con él, planeando cada detalle en su mente como si estuviera obsesionada con la idea de estar con él.
A medida que su obsesión crecía, Laura comenzó a descuidar otras áreas de su vida, dejó de salir con sus amigos con la misma frecuencia, prefiriendo pasar su tiempo libre pensando en Carlos o planeando su próximo encuentro.
Incluso su trabajo comenzó a verse afectado, ya que su mente siempre estaba en otro lugar, perdida en fantasías sobre una vida junto a Carlos.
A pesar de los avisos de sus amigos y familiares sobre su comportamiento cada vez más preocupante, Laura no podía detenerse. Estaba tan profundamente atrapada en su obsesión con Carlos que no podía ver más allá de su deseo de estar con él, cueste lo que cueste.
Se obsesionó hasta el punto de seguirlo en secreto y aprendiendo todo sobre su vida a través de las redes sociales.
Ese encuentro casual en la biblioteca había sido el inicio de la obsesión de Laura por Carlos. Desde aquel día, se había convertido en una sombra sigilosa, siempre al acecho, esperando el momento adecuado para acercarse un poco más a él.
Laura había memorizado cada detalle de la vida de Carlos, sabía dónde vivía, dónde trabajaba, que comía, con quien estaba o con quien se encontraba y cuáles eran sus pasatiempos favoritos.
Estudiaba sus fotos y movimientos en las redes sociales como si fueran un arte sagrado, buscando más pistas sobre su personalidad, sus gustos y sus deseos más íntimos.
Hasta que un día unas voces en su cabeza le dijeron a Laura que tenía que enviar mensajes anónimos a Carlos a través de sus redes sociales con todo este descubrimiento, se encontraba extasiada con lo que podía hacer, empezó a enviar los mensajes, continuó enviándole más y más, hasta que se volvió más persistente y amenazante.
Cada vez que veía a Carlos una mezcla de emoción y ansiedad se apoderaba de ella. Se esforzaba por controlar sus impulsos y parecer indiferente, pero por dentro ardía un fuego incontrolable de deseo, obsesión y posesión.
Sin embargo Laura sabía que debía ser cautelosa, no podía permitir que Carlos sospechara de sus verdaderas intenciones.
Por eso, se mantenía en una calma casi inexistente y esperando el momento adecuado para ser parte de su vida de una vez por todas.
Un día, mientras Laura seguía a Carlos por las calles del pueblo, lo vio entrar en una cafetería acogedora. Laura se sintió emocionada por la oportunidad de volver a estar cerca de él, pero también nerviosa por otro reencuentro. Sin embargo, su obsesión superó sus temores y decidió seguirlo dentro.
Laura se sentó en una mesa cercana, intentando parecer casual mientras observaba a Carlos desde la distancia.
Su corazón latía con fuerza mientras lo veía hablar animadamente con el camarero y luego sumergirse en su lectura.
Después de un rato, el camarero se fue, Laura aprovechó la oportunidad para acercarse, cuando se levantó varias personas se sentaron en su lugar, se sintió muy ansiosa por esta gran oportunidad ya que la cafetería se llenó de gente, ella aprovecharía eso para poder sentarse con él y así hablarle.
Con el corazón en la garganta, se dirigió hacia él, tratando de contener su emoción y mantener la compostura.
—Hola, disculpa Carlos— dijo con voz temblorosa, llamando su atención.
Carlos la miró con sorpresa, y le sonrió, Laura sintió una oleada de ansiedad recorrer su cuerpo.
—¿Podría... podría sentarme contigo? Es que ya no hay lugar y quería tomar un café— preguntó tímidamente.
Carlos la miró con cautela, sin estar seguro de qué decir, miró alrededor y se dio cuenta de que el lugar estaba lleno.
Por un momento, Laura temió haber arruinado todo con su impulsividad, pero luego él asintió con una sonrisa amable y le indicó que se sentara.
A medida que Laura tomaba asiento frente a él, se sentía abrumada por la emoción de estar tan cerca de Carlos.
Su obsesión por él había alcanzado un nuevo nivel muy alto, y no había vuelta atrás, Laura se esforzó por mantener una conversación sobre libros con Carlos, aunque por dentro estaba eufórica por estar sentada frente a él.
El tiempo pasaba y Laura se sentía cada vez más confiada con la charla. Carlos disfrutaba de su compañía, más si la charla se trataba de libros y eso la impulsaba a seguir adelante con su plan de acercarse más a él.
Cuando finalmente se despidieron, Laura se fue de la cafetería con una sensación de éxtasis y determinación.
Estaba decidida a hacer todo lo posible para ganarse el corazón de Carlos, incluso si eso significaba cruzar límites peligrosos y adentrarse en terreno desconocido.
Mientras caminaba por las calles del pueblo, la oscuridad de la noche se posó sobre ella, pero Laura no sentía miedo, al contrario se sentía llena de energía y estaba impulsada por una fuerza más poderosa: la obsesión por Carlos que la consumía por dentro y la llevaría a lugares que nunca había imaginado.
Laura regresó a casa con la mente llena de pensamientos sobre Carlos, se pasó horas repasando cada detalle de su encuentro en la cafetería, reviviendo cada palabra que habían intercambiado una y otra vez.
Decidida a mantenerse cerca de Carlos, Laura comenzó a planear sus siguientes movimientos.
Consultó las redes sociales una vez más en busca de información adicional sobre él y buscó oportunidades para coincidir "casualmente" en otros lugares donde sabía que él estaría presente, se aseguraba de aparecer en la biblioteca, en la cafetería o en el parque, siempre esperando una oportunidad para cruzarse con él.
Con el paso de los días, Laura se sumergió cada vez más en su obsesión por Carlos.
Pasaba horas observando sus fotos en línea, imaginando una vida juntos, llena de amor y felicidad. Sin embargo, en su mente, la línea entre la realidad y la fantasía comenzaba a difuminarse, Laura se sumergía cada vez más en un mundo de su propia creación.
La obsesión de Laura por Carlos crecía más y más, también lo hacía su desesperación por ganarse su atención y afecto.
Sin embargo, lo que comenzó como un enamoramiento inocente pronto se convertiría en una peligrosa espiral descendente hacia la obsesión desenfrenada y el comportamiento abusivo..
A pesar de sus esfuerzos, los encuentros con Carlos siempre terminaban en decepción.
Él apenas la notaba, y cuando lo hacía, su mirada era de cortesía más que de interés genuino. A pesar de esto, Laura se negaba a rendirse.
Cada mala suerte solo alimentaba su determinación de ganarse su afecto. Sin embargo, cuanto más se esforzaba por acercarse a Carlos, más lejos parecía estar de alcanzar su objetivo.
Sus intentos de iniciar conversaciones eran torpes, desesperados y sus gestos de coqueteo eran ignorados o mal interpretados.
Pero Laura no se dejaba desanimar, en su mente obsesionada, Carlos era el único que importaba y estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para tenerlo a su lado.
Las semanas pasaban y Laura se volvía más audaz en sus intentos de acercarse a Carlos.
Laura se encontraba en un estado de constante excitación y ansiedad, cada vez que veía a Carlos, su mente se nublaba. Pero, a pesar de sus esfuerzos, nunca parecía ser suficiente para llamar su atención, no de la manera que ella deseaba.
Él continuaba siendo amable pero distante, sin dar señales de un interés romántico en ella. Un día Carlos comienza a notar la presencia constante de Laura, se sentía incómodo con su atención no deseada y desconcertado por sus intentos persistentes de acercarse a él, pero no comprendía la verdadera magnitud de su obsesión.
Carlos comenzó a recibir mensajes en sus redes sociales de un perfil desconocido. Al abrirlo, quedó horrorizado al descubrir que el remitente parecía saber todo sobre su vida: dónde vivía, dónde trabajaba, incluso detalles íntimos que nunca había compartido públicamente.
Al principio, Carlos pensó que se trataba de una broma de mal gusto, pero cuando los mensajes se volvieron más persistentes y amenazantes, comenzó a sentir miedo por su seguridad.
Decidió investigar más a fondo y descubrió que el perfil pertenecía a Laura, la chica con la que había estado hablando en la biblioteca y en la cafetería, resulta que todo este tiempo lo estuvo siguiendo y acosando durante semanas sin que él se diera cuenta.
Carlos se sintió devastado y traicionado. No podía creer que alguien hubiera invadido su privacidad de esa manera, y mucho menos que fuera alguien que él conocía.
La noticia golpeó a Carlos como un balde de agua fría. Se sintió invadido, traicionado y furioso al descubrir que Laura ha estado siguiendo lo y vigilando lo de cerca. La confianza que había comenzado a construir en ella se desvaneció instantáneamente, reemplazada por una sensación de paranoia y desconfianza.
Con el corazón lleno de dudas y preocupaciones, Carlos decidió confrontar a Laura tratando de mantener la calma.