Destino

Ya habían pasado quince minutos desde que inició el ascenso. Cada vez hacía más frío y Dairys odiaba cada vez más ese vestido. El celular había perdido por completo la señal y solo podía ver las luces distantes de la ciudad a sus pies.

De pronto pensó que, quizás la última persona que la había visto subir, había advertido a alguien para que la ayudara. Era su última esperanza...

Otros diez minutos pasaron y pudo ver entre la oscuridad de la noche las luces tenues de la estación final del teleférico. Al llegar se bajó, porque la línea que bajaba estaba del lado opuesto. Era una suerte que conociera la estación tan bien. Al bajar, intentó ver si había alguien allí, quizás un trabajador de turno:

- ¡Hola! ¿Hay alguien aquí? - no obtuvo respuesta.

Bajó unas escaleras para ir al otro lado de la estación, dónde podría esperar la cabina que bajara. Tenía las manos completamente heladas y la piel de gallina. Cuando llegó al punto donde debía tomar la cabina se aterrorizó, no se movía. Estaba completamente desactivada. Intentó nuevamente usar su celular, y no hubo suerte.

Necesitaba encontrar un teléfono fijo, un radio o algún método para pedir ayuda. Giró sobre sus talones para buscar el teléfono, estaba muy asustada y distraída con sus propios pensamientos, tanto, que no se dió cuenta que alguien se acercaba hasta ella.

- Disculpe señorita, ¿está bien? - Un hombre muy alto, de aspecto fuerte, cabello negro, vestido con un impecable traje azul marino, se paraba frente a ella

- ¡Ahhhhh! - Dairys soltó un grito inesperado por la sorpresa de encontrar a alguien de repente, soltó su celular, debido al susto, y llevó sus manos a su pecho

- Tranquila, no quise asustarte - El hombre se agachó para tomar el celular. - Creo que no le pasó nada a tu teléfono- y le ofreció el aparato para que lo tomara

- ¡Disculpa! me tomaste por sorpresa - Dairys pudo ver unos hermosos ojos grises mientras el hombre se levantaba ante ella. - ¿Eres la persona de antes? ¿que me hizo señas abajo?-

- Si, traté de advertirte que no entraras a la cabina, pero parecias estar en otro mundo.

- ¡Lo siento! Tienes razón, estaba en otro mundo - Dairys se abrazó a si misma al terminar la frase.

- Debes tener frío - Se quitó la chaqueta del traje y se la colocó sobre sus hombros. El perfume de este hombre la envolvió enseguida y era absolutamente intoxicante y seductor. - Mi nombre es Leonel, por cierto.

- ¡Gracias! Mi nombre es Dairys Levi - Dairys ofreció su mano a Leonel

- Un placer señorita Levi - y estrechó su mano. - La verdad soy nuevo por aquí, antes de subir advertí a algunas personas, así que supongo que esto se empezará a mover en cualquier momento, creo que podríamos entrar a la cabina a esperar.

Dairys asintió y se dirigieron a la cabina. Al entrar, tomaron asiento uno frente al otro.

- ¿Tienes por hobby perderte en lugares inhóspitos por las noches? - preguntó Leonel con una encantadora sonrisa

Dairys no pudo evitar reír. - A veces también lo hago en barrios peligrosos - bromeó ella - En todo caso, gracias.

De verdad estaba aliviada de que ese extraño la hubiese seguido hasta allí, aunque no comprendía del todo sus razones para hacerlo... quizás solo era una buena persona.

- Creo que tendré problema si te sigo nuevamente - continúo Leonel con la broma y ambos rieron. Ella no lo había notado, pero estaba temblando de frío.

-¿Por qué no vienes hasta acá? si estamos cerca, no sentirás tanto frío - Dijo Leonel.

Dairys dudo un poco, pero la verdad es que los temblores estaban siendo difíciles de controlar, así que finalmente le hizo caso y se sentó a su lado.

- Para ser honesto tengo un motivo secreto...- Dairys alzó la mirada sorprendida para verlo. - ... yo también tengo frío y tú tienes mi chaqueta- Ella se rió de su tontería, mientras Leonel aprovechó de pasar su brazo sobre sus hombros, lo cual hizo que Dairys se tensara de inmediato.

- Tranquila, no como gente... a esta hora - Ella sonrió con su cabeza sobre el pecho de Leonel, era tan cálido, y su aroma estaba enloqueciendola.

- ¿A qué te dedicas Leonel? Supongo que también estabas en la fiesta - preguntó Dairys

- Negocios...- respondió él. - y tú eres una fotógrafa famosa, tampoco es que necesitas mucha presentación.

Dairys se tensó nuevamente al darse cuenta que él sabía mucho más de ella que ella de él. Por alguna razón que no terminaba de comprender, eso la ponía nerviosa.

- No pude evitar notar que parecias huir de algo- señaló Leonel.

- Realmente de alguien... por estar huyendo, terminé en este problema - Leonel dibujó una sonrisa en su rostro al oír estas palabras que Dairys no fue capaz de percibir.

- Debo agradecer a esa persona, porque me dió la oportunidad de venir por ti Dairys - Su tono ya no sonaba tan amigable, sino un poco posesivo, y al terminar la frase la presionó más sobre su cuerpo

Dairys intentó sonar tranquila, y que no se notarán sus nervios, después de todo, estaba en los brazos de un desconocido en un lugar donde nadie la escucharía gritar.

- ¡Es una persona que no vale la pena! mucho menos vale un agradecimiento. Dijo ella en un tono sin emoción.

Leonel justo iba a abrir la boca para decir algo cuando la cabina comenzó a moverse. Frunció el ceño y miró su reloj sin que Dairys lo notara. Ella aprovechó la oportunidad para separarse de él.

- ¡Al fin! saldremos de esta nevera - dijo Dairys enderezandose en el asiento, Leonel la miró y sonrió.

Luego de veinte minutos estaban de nuevo en la estación del hotel.

- ¿Te bajas acá? - Preguntó Leonel

- No, creo que seguiré, han sido suficientes aventuras por hoy - La verdad no quería encontrarse nuevamente con Daniel - ¡Gracias por buscarme! si algún día necesitas una fotógrafa, estaré más que dispuesta en devolverte el favor - le dijo entregándole su tarjeta de presentación.

- ¡Gracias! lo tendré presente - dijo Leonel bajando de la cabina.

Dairys se despidió con la mano, mientras volvía a avanzar, sumergiéndose de nuevo en la oscuridad, hasta que se dió cuenta, se había quedado con la chaqueta.