EL AMOR DESCUIDADO

Arumi ayudó a su tía a preparar la cena, mientras se secaba las lágrimas, Arumi sirvió la comida en la mesa.

Gibran, que había terminado de vestirse, vio a Arumi llorando. Se acercó a su esposa y la abrazó por la cintura desde atrás.

Gibran besó la mejilla de Arumi y secó sus lágrimas con los dedos.

"¿Por qué lloras? ¿He hecho algo mal?", susurró Gibran.

"Extraño a papá y a mamá", murmuró Arumi, pero Gibran aún pudo escucharla.

"Pasado mañana iremos a Jogja, primero terminaré el trabajo mañana. Tomaremos unas vacaciones de dos días, ¿sí?"

"Prefiero ir sola, Mas".

"Papá y mamá lo malinterpretarán. Seguro que pensarán que tenemos problemas".

"Les explicaré todo".

Gibran volteó a Arumi hacia él. Le limpió las lágrimas restantes de las mejillas a su esposa.

Gibran sonrió y besó los labios de su esposa. Pero el hombre se sorprendió porque Arumi no respondió.

Normalmente, si Gibran besaba los labios de Arumi, su esposa respondía besando los labios de Gibran repetidamente.

Sintiéndose extraño, Gibran volvió a besar los labios de Arumi, esta vez dos veces, pero Arumi permaneció en silencio sin responder. Arumi incluso bajó la cabeza.

"Arumi...", llamó Gibran. Tomó la barbilla de Arumi y la levantó para que la mujer lo mirara a la cara.

"¿He cometido un error?"

"Mas es quien puede responder, ¿Mas siente que ha cometido algún error?"

"Cariño, dijiste que no se deben responder preguntas con preguntas, pero tú misma lo estás haciendo".

"Lo siento, Mas. Tengo hambre. Comamos de nuevo".

Durante la comida, ni Arumi ni Gibran emitieron ningún sonido. Ambos estaban inmersos en sus propios pensamientos. Normalmente Arumi es la más habladora y parlanchina.

Gibran observaba el rostro de su esposa en silencio. Aún se preguntaba, ¿qué está pasando? ¿Por qué su esposa está tan callada hoy?

Después de la cena, Gibran entró en su estudio. Se despidió de Arumi, y volvió a besar la frente de su esposa.

Gibran estuvo una hora en su estudio. Arumi, que pasaba el tiempo mirando televisión, se aburrió. Apagó el televisor y caminó hacia la habitación. Cuando estaba a punto de entrar en la habitación, escuchó la voz de Gibran que estaba hablando por teléfono.

Normalmente a Arumi no le importaba, pero esta vez quería saber de qué estaba hablando su marido. Arumi se acercó y pegó la oreja a la puerta.

"No te enfades Joana. Estaba muy cansado. Mañana antes de ir a la oficina, iré a verte, cariño."

Arumi se agarró el pecho que le dolía al escuchar a Gibran llamar "cariño" a otra mujer.

"Recuerda, cariño... solo te amo a ti, antes, ahora y siempre. Nadie puede reemplazar mi amor por ti. Arumi es solo una mujer mimada, no me gustan las mujeres mimadas, derrochadoras y que solo saben maquillarse."

".............."

"No es un cumplido, Joana. Sabes que solo tú eres la mujer que puede robar mi corazón."

"............"

"Arumi, nunca la he amado. Solo actúo como un buen marido y trato de cumplir con mis obligaciones."

Arumi respiró hondo. Escuchar las palabras de Gibran le oprimió el pecho. Entró lentamente en la habitación, incapaz de escuchar el resto de las palabras de Gibran.

"Debo ser fuerte, no debo mostrar mi lado débil a Mas Gibran. Si él ha podido mentirme todo este tiempo, ¿por qué yo no puedo fingir que no sé sus mentiras?", murmuró Arumi.

A las diez de la noche Gibran entró en la habitación. Vio a Arumi que ya se había dormido dándole la espalda a la puerta.

Gibran se subió a la cama y abrazó la cintura de su esposa. A Arumi siempre le gustaba abrazarse al dormir. Escondía su rostro en el pecho de Gibran.

"Cariño, ¿ya estás dormida? No quieres esto, ¿verdad?", susurró Gibran al oído de Arumi mientras la besaba.

Arumi, que solo fingía dormir, escuchó todas las palabras de Gibran. Si antes seguramente se hubiera metido directamente en los brazos de Gibran, no ahora.

Arumi había decidido no ser mimada más a partir de hoy. Gibran dijo que no le gustan las mujeres mimadas. Así que Arumi quería demostrarle a Gibran que ella también podía ser independiente.

Gibran volteó el cuerpo de Arumi hacia él. Besó los labios de Arumi para que su esposa se despertara.

Arumi trató de resistir, no quería ceder a la actitud de Gibran. Suficiente ha sido engañada todo este tiempo por la dulce actitud de su marido.

"Arumi, sé que solo estás fingiendo dormir. Desde la tarde veo que tu actitud es diferente. ¿He hecho algo mal? Si es así, por favor dilo. No te quedes en silencio".

Arumi ignoró las palabras de Gibran. Mantuvo los ojos cerrados. El hombre se molestó por eso.

Gibran se levantó de la cama. Se paró junto a la cama.

"Escucha Arumi, estoy seguro de que me estás ocultando algo. Si no quieres decirme todo eso, prefiero dormir en la habitación de invitados. ¿Cómo podría estar en la misma cama con una mujer que no quiere ver tu rostro?"

Gibran salió hacia la habitación de invitados. Antes de cerrar la puerta, miró hacia atrás con la esperanza de que Arumi lo persiguiera.

Cuando Gibran estaba molesto y enojado con Arumi, dormía en la habitación de invitados. Normalmente Arumi venía a persuadirlo.

Al no ver que Arumi lo seguía, Gibran entró en la habitación con el corazón cada vez más preguntándose.

Continuará