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Un Huracán En Mi Vida

Un Huracán En Mi Vida

Status: En proceso
Genre:Romance / Fantasía / Venganza / Sistema / Traiciones y engaños / Reencarnación / Completas
Popularitas:16
Nilai: 5
nombre de autor: Deyse Baptista Pires

Mary Stuart pensaba que era feliz. Tenía un buen trabajo, un marido que la quería y ahora estaba embarazada; su sueño de tener una familia parecía hacerse realidad. Hasta que su mundo se derrumbó. Descubrió que su marido la había engañado con su amiga y socia, y que los dos le estaban robando en la empresa.

Para colmo, anunciaron un huracán, y la noticia provocó lo que ella no quería: un enfrentamiento con su marido. Él se fue de casa, pero el huracán llegó al día siguiente. En medio de la furia del viento, él llamó diciendo que iría por ella y le pidió que bajara y lo esperara en la acera, y ella le creyó.

Ella vio el coche acercarse y corrió en medio del viento por la acera, pero él no se detuvo: la atropelló violentamente y se marchó. Ella sintió cómo su vida y la de su hijo se desvanecían, y murió. Cuando despertó, estaba en una sala con varias personas y recibió un número. Llamaron su número y ella tuvo una nueva oportunidad, pero esta vez tendría que tomar una decisión y no podía equivocarse.

NovelToon tiene autorización de Deyse Baptista Pires para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 1

Casada hace tres años, finalmente salí del consultorio con una buena noticia: estoy embarazada de mi primer hijo. Era nuestro sueño desde la secundaria, casarnos y tener nuestra propia familia.

Nos graduamos y, tan pronto como estuvimos seguros en el empleo, nos casamos. Ahora tendremos nuestro bebé. Es el momento adecuado, somos prósperos y tenemos nuestra propia empresa de diseño gráfico, publicidad y marketing. Yo soy la diseñadora y él se encarga del marketing, tenemos un tercer socio, socia en realidad.

Mark, mi marido, en los últimos días ha estado tan ocupado que no consigue llegar a casa para la cena y no he podido contarle sobre el bebé. Sonja, nuestra socia, trabaja directamente ligada a él, pues es él quien consigue los clientes y ella prepara las estrategias de publicidad, entonces entro yo, preparando todo lo que va para internet.

Últimamente, he notado que están trabajando más, pero no me han llegado los proyectos y, por eso, resolví pasar por su sala después del expediente.

— ¿No va a bajar, Sra. Stuart? — preguntó mi secretaria, viendo que no seguí hacia el ascensor común.

— Necesito verificar unos archivos, puedes ir delante. — No sé por qué mentí.

Creo que estoy desconfiada de algo y no quiero admitirlo, tanto que subí las escaleras hasta el piso superior, donde queda la oficina de ellos que son lado a lado. Llegué sin hacer ruido y el corredor y las otras salas estaban vacías, solo la oficina de él estaba encendida.

Oí voces y me aproximé despacio y oí lo que no quería:

— ¿Estás seguro, Mark?

— Claro que sí, ella ni desconfía. La estoy retirando de los proyectos y aplicando lo que sería su parte en fondos de inversión de la empresa. El lucro ha sido cierto y es todo nuestro.

— Pero los clientes notaron la diferencia, nosotros dos no somos tan buenos como ella.

— Es solo que nos perfeccionemos un poco más. Ahora, para de hablar y dame aquel beso que solo tú sabes dar.

Oí los sonidos del revolcón de ellos y sentí asco. Volví por el camino por donde vine y cuando llegué de vuelta a mi oficina, accedí a través del computador las imágenes de la cámara oculta en la oficina de él y asistí, impactada, a los dos teniendo sexo sobre la mesa.

¡Qué indecencia!

Cuando colocamos aquella cámara allí, así como la que hay aquí, fue como una medida de seguridad contra robos, pero o él olvidó o está muy confiado en sí mismo y que yo jamás desconfiaría. Mi rabia fue mayor que la pena por ser traicionada.

Ellos no estaban solo teniendo una aventura, estaban robándome y dejándome fuera de la sociedad. Eso no podía quedarse así. Aproveché que estaba en el computador y hackee el computador de él. Yo siempre hice eso cuando necesitaba alguna información y no tenía tiempo de esperar por él.

Él estaba tan involucrado que no apagó el computador y pude ver todo lo que él estaba haciendo antes de la canallada.

— Aquí está, un total de cinco proyectos que no me pasaron.

Conseguí bajar los proyectos, firmados por los dos y vi que estaba bien por debajo del nivel. Ellos saben hacer, pero no son profesionales. Copié todo y coloqué en una carpeta en la nube. Después abrí los tales fondos de inversión y ya que era mi parte del negocio, transferí todo para mi cuenta particular como pago de comisión debida. Cerré todo, satisfecha y me fui.

Llegué a casa y él ya había avisado que llegaría más tarde. Preparé una comida rápida para mí y fui a tomar un baño antes de comer. Cuando volví, él estaba comiendo el único plato que hice.

— ¿No dijiste que llegarías más tarde?

Él miró para mí con cara de desentendido y boca sucia de salsa.

— Pero ya es tarde… además, gracias por la comida, está deliciosa.

Me quedé observándolo comer con la mayor cara de inocente, como si no hubiese acabado de traicionarme con aquella traidora que se decía mi amiga. Desgraciado, necesito pensar en un buen plan para dar la vuelta por encima.

Vi que él se levantó y dejó el plato en el fregadero, ni siquiera pensó en limpiar la suciedad que hizo. Cuando pienso que cuido de él tan bien y él nunca dio valor, nunca agradeció, siempre consideró mi obligación, me duele el alma. ¿Cómo puedo tener un bebé en medio de esta situación?

Él pasó por mí y besó mi mejilla.

— Estoy exhausto, voy a tomar un baño y a caer en la cama, buenas noches.

Como si yo no supiera cómo él quedó tan cansado. Fui hasta la nevera y cogí los ingredientes para hacer un sándwich. Llené un vaso de jugo de uva y, en vez de cenar, merendé. Fui para la sala y encendí la TV para ver el último noticiero.

“El huracán Alice está avanzando por el litoral y debe llegar a nuestra costa en 24 horas. Los meteorólogos tienen la esperanza de que los vientos contrarios, viniendo del golfo, lo detengan antes de que lleguen a Florida."

— Dios mío, cómo ni percibimos eso. — pensé que era mejor avisar a Mark — ¡Mark! ¡Mark! — llamé.

Él vino por el corredor, aún secando los cabellos con la toalla y vistiendo solo el pantalón del pijama. Noté que él estaba con una barriguita formándose.

— ¿Qué pasa, Mary, por qué estás gritando? Avise que estoy cansado y voy a dormir.

— Deja de mal humor y ven a ver, están anunciando un huracán para mañana.

— ¿Y yo con eso?

— Va a pasar por aquí y necesitamos refugiarnos, podíamos ir para la hacienda de papá, si salimos ahora, llegaremos allí en cinco horas.

— Estás loca, si el huracán pasa, no nos alcanzará, estamos en el 13° piso. Quieres saber, yo voy a dormir, buenas noches.

— Puedes ir, sé bien por qué estás cansado, — hablé, irritada — pero mañana, no digas que no avisé. Además, ¿será que tu querida Sonja está sabiendo del huracán?

¡Oh boca!

Él estaba volviendo para confrontarme, cuando el celular de él tocó y él corrió para el cuarto y yo solo oí que él hablaba bajito:

— No te preocupes, no debe pasar por aquí… todo bien, si empeora, yo voy a buscarte.

Él desligó y volvió hasta la sala, no olvidó lo que iba a hablarme.

— ¿Qué quieres decir con: saber lo que yo estaba haciendo?

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