¡ATENCIÓN NOVELA EN EMISIÓN!
Alana Rosental, una chica estrovertida, hija de Evans Rosental, considerado en su juventud uno de los mejores hechiceros del mundo, esta por casarse con su novio Joan Black, pero la repentina muerte de su padre cambiara el rumbo de su vida.
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Alana
Alana Rosental, es una chica extrovertida, de largos cabellos negro azulado y ojos azules profundos, hija de Evans Rosental, un poderoso hombre de negocios y también en su juventud fue conocido como uno de los mejores hechiceros del mundo, Alana heredo la belleza de su difunta madre y los poderes de su padre, el fuego es su magia, aunque no es algo de lo que presuma, tampoco la fortuna de su familia, a ella le gusta su libertad, viajar por el mundo y divertirse de diferentes maneras, entre ellas cazar seres que intentan perturbar la paz de personas indefensas, su vida es perfecta a pesar de haber carecido del amor de su madre, su padre siempre estuvo al pendiente de ella y la consintió dándole todos los lujos a su alcance, pero también le enseño a ser humilde y bondadosa con todos.
Alana está comprometida con Joan Black, su novio de tres años, lo conoció en uno de sus viajes y para ella fue amor a primera vista, Joan era guapo, atlético, divertido, muy similar a ella, tenían muchas cosas en común, por lo que no tardaron en hacer oficial su noviazgo y dos años después decidieron comprometerse, ahora solo están a unas semanas de su boda, está casi todo listo, será una gran boda, mejor dicho, la boda del año de Amatista, uno de las ciudades más acaudaladas del país de Violet.
- Alana\, hija\, ¿Estás segura? – Pregunto Evans Rosental\, había citado a su hija a su oficina\, para hablar sobre aquella boda que está a solo unas semanas de efectuarse\, aún tenía dudas sobre ese matrimonio.
- Por supuesto\, papá\, ya hemos hablado de esto- Dijo cruzando los brazos\, sentada en una de las sillas del otro lado del escritorio de su padre. - ¿Acaso es por el estatus de Joan? Papá sé que no es una familia acaudalada\, pero él es el indicado para mí\, tenemos tantas cosas en común…- Dijo de manera risueña\, Evans asintió ante aquella respuesta.
- Sabes que su estatus no es importante\, al menos no para mí\, lo único que me importa es que te haga feliz- Se puso de pie y camino hacia a ella\, Alana sonrió y se puso de pie- Eres mi preciada hija pequeña- La abrazó\, Alana respondió alegre a aquel abrazo.
- Gracias\, papi\, te aseguro que Joan es el hombre ideal para mí- Dijo en susurro.
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Alana llegó a casa, vivía en una gran mansión, la más grande de la ciudad, todo debido al estatus de su padre, no solo era un gran hombre en negocios, su pasado era asombroso al ser uno de los hechiceros más poderosos del mundo, bien pudo convertirse en el gobernante del país Violet, pero él no quiso tal título, solo quería ser feliz con su amada familia, saco su teléfono y realizo una llamada, pasaron varios segundos sonando, hasta que le desviaron su llamada.
- ¿Por qué no contestas? - Pregunto molesta mirando el teléfono\, pensaba hacer nuevamente la llamada\, pero escucho risas provenientes de la sala\, camino hacia aquel lugar y se encontró con dos mujeres y un hombre.
- ¡Oh! Alana- Dijo la mujer mayor de cabellos cobrizos y ojos claros\, vestía un vestido elegante color rosa\, Alana sonrió y su mirada se fijó en la pareja sentada una a lado de la otra\, la mujer sonrió con ternura y se puso de pie\, se acercó a ella y la abrazo.
- ¡Hola\, hermanita! - Dijo abrazando a Alana\, aquella chica de cabellos castaños y ojos claros\, cortos hasta los hombros.
- Hola\, Dana- Contesto\, Dana era la hija de su madrastra Maritza\, aquella mujer de cabellos cobrizos\, miro al hombre que estaba sentado ahí\, era Joan Black\, su prometido\, se acercó a ella y sonrió mostrando su dentadura perfecta.
- Cariño\, te vine a ver y me dijeron que no estabas\, amablemente Maritza y Dana me han hecho compañía- Dijo\, Dana se apartó de su hermana\, Joan aprovechó para darle un beso en la mejilla.
- Ok\, estaba con papá- Respondió aquella chica mirando a su prometido\, Joan era guapo rubio de ojos azules\, alto\, de complexión delgada\, por supuesto tenía músculos\, pero no tantos\, provenía de una familia noble\, sus padres eran maestros de magia.
- ¿Ah sí? – Hablo Maritza extrañada de aquella respuesta\, pues Evans y Alana pudieron haber charlado en casa.
- Ay\, hermanita\, le decía a Joan que estamos muy emocionados por la boda- Hablo Dana\, quien seguía cerca de ellos\, Dana tenía 23 años\, solo dos años menor que Alana\, su padre se casó con Maritza\, cuando ella tenía quince años\, al principio se sintió algo incómoda pues esa boda había traído consecuencias en su pequeña familia feliz\, pero con el tiempo se acostumbró\, Dana empezó a decirle “hermanita” alegando que siempre quiso tener una\, aunque ciertamente para Alana la relación con Dana era solo superficial\, no sentía que realmente fueran hermanas de corazón.
- Sí\, creo que todos lo estamos ¿Necesitas ayuda en algo\, querida? – Pregunto Maritza acercándose de manera elegante.
- No\, gracias\, todo está listo- Respondió Alana rápidamente\, se negó desde un principio a tener la ayuda de aquellas dos mujeres\, tal vez acepto el matrimonio de su padre\, pero no a ellas por completo\, las respetaba y les daba su lugar\, pero sin embargo jamás sintió el cariño de ellas como familia.
- Bueno\, los dejamos solos- Dijo Maritza\, tomo a su hija del brazo y salieron de aquella sala
- ¿Qué pasa? – Pregunto Joan al ver a su prometida algo molesta.
- Nada\, sabes que no son de mi agrado total- Camino con él hasta el sofá donde tomaron asiento.
- Son parte de tu familia\, Alana- Dijo tomando sus manos\, Alana suspiró\, en eso era en lo único que no concordaba con Joan\, pero no le importaba\, no iniciaría una conversación a la que no llegaría a ningún lado- Hey\, espera…- Dijo Joan mirando a los lados\, Alana se sentaba a ahorcajadas sobre él\, coloco sus manos alrededor de su cuello. - Alana\, pueden vernos- Dijo con el ceño fruncido.
- Tranquilo…será rápido- Dijo divertida\, mientras se acercaba para besarlo\, Joan respondió al beso titubeante\, coloco sus manos alrededor de la cintura de aquella chica.
- No- La aparto bruscamente\, Alana casi cae al suelo\, soltó un pesado suspiro y lo miró- Debemos comportarnos en tu casa- La amenazó\, Alana cruzo los brazos\, Joan se había vuelto demasiado reservado últimamente\, antes el lugar no era un impedimento para tener sexo.
- Bueno… Vamos a mi recamará- Se acercó a ella y lo jalo del brazo\, Joan comenzó a reír\, se acercó a ella y besos sus labios.
- Cariño\, me encantaría\, pero debo ir a ver a mis padres- Dijo mostrando su teléfono\, un mensaje de su padre citándolo en media hora en cierto lugar\, Alana frunció el ceño.
- Bien\, ¿Nos vemos está noche? – Pregunto\, Joan lo pensó por unos momentos y luego asintió\, se despidió de un largo beso\, provocado por ella y después se marchó.
Alana miro a su prometido marcharse, fue rápidamente a su recamará, hacía días que no tenía sexo con Joan, ambos habían estado ocupados con la boda entre otras cosas, se acostó en la cama mirando al techo, realmente se sentía frustrada, desde que se conocieron el sexo era algo normal entre ellos y le fascinaba sentía que sus cuerpos se complementaban, además de que lo amaba tanto, suspiro, llevó sus manos a su entrepierna y comenzó con sus caricias, su excitación comenzó a crecer, jadeo el nombre de Joan, tocaron la puerta para su mala suerte, ella gruño frustrada, se levantó y abrió molesta.
- Señorita\, llegó su vestido- Dijo una de las empleadas\, el enojo de Alana se desvaneció\, dejo que entraran con aquel costoso vestido\, estaba emocionada.
Ella miro aquel vestido era color blanco, aunque ella no quería ese color, fue por Joan que así lo quiso, pero no le importo, el diseño era perfecto, tomo su teléfono y envió un mensaje a su amado, diciéndole que ya tenía el vestido, él solo le respondió con un “Ok” frunció el ceño, pero tal vez se debía a que estaba con sus padres.
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Evans Rosental, estaba camino a casa, a pesar de su estatus era muy poco de tener guardaespaldas, no le gustaba, se sentía incómodo, pero aquella noche tal vez hubiera sido lo mejor, freno bruscamente frente a él había un hombre encapuchado, Evans salió del coche, estaba lloviendo, miro al hombre estar parado en medio de la calle.
- ¿Qué es lo que quieres? – Pregunto Evans mientras se quitaba su saco\, a pesar de ya ser un hombre mayor seguía conservando un buen físico\, el hombre enemigo no respondió\, solamente ataco.
Evans comenzó a esquivar los ataques de ese hombre, su velocidad aumentaba con cada ataque, así que ese hombre no dudo en usar su elemento para contraatacar, el fuego rodeo sus puños que no se apagaba a pesar de la fuerte tormenta, sus golpes atravesaban a ese hombre quien termino siendo vencido en un par de minutos, Evans suspiró, se acercó a él para cerciorarse de que siguiera con vida, así lo necesitaba pues tendría que interrogarlo, tenía enemigos lo sabía, pero era extraño que lo atacaran, al estar cerca de ese hombre bajo la guardia cuando trato de quitarle la capucha, sintió un fuerte dolor en su pecho, miró, ese hombre le había atravesado con una daga dorada, escupió una gran cantidad de sangre, mientras aquel encapuchado se levantaba, saco aquella daga sin piedad, miro como el hombre caía al suelo desangrándose, permaneció ahí hasta que Evans Rosental quedara sin vida.
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