Raquel Castellano es una adolescente de 15 años, muy dulce y noble.
Le encanta montar a caballo y practica equitación en su hacienda.
Vive con su papá, su mamá y su hermana Laila que es 3 años mayor que ella.
Tobias Lombardi es un magnate de la industria alimentaria, le gusta tener el control de todo lo que le rodea.
Es amargado, tiene un corazón frío, manipulador y despiadado.
Es caprichoso y tiene el Ego por las nubes.
Tobias conocerá a Raquel y quedará enamorado a primera vista, al ser Raquel tan joven tendrá que esperar 3 años para poder hacerla su esposa.
Su matrimonio no empezará de la mejor manera y eso dejara cicatrices emocionales en Raquel.
(El contenido de está novela fue editado, las personas que la lean por primera vez pensaran que algunos comentarios no coninciden con lo que dice en el capítulo, eso es porque tuve que editarla para que no la quitaran de la plataforma)
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Amor a primera vista.
Raquel vive en una hacienda de Cuernavaca.
Acaba de ganar un concurso de equitación muy importante en el estado de Chiapas.
...Raquel....
Estoy camino a la empresa de mi padre (está en México) para darle la buena noticia.
Siempre es la primera persona a la que le cuento mis logros.
Se lo diría a mamá pero ella no entiende mucho de estas cosas, además odia que yo entrene con caballos, dice que eso es para hombres.
A mí madre le gustaría que yo fuera como Layla.
Que usa lindos vestidos, se maquilla exageradamente, va a fiestas, socializa, y más importante, odia los caballos.
Olvidemos a Layla.
Bueno realmente no puedo olvidarla porque ella esta a mi lado conduciendo su auto hasta la empresa.
La muy malvada no quería traerme pero le suplique tanto que al final acepto.
Llegamos a la empresa.
Subí a la oficina, la secretaria no estaba en su lugar así que entré corriendo y me lancé a los brazos de mi padre..
— ¿Adivina que?. — Le dije muy emocionada y con una sonrisa de oreja a oreja.
— Hija... estoy... — No lo deje terminar.
— Gané papá, gané. — Le di un beso en la mejilla. Cuando me despegué de él, noté que en su rostro había preocupación.
Solté a mi papá y ví hacia donde su mirada apuntaba.
Había un hombre joven muy guapo, sus ojos azules eran hermosos, había un brillo muy bonito en ellos.
Era alto, con hombros anchos, y su traje lo hacía ver muy elegante.
— Lo siento no quise interrumpir. — El hombre no respondió, tenía una mirada muy penetrante, parecía que estaba en trance.
Me dió escalofríos.
— Papá, mi hermana insistió en venir y...— Mi hermana entró y observó al hombre, puso cara de tonta.
Nunca la había visto observando así a un hombre y vaya que sus pretendientes son guapos.
Se le caía la baba por el y eso me pareció muy gracioso así que comencé a reírme pero sin soltar una carcajada.
...Tobías....
Estaba hablando de un tema muy importante con el señor Miguel Castellano.
Una niña entro corriendo.
Al ver eso lindos ojitos negros brillantes y su linda sonrisa sentí que mi corazón quería salirse de mi pecho. Ella dijo algo, no entendí que, solo la observaba como idiota.
Otra joven entró, dijo algo, segundos después la niña reía muy tiernamente.
Esa sonrisa derritió mi corazón, sentí ganas de reír también hasta que...
— Lo siento señor, mis hijas ya se van. — Dijo el señor Miguel Castellano.
¿Sus hijas?. Esto es muy conveniente.
— ¿No me las presentará primero?. — En realidad sólo me interesaba saber el nombre de una de ellas.
— Soy Layla. — Se acerco a mi, me dió un beso en la mejilla y yo se lo regresé.
—Tobías Lombardi señorita. — Usé un tono formal y amable a la ves. Voltee a ver a su hermana, ella no decía nada.
— Ella es Raquel la menor. — Confesó su padre.
¿Raquel?, tan hermosa como su nombre.
— Mucho gusto señor, lamento haber interrumpido su reunión. Papá me voy ahora.—Caminó hacia la puerta, la observé hasta que salió.
— Layla ve con tu hermana. — Le ordenó mi futuro suegro.
— Si papá. _ Layla también salió.
— Sus hijas son hermosas. ¿Que edad tienen?.—Era lo que más me interesaba saber.
— ¿Porque lo pregunta?.
— Solo dígame.
— Ma mayor 18 y la menor 15.
¿15 años?. Es muy joven.
— Todavía es menor de edad, esperaré por ella.
— ¿Cómo dice?.
— No lo dejaré en la rutina, mañana le enviaré un contrato, firme y sus problemas económicos se resolverán.
— ¿Habla de enserio?. — Preguntó con incredulidad.
— Si, en 3 años vendré a cobrar su deuda. —Salí de la oficina directo a mi hotel.
En tres años serás mía Raquel.
...(Tobías Lombardi de 21 años)....
