15.

Capítulo Quince.

Sueños.

Génesis

Acabo de despertar, ha sido la noche más horrible de mi vida, me remuevo entre las sábanas y una humedad que me recorre entre las piernas me incomoda, tras haber tenido toda la bendita noche completa, llena de sueños húmedos que implicaban al sujeto de sable enorme, que accidentalmente vi ayer.

Mi reciente jefe.

Lo más triste de esto es que en hora y media tengo que presentarme a mi primer día de trabajo. De sólo pensar que lo veré, se me sube la sangre a no sé dónde... ¿Y por qué habrá tenido tamaña erección después de la entrevista conmigo?, ¿Quizás yo le...?¡¡ Nah!! eso es algo imposible.

Salgo de ducharme, sin poder sacar "eso" de mi mente y voy a mi cuarto. Laura aún no ha llegado, así que me decido por hacer un desayuno rápido para las dos, después de vestirme. Realmente no tengo mucho que ponerme, más de la mitad de mi ropa quedó en Denver, porque me mudé de la nada, y no traje mucho conmigo. Igualmente, casi todo eso era obsequio de James, así que mejor andar en trapos que con eso.Opté por ponerme una falda que va por encima de la rodilla ajustándose cómodamente a mis muslos, con una blusa gris, que tiene un poco de escote, unas medias negras y unos zapatos de taco bajo, ya que mi tobillo aún duele, aunque ya se ha deshinchado.

La puerta se abre, una hermosa Laura llega, ojos algo cansados, pero con una hermosa sonrisa, como siempre.

—¡Buenos días mi Santa Gene!—se sienta a mi lado y suspira ...—Muero de hambre, que bueno que hiciste algo para comer, la noche en el club fue de terror, un tipo apareció, es cliente regular de los fines de semana, cuando yo no trabajo...—hizo una cara de disgusto... —Le pidió a tu tocaya que lo atendiera exclusivamente, pero armó un revuelo, cuando ella se negó a darle el otro servicio...

En el club donde la flaca trabaja, las chicas pueden elegir también brindar servicios

"Íntimos", por así decirlo. Laura no lo hace, porque su trabajo sólo es servir tragos detrás de una barra.

—¡Que tipo idiota, pobre la chica que lo deba de soportar, y tu compañera.— tomo mi café y mi móvil suena, aún queda casi una hora para entrar a la oficina. Laura me mira y ve el telefono.

—¡Atiende eso!—me mira y se va a la habitación con el plato de guaffles.

—Hola, sí...

—¡Hoffman, estoy fuera de su residencia! la espero.—¿Qué?, ¿Cómo demonios llegó aquí ese hombre? ... ya veo que este Walton será mi karma, supongo que me lo merezco, debo de tener algo que pagar. Antes de salir, voy al espejo que está en el pasillo y me pinto los labios rojo carmín, acomodo mi cola de caballo alta y reviso si en mi bolso no falta nada.Bajo la escalera lo más rápido que puedo y en en la puerta un Camaro negro me espera. miro a mi alrededor, no quiero que los vecinos piensen cualquier cosa, no hay nadie, así que camino con apuro al auto, ignorando el dolor de mi tobillo.

—¡Buenos días Sta. Hoffman!—un hermoso pelinegro de luceros en el mismo tono me sonríe de lado, y las imágenes de mi sueño nocturno, se reflejan en mis ojos, mientras él baja la ventanilla. Niego con fuerza y rodeo el auto para subirme.

—¡Buenos días, señor Walton!—estoy ansiosa, no por el trabajo que debo realizar, sino por lo que éste hombre se carga en medio de esas piernas.

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