Desnudo, el chico se escondió en los árboles y caminó hacia su guarida, una pequeña cueva que tenía ropa, algo de comida enlatada y agua. Era solo para emergencias. Furioso, pero muy furioso, llamó a su amigo mafioso y aliado.
—¿Kyu?
—Hola Leeteuk, ¿dime en que puedo ayudarte?
—Tengo mucho que pedirte.
—¿Se trata de un trabajito?
—Si, por favor dale una lección a los hombres de mi tío.
—¿Qué te hicieron?
—Me golpearon… por una deuda que debo pagarle, pero ya estoy juntando para pagarle pero no entiende.
—¿Estás bien?
—Si…—gruñó por un ligero dolor en su quijada.
—De acuerdo, llamaré a mis hombres.
—Gracias Kyu.
Ya estaba finalizada la conversación, pero Kyu aún tenía algunas dudas por ahí, se aventuró a peguntarle sobre la chica nueva que le llamó la atención aquel día.
—Oye, ¿ya viste a la nueva de almacén?
—¿Hay una nueva?
—Sí, es guapa.
—¿En serio? Ah bueno, no sé si ha entrado alguien, deberé hablar con Recursos Humanos para que me pongan al tanto.
—Debes darte a respetar, es tu patrimonio, no pueden meter a cualquiera.
—Lo haré Kyu, ¿entonces me ayudarás?
—Claro, y ya sé quienes son no te preocupes, los he visto muchas veces.
Ese día Leeteuk estuvo de malas, le gritó a sus empleados, se peleó con un cliente, perdió sus llaves, en fin, todo iba mal, hasta que recibió la llamada de Johana.
—¿Leeteuk? Mi mamá te quiere conocer, ¿puedes venir a mi casa?
—¿De verdad amor? Claro que iré, dame una hora.
Leeteuk por arte de magia cambiaba su humor y tono de voz, con tan solo saber algo de aquella chica que lo tenía hechizado.
—Si, no te apures, cocinaremos algo rico.
—Estoy ansioso, te amo.
—S-si…
La chica colgó, Leeteuk bufó, ella aún no podía decirle que lo amaba. Llegaría el día en que ella lo diría y entonces hará
—Hija, entonces…
Johana acomodaba la mesa.
—¿Si?
—Leeteuk, ¿es tu novio?
Johana sonrojó.
—algo así…
—Hija eso no me gusta.
—¿Qué tiene de malo? ¿Es porque es rico?
—No, nada que ver. Es que vives en su mansión y es tu novio y…
Johana sujetó la mano de su mamá y le regaló una linda sonrisa. Siempre podían confiar entre ellas.
—Mami descuida, no me pasará nada.
Ella miró al vacío.
“Eso espero”
—Bueno apurémonos, ya mero ah de llegar Leeteuk.
Una hora después, Leeteuk llegó, estaciono su auto frente a la casa y descendió de este, dado que no habían muchos vecinos, era extraño que pasaran por ahí las personas, pero ese día los vecinos tenían una reunión cerca de ahí y vieron el lujoso automóvil de un Park, que rápidamente lo reconocieron. Leeteuk bajó y camino como todo un pretendiente hacia la puerta de Johana, llevaba flores y una botella de vino. Al escuchar el timbre, la mamá de Johana no dudó en ser la primera en verlo.
—Buenos días.
Con una sonrisa encantadora Leeteuk saludó, la Sra. Park dudó un poco de su existencia dado que era muy guapo. Pero también tuvo una especie de revelación que pensó que era un sueño, sacudió su cabeza dejándolo pasar.
—Buenos días, soy la Sra. Park, pero puedes llamarme Luna.
—Encantado Luna.
Los tres tomaron asiento en la mesa y comenzaron a comer.
—¿Cuáles son tus intenciones con mi hija?
Leeteuk dejó suspendida la cuchara frente a su boca y completamente abierta la dejó.
—Leeteuk puedes cerrar tu boca o comer su sopa —Johana sonrió.
—Perdón… entonces dice que cuáles son mis intenciones con su hija.
Leeteuk sonrió maliciosamente.
“Mis intenciones es hacerle el amor todo el tiempo”
—Mis intenciones con sinceras, señora, la respeto.
—Me alegro. Mi hija es de buena familia y de costumbres, su padre me pidió matrimonio antes de…
—¡Mamá!
—¿Qué?
—No digas tanta información. Los tiempos cambiaron.
Leeteuk comenzó a reírse.
—No tiene nada de que preocuparse Sra. Park. Su hija está en buenas manos.
Leeteuk sonreía mientras terminaba su sopa.
—Está delicioso.
—Gracias —ambas respondieron.
—Mi hija sabe cocinar bien, en eso no tendrás problemas.
—Mamá… —Johana chilló.
—No tiene nada de malo que él sepa un poco. En efecto, quisiera que nos reuniéramos para platicar más seguido.
Johana quiso morir, aunque le gustaba que su mamá estuviera contenta y distraída. La mamá de Johana sonrió y se levantó de su silla.
—Bueno, fue una comida muy agradable, ya estoy aliviada de conocer al novio de mi hija.
Johana abrió la boca y Leeteuk sonrió de lado.
—Puedes irte a vivir a su mansión, todo sea por tu seguridad, no puede pasarte nada malo o, ¿qué diría la prensa acerca de la novia del millonario joven Park?
—¡Mamá por dios!
La chica cubrió su rostro para no ver nada, estaba completamente roja. Leeteuk comenzaba a reír de nuevo.
—No le pasará nada jamás, de eso me encargo yo.
—Bueno pues, ya no hay nada de que preocuparse, hija puedes irte.
—¿Qué? ¿Ahora me corres?
—No, pero ya tienes que trabajar.
—Oh, eso…
—Bueno ya que el asunto está aclarado, vámonos —dijo caminando a la puerta.
Johana le mando miradas de muerte a su mamá y ella solo sonrió. Al verlos subir al automóvil juntos, su madre no reprimió su comentario.
—¡Llámame cuando te pida matrimonio!
—¡Mamá! —Johana volvía a chillar.
—¡No vengas a dormir hoy porque no estaré!
Leeteuk puso en marcha el auto y se iba carcajeando. Johana hacía pucheros.
—Deja de reírte.
—¿Por qué no? Fue muy entretenido, no había reído tanto desde hace tiempo.
—Mmm…
—Oye, no te molestes con tu mamá, ella solo quiere que estés bien.
—Lo sé… perdónala ella se alegra de conocerte.
—Yo también. Me has alegrado el día, hoy me fue mal en todos los aspectos.
—¿En serio? Lo lamento...
Continuaron hacia la mansión platicando de los asuntos de Leeteuk. Al llegar, la dejó ahí y se regresó a su
trabajo. Iba de muy buen humor, ya estaba arreglado absolutamente todo, era muy feliz. Por consecuente, se vio reflejado en sus ganas de trabajar, el mejor trato a sus trabajadores y clientes.
Caída la noche, Sungmin, Heechul y Kangin tenían de nuevo que perseguir a Leeteuk, esta vez iban a la mansión. Kyu esperaba afuera de esta junto con Siwon, Ryeowook y Yesung. Miraron de lejos la camioneta de los hombres de Kibum y los interceptaron.
—¿Qué diablos quieren? —interrogó Heechul y se asomó por la ventana.
—Lo lamentamos, pero a partir de aquí es acceso restringido —advirtió Kyuhyun.
—¿Qué? Por aquí no dice nada, apártense —Kangin ordenó.
—Por favor, ¿podrían dejaron pasar?
Sungmin bajo de la camioneta y les suplicó, pensando que era una buena idea.
—Cállate Sungmin, así no se debe hablar con otros —Kangin lo reprendió.
Sungmin le dio la espalda a los hombres de Kyu para mirar a Kangin y disculparse. Kyu miró al joven que se dirigió a ellos con voz tierna, con sus ojos barrio de arriba abajo a Sungmin.
“Buen cuerpo, tez blanca, hermoso rostro y una retaguardia formidable… es perfecto”
Los dos mafiosos se bajaron de la camioneta y se aproximaron a la de Kyu interrumpiendo sus pervertidos
pensamientos.
—Oye chico, eres joven y bonito ¿quieres seguir así? —Kangin amenazó.
Kyu no retrocedió.
—Chicos mejor vámonos… —Sungmin se acercó a Kangin y alegó—. Acuérdense de la frase de Buda "Cada mañana nacemos de nuevo. Lo que hacemos hoy es lo que más importa" —insistió—. Volvamos otro día.
—¡No! Debemos ver a Leeteuk.
—Él no está —gritó—. No vendrá a su casa hoy.
—No te creo, está ahí y no quiere salir el cobarde —Heechul masculló.
Sungmin se frotaba las manos, hacia frío. Kyu comenzaba a molestarse.
—Chicos, adelante.
Yesung, Siwon y Ryeowook avanzaron con sus pistolas apuntándoles. Sungmin entró en pánico y corrió a la camioneta, Kangin y Heechul retrocedieron.
—Bueno… ya nos íbamos —Kangin justificó y sonreía nerviosamente.
—Si… —Heechul admitió.
Ambos corrieron a la camioneta, arrancaron haciendo chillar las llantas y desaparecieron a toda velocidad. Kyu dejó escapar un suspiró cuando la camioneta desapareció.
—Oye, ¿no dijiste que les daríamos una lección?
—Cálmate yeye. Poco a poco, me encargaré de uno de ellos, ustedes de los otros dos.
—De acuerdo. ¿Qué haremos? —Siwon preguntó.
—Siwon tú encárgate del "cara de mujer".
—¿Hablas del pelirrojo?
—Sí, creo que se llama Heechul, asústalo, Yeye y Ryeowook encárguense del grandote.
—¿Y tú?
—Asustaré al pequeño.
—Tan malo como siempre Kyu. —Yesung agregó.
La imagen del joven hermoso se le quedó grabado en la mente a Kyu, jamás sintió atracción hacia un mafioso y menos un hombre. Iba a pasarla muy bien mientras lo hacía, con chance y se olvidaba de Johana la del almacén.
Kangin gruñía en el volante.
—Esos malditos traían sus armas, ni siquiera deberían llamarse hombres.
—Sí, deben luchar bien —Heechul refunfuñaba.
—Me dio miedo —Sungmin admitió con temor a ser reprendido.
—Sungmin debes comportarte como hombre, si no te comerán vivo —Kangin regañó y lo miró por el retrovisor.
—Lo siento.
—Descuida Sungmin, yo era peor antes.
—Ja, ja, ja así es, Heechul gritaba como vieja.
—Oye Kangin cuidadito.
—¿Qué? Si es la verdad.
—Ash, antes era muy asustadizo, pero hablando de otra cosa, ¿vieron los manjares que ese chico traía?
—¿Quiénes? —preguntó Sungmin y miró a Heechul.
—El papucho alto de rostro hermoso.
Heechul mordió su labio y gimió.
—Ah, ni idea de quien sea —Kangin expresó con indiferencia, continuaba mirando su camino.
—¿Por qué siempre te fijas en el físico de las personas Heechul? Eso no lo es todo.
—¿Y tú qué sabes Min?
—Yo…
—Seguro estás enamorado de alguien feo.
—¿Qué? No, yo no estoy enamorado.
—Cuidado Sungmin —Kangin advirtió—. El amor está en el aire.
—Entendido.
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Comments
Clara E.
Tienen que ir a "darle una lección" a alguien y se fijan si esta bueno o no, jajaja estos mafiosos son todo un caso
2022-06-09
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karolJ H.O
como que todos estos mafiosos juegan para los dos equipos
2022-05-14
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