Descubriendo

        Johana estaba en su casa, le marcó a su mamá y le platicó lo de la fiesta, y decidió contarle todo lo demás.

        —Y él me salvo…

        —¡Por dios! ¡Tu novio no debió dejarte solo!

        —Si… Leeteuk es un buen muchacho, no me pide hacer nada con él, pero si necesita ayuda en su compañía.

        —Pues lo que decidas hija, si es un buen trabajo adelante, pero no dejes la escuela.

        —Claro que no mami… ¿Cuándo vendrás?

        —Aún no lo sé. Tu abuela está recuperándose, pero el doctor dice que puede recaer.

        —Cuídala mucho.

        —Lo haré, ¿entonces a fuerzas tienes que vivir ahí?

        —Sí, es que como es un laboratorio importante no dejan pasar a cualquiera, incluso los empleados no se quedan mucho tiempo.

        —No quiero que vivas solo con un hombre, puede hacerte daño.

        —Si quisiera lo hubiera hecho… es muy amable.

        —Entiendo, bueno, cuídate mucho y recuerda las clases de defensa personal que te enseñaron ¿ok?

        —Si mami.

        Por miedo no le contó sobre la bestia que escucho esa noche. Su mamá ya tenía demasiadas cosas en la cabeza. Al día siguiente, fue a la escuela y vio a Min Hee y a su novio G. ambos la miraron y fueron corriendo hacia ella.

        —¡Johana! ¿Cómo estás? ¿En dónde estabas anoche? —Min Hee preguntó asustada.

        —Hola, pues es que me fui a otro lugar…

        No pensaba decirles a ellos sobre la subasta.

        —¡Debiste contestar el teléfono! —G-Dragón la regañaba.

        —Lo siento.

        La chica recordó lo que Leeteuk le dijo sobre su novio. No sabía si obedecer. Pero lo pensó.

        —G. debo hablar contigo.

        —De acuerdo.

        Ambos se fueron a sentar. Min Hee se quedó por ahí.

        —Estos dos años que hemos estado juntos, han sido maravillosos… te quiero.

        —Yo también… ¿Por qué hablas así?

        —G… voy a romper contigo.

        —¿Qué?

        El chico se puso de pie y gritó.

        —Cálmate.

        —Si es por lo de ayer lo siento mucho, no volverá a pasar.

        —No es eso… encontré trabajo y pues ya no tendré tiempo para ti.

        —¿Cómo que un trabajo? No debes trabajar aun.

        —Lo siento, debo hacerlo.

        —Pero Johana, no podemos romper… iremos al baile juntos. ¡Somos la pareja más popular!

        —Lo siento G. no hagas esto más difícil.

        El chico comenzó a llorar y se cubrió el rostro, Johana lo abrazó y le dijo en el oído.

        —Cuando renuncie te buscaré.

        —Solo déjame…

        El chico se separó de ella.

        —G. En serio lo lamento.

        Johana tenía un nudo en la garganta. El chico se limpió las lágrimas y se fue. Min Hee lo vio pasar y fue con

Johana. La encontró con los ojos llorosos.

        —¿Qué paso?

        —Rompimos…

        —¿Por qué?

        —Tenía que hacerlo.

        —No entiendo tus razones, llevabas años con él de una perfecta relación.

        Johana no contestó. Las clases fueron lentas para ella, ver a su exnovio sentado en el mismo salón que ella era difícil, aún lo quería, pero no iba a renunciar a él porque otro se lo dijera. Al terminar la clase, Johana jaló a su novio y lo llevo a un salón vació.

        —¿Qué…?

        —G. Tengo que decirte algo.

        —Que sea rápido.

        —Entiendo tu enojo, pero mi trabajo no me permite tener novio.

        —¿Qué tipo de trabajo es ese?

        —En una empresa farmacéutica, es estricto —afirmó—. Haré lo posible por escaparme y verte, al menos en el colegio vamos a poder estar juntos.

        Johana abrazó a su novio, este le correspondió besándola.

        —¿Lo hacemos aquí? —preguntó seductoramente.

        —¿En serio? Pero…

        —Nadie vendrá ni siquiera el de limpieza hoy descansan.

        La chica sonrojó y asintió. El chico recostó a su novia sobre el escritorio. Sonrieron y comenzaron a besarse

apasionadamente.

        Ya era hora de irse a trabajar con el chico nerd de los Park, antes paso a su casa por algunas pertenencias que necesitaría, Leeteuk no estaba en la mansión como siempre, por lo que fue fácil estar ahí. Acomodó sus cosas con ayuda de Sulli y Luna.

        —Supongo que estarás en esta habitación. –Sulli acomodaba algunas cosas.

        —De acuerdo. ¿En dónde duerme Leeteuk?

        —En la del tercer piso, le gusta estar aislado.

        —Ya veo.

        Luna abría las ventanas. Johana miró por ellas.

        —¿Todo ese bosque es de Leeteuk…? Perdón, ¿del amo Leeteuk?

        —Así es —Sulli respondió—. Es herencia de sus padres adoptivos.

        —¿Padres adoptivos? ¿Y sus padres biológicos?

        —No se sabe nada de ellos, solo que Leeteuk fue adoptado cuando era niño por esta familia. Los Park fallecieron en un accidente de avión, Leeteuk estaba en el colegio.

        —Eso es triste.

        —Así es, no hables mucho de eso frente a él.

        —De acuerdo.

        —¿Comerás? La comida está lista —Luna preguntó.

        —Si muchas gracias

        Las tres chicas bajaron y platicaban de cosas triviales.

        —Estoy contenta de que haya otra persona viviendo aquí, el amo Leeteuk casi nunca está —Sulli sonreía.

        —Gracias, ¿el trabajo de Leeteuk es pesado?

        —Si, ya que es el encargado del negocio que heredó, es una empresa farmacéutica.

        —Vaya, si es pesado entonces.

        —Así, es, es muy dedicado a eso, tanto que construyo un laboratorio subterráneo debajo de esta mansión.

        —¿En serio? Quisiera verlo.

        —Lo verás cuando él te lo enseñe, pero es secreto jamás debes decirle a nadie.

        —De acuerdo.

        —Solo lo sabemos nosotras, los demás empleados y tú. El amo Leeteuk te dijo que trabajaras aquí, ¿no es así?

        —Si, así es.

        —Entonces bienvenida al club.

        Leeteuk llegaba como a las 8 pm, ese día fue muy atareado, había estado negociando con unos vendedores de drogas, pero al final resultó bien el negocio. Luna lo recibió y sirvió la cena.

        —¿La chica está aquí?

        —Así es amo.

        —¿Regreso directo del colegio? —Luna asintió, Leeteuk estuvo satisfecho—. Gracias Luna, ¿puedes decirle que baje a cenar?

        —A la orden.

        Johana estaba escribiendo un ensayo para una materia cuando la puerta sonó.

        —¿Quién?

        —Soy luna, es hora de cenar. El amo Leeteuk ha llegado.

        —¿Ya llego? Bueno… es que no quiero cenar.

        —Él lo ordena señorita.

        La chica bufó. Bajo enseguida, Leeteuk al mirar a la chica sonrió, toda la tensión de ese día de trabajo había

desaparecido con su sola presencia. El comedor era innecesariamente grande, la mesa era larga y rectangular, constaba con más de 20 sillas con un poco más de un metro de distancia cada una, tres candelabros en el techo, una estatua de oro, muchos cuadros en las paredes, un reloj antiguo y muchos adornos con velas en toda la mesa, 5 para ser exactos que se distribuían en toda la mesa. La chica se paró en frente de la mesa y no supo en donde sentarse, cuando desayunó lo hizo en el mismo lugar en el que estaba sentado Leeteuk. Se rascó la cabeza. No sabía en donde sentarse.

        —Siéntate a aquí.

        Leeteuk le señaló la silla de junto. Luna llegó con la cena de Johana y esta comenzó a jugar con su comida, estar en una mansión tan enorme con un hombre era extraño la ponía nerviosa. Leeteuk notó ese nerviosismo y rompió el hielo.

        —¿Cómo te fue en el colegio? —Leeteuk preguntó sin dejar de mirarla.

        —Bien, como siempre —respondió, la chica ocultó su sonrojo.

        —¿En serio? Que bien.

        —¿Y a ti? —Johana lo miró.

        —Un poco estresante pero bien.

        —Ya veo.

        El ambiente era silencioso y tenso.  Lo único que sonaban eran las manecillas del reloj de péndulo.

        —Siento tener que pedirte que vivas aquí, créeme que no es lo mío comprar personas y obligarlas a quedarse.

        En efecto, no había estado a solas con una chica en mucho tiempo.

        —Descuida…

        —Y sobre tu novio…

        —Ya está todo listo, rompí con él.

        —¿En serio?

        —Sí.

        Johana mentía, iba a seguir viéndose con G-Dragón a escondidas.

        —De acuerdo, bien hecho.

        —Si… —la chica masculló.

        Después de la cena, ambos se retiraron a sus habitaciones. Luna y Sulli se apuraron a limpiar todo e irse, la hora fijada para la salida era a las 9 pm. Nadie podía irse más tarde.

        Leeteuk estaba tranquilo, pero quería platicar con ella. Fue a su habitación y tocó su puerta, la chica abrió, el la miró, tenía un camisón de tirantes y unas pantuflas. Tragó saliva y miró a otro lado con aire egocéntrico.

        —¿Pasa algo?

        —No, quería decirte que mañana empiezas a trabajar.

        —De acuerdo.

        —Debajo de esta mansión se encuentra mi laboratorio personal, un amigo de infancia trabaja en él. Será tu compañero.

        —Entiendo. ¿Cuánto me pagarás?

        —¿Eh?

        —Me dijiste que me dabas trabajo… debo tener un sueldo ¿no?

        —Ah, si eso lo veremos mañana.

        —De acuerdo.

        Leeteuk seguía parado en el marco de su puerta.

        —¿Necesitas algo más?

        —No… es que, te traje algo.

        —¿En serio? ¿Qué es?

        Leeteuk sacó a lado de él, una caja envuelta con papel de regalo. La había puesto detrás de la pared para que ella no la viera.

        —¿Un regalo?

        —Si… me dijiste que fue tu cumpleaños antier y quería darte un regalo… aunque no sé si te guste.

        La chica parpadeó un par de veces y recibió el paquete.

        —Muchas gracias… es pesado.

        —Te dejo, descansa.

        Leeteuk se fue con una sonrisa en su cara, sabía bien que ella necesitaba ese regalo. La chica cerró la puerta y puso la caja en su escritorio, al abrirla gritó, se escuchó en toda la mansión. Leeteuk regresó corriendo y empujó la puerta.

        —¡¿Qué pasa?!

        Miró a la chica parada frente al escritorio cubriéndose la boca y mirando la caja.

        —¿Johana?

        —Por dios...

        La chica abría la caja y sacó una laptop de marca Apple y un iPhone último modelo.

        —¡Oh por dios...!

        —¿Te gusta?

        —¡¡Me encanta!! ¿Cómo sabias que me gustaba esto?

        —No lo sabía… sé que todos pierden la cabeza por esto.

        Después de gritar por un rato, la chica se calmó, Leeteuk sonreía desde la puerta.

        —No puede ser… mi mamá me decía que algún día me lo compraría, pero como apenas si tenemos para sobrevivir… no puedo creerlo…

        La chica se cubrió el rostro y comenzó a llorar, la vida que ella tenía con su mamá era muy modesta, dado que solo estaban ellas dos, su padre las había abandonado y sobrevivían gracias al trabajo de su madre y por las becas que la chica inteligente tenía. Leeteuk sintió su pecho oprimido, sin darse cuenta a que horas, él estaba abrazando a la chica. Acarició su espalda delicadamente, poso su cabeza sobre la de ella y suspiró.

        —No quería hacerte llorar…

        —Descuida, me puse sentimental.

        La chica se calmó y se alejó de su “jefe” sintiendo que estaban demasiado juntos y eso no era apropiado. Leeteuk la miró y sonrió nerviosamente como estaban tan cerca, tomó asiento sobre su cama, ya que habían entrado en confianza.

        —¿Por qué me regalaste esto?

        —Por tu cumpleaños… claro.

        —Pero… con un pequeño regalo era suficiente, hasta una laptop es demasiado. ¿Por qué haces esto?

        —¿No puedo? Si quieres devuélvemelo.

        —¡No! Los regalos no se piden.

        Leeteuk sonrió.

        —Serás mi empleada por mucho tiempo, un regalo de bienvenida no estaba mal.

        —Aun así es demasiado para ser un regalo de bienvenida…

        —No estás contenta…

        —Si lo estoy y mucho —expresó y suspiró mirando los regalos—. Muchas gracias Leeteuk, aunque somos completamente desconocidos tengo mucho que agradecerte.

        —No es nada. Bueno ya me voy.

        La chica volvió a su escritorio después de acompañar a Leeteuk a la puerta. Comenzó a configurar su nuevo

teléfono porque había perdido el otro, se sabía de memoria los pocos contactos que tenía. No iba a ocultar su buena nueva a su mamá, le contó todo esa misma noche, la señora se alegró, pero también comenzaba a desconfiar de Leeteuk. Nadie regalaba tanto a cambio de nada. La chica se durmió un rato después.

        Leeteuk en su habitación no podía conciliar el sueño, daba vueltas de un lado a otro.

        —No por favor… hoy no.

        Las caricias que le dio a la chica, su respiración muy cerca de él, el calor de su cuerpo hicieron que todo el sistema nervioso de Leeteuk colapsara. La bestia comenzaba a salir, Leeteuk quería impedirlo dándose golpes en el estómago, pero la bestia era fuerte. Se convirtió en monstruo, pero esta vez era diferente, estaba calmado, silencioso y pensativo, la bestia solo quería asesinar. Salió de la habitación silenciosamente y camino hacia la habitación de Johana. La bestia gruñó, empujó la puerta y esta se abrió rechinando, la chica frunció el ceño y comenzó a hablar dormida. Leeteuk estaba en plena lucha dentro de si, la bestia no quería ceder, Leeteuk gritaba desde dentro pero era inútil. En las noches la bestia era la que dominaba, debía asesinar… camino hacia la chica y la miró dormida, se inclinó hacia ella abrió la boca para comérsela y entonces ella comenzó a hablar claramente.

        —Leeteuk… eres… eres una buena persona.

        La bestia se detuvo, miró con los ojos rojos a la chica que se acomodaba en la cama. Aquellas palabras tocaron el corazón de Leeteuk que inmediatamente volvió a ser humano, el joven jadeó, convertirse en bestia era difícil, pero volver a ser humano lo era todavía más, el dolor era imposible de describir. Estaba completamente desnudo, al ver a la chica con solo una bata de dormir y completamente indefensa se excitó. Su miembro estaba reaccionando, comprendió una cosa, si no hacia algo, la bestia saldría, Johana logro tocar el corazón de Leeteuk y pudo controlar a ese ser, ahora solo necesitaba profundizar ese sentimiento.

        —Lo lamento…

        Leeteuk se subió sobre la chica y la recostó boca arriba, miró sus rasgos extranjeros, sus ojos, su nariz, su boca, sus mejillas y sus orejas.

        —Eres hermosa…

        Leeteuk besó los labios de la chica dormida. Cada movimiento lo excitaba, bajó a su cuello y lo mordió, la chica gimió con la boca y el chico la cerró con un apasionado beso. Los labios de Leeteuk comenzaron a bajar a su pecho, besaba todo el cuerpo de la chica a la vez que masajeaba sus piernas. El miembro de Leeteuk comenzó a desesperarse, el chico entendió que no podría perder el tiempo.

        —Debo apurarme o...

        Pero él no quería apurarse, quería disfrutar la primera relación sexual que tenía en mucho tiempo y más con esa chica que lo volvía loco. Le bajo su ropa interior y se inclinó comenzó a lamer su sexo, pasando por los labios y profundizando con ayuda de sus manos, ella no dejaba de gemir, jadear y quejarse entre sueños. Leeteuk disfrutaba lamerla, al igual que la bestia dentro de él. Su olor de la chica era igual que la heroína, era como una droga muy adictiva para él. Leeteuk se levantó y acomodó las piernas de la chica, su miembro estaba más que dispuesto, completamente lubricada y excitada comenzaba a abrir los ojos, Leeteuk la miró y le susurró al oído.

        “Vuelve a dormir”

        Como si estuviera poseída, la chica cerró los ojos obedeciendo las órdenes de su amante. Leeteuk entró en ella lentamente, ella se estremeció y soltó un par de gemidos bastante sensuales, el chico se encendió por ese gemido y metió todo de golpe.

        —¡Oh…!

        La chica se retorcía mientras Leeteuk embestía con delicadeza.

        —Vaya… estás caliente.

        Leeteuk sintió que iba a venirse y comenzó a embestir con rapidez, ya no tenía el control de su cuerpo, era la

lujuria que lo estaba manipulando, mientras jadeos y gemidos descarados se escuchaban en toda la habitación, los lobos aullaban afuera, llamaban a la bestia para luchar, pero Leeteuk no obedeció, pues ya tenía con quien descargar toda esa energía. La joven debajo de él era su salvación. Se salió de ella y terminó en su mano, jadeaba y gemía mientras se liberaba.

        —Ufff… ya estoy tranquilo.

        Miró a la joven que se acomodaba de un lado y sonrió.

        —Dulces sueños… te pagaré tanta molestia.

        Le dio un beso en la frente y la limpio un poco para que no notara que paso algo. El chico se fue a su

habitación suspirando. Rápidamente se acostó y concilió el sueño sin ningún problema.

        A la mañana siguiente la chica despertaba feliz, se puso de pie y fue corriendo a arreglarse. Se sintió un

poco extraña y se dio un baño. Sonrojó después de recordar el sueño que tuvo esa noche, en el cual sostenía relaciones sexuales con su casero.

        —¡No tonta!

        Johana se golpeó la cabeza. Era prohibido pensar ese tipo de cosas con su “jefe” cuando tenía novio.

        Salió de la casa y vio como los empleados llegaban.

        —¡Nos vemos!

        Johana saludó a Sulli y se fue. Leeteuk estaba con Shindong.

        —Eres un pervertido Leeteuk.

        —¿Por qué? Es algo que debía hacer. La bestia…

        —Comprendo.

        —¿Comprendes?

        —La bestia necesitaba acción.

        —Acción dices.

        —Si Leeteuk, no has hecho el amor con nadie desde hace un año, era obvio que debías descargar. Y la bestia resentía eso. Me di cuenta de una cosa, mientras más estresado estés, más rápido sale el monstruo.

        —¿Entonces quieres decir que debo seguir haciéndolo mientras duerme?

        —No precisamente, por lo que me cuentas, mientras la vez sonreír te calmas, y eso —explicó Shindong mientras señalaba la parte baja de Leeteuk—. También se calma y te ayuda a controlar a ese ser. Debes mantenerla junto a ti hasta que yo encuentre una cura.

        —De acuerdo. Sigo sin saber en donde la he visto para que ella sea como una droga.

        —Una droga dices…

        —Sí.

        —Interesante…

        —¿Por qué? ¿Qué pasa Shin?

        —Pensaba en mezclar tu sangre con la de ella para ver el efecto, pero no puedo inyectarte su sangre ni a ella la tuya, los animales no resistirían así que las mezclaré en un recipiente y veré sus efectos. ¿Cuándo viene?

        —Hoy pero está en el colegio.

        —¿Dejarás que siga viendo a su novio? Eso es malo.

        —Lo sé, ya se lo prohibí.

        —Si van al mismo colegio debes vigilarla, puede que te diga mentiras, no es fácil dejar al novio.

        Leeteuk escuchó las palabras de Shindong, por muchas razones le molestaba escuchar que Johana tuviera novio.

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