Johana estaba en el autobús en camino a la ciudad natal de su madre, su abuelita aún estaba enferma. Al llegar la busco y la encontró.
—¡Hija!
—¡Mami!
Ambas se abrazaron con ansiedad.
—¿Qué haces aquí? ¿Qué paso con la escuela?
—Pedí permiso, quería verte y ver a la abuela.
La chica no iba a decirle que una bestia lujuriosa estaba tras ella, ni que su mismo jefe era esa bestia, la
señora haría un alboroto, denunciaría por drogadicto y muchas otras cosas más.
Ambas fueron con la abuela, Johana le sonreía y le contaba historias de su colegio. La chica se quedó 3 días ahí. Leeteuk estaba desesperado, mientras esas noches fueron sangrientas, había asesinado a muchas personas, animales y destruido muchas casas. Las noticias no se hicieron esperar, los periódicos tapizaban sus hojas con la misteriosa bestia que aterrorizaba Seúl. Leeteuk había estado asesinando muchas personas gracias a la ausencia de Johana, ahora que encontró su droga debía seguirla consumiendo, pero ya que esta ya no estaba, los efectos secundarios comenzaban a relucir.
Pasados esos 3 días, Johana llegaba a Seúl sola, su madre se quedaría con su abuela hasta que falleciera, no le quedaban muchos días, estaba muy vieja para resistir una enfermedad de ese tipo. Llena de miedo, miraba a todos lados antes de cruzar la calle y no toparse con Leeteuk. Pero para su mala suerte, se lo encontró en un callejón. La chica comenzó a caminar del lado contrario a este y al darse la vuelta este ya no estaba.
“¿Estoy alucinando?”
Encogió los hombros y siguió su camino, al llegar a la esquina de la calle, un automóvil que reconoció se
estaciono frente a ella.
—Sube.
—¿Leeteuk…? —dijo con pánico y comenzó a temblar.
—Si soy yo… sube por favor.
La miedosa muchacha no tenía intenciones de subir a ese auto, ¿por qué lo haría?, ¿para ser nuevamente una víctima?, sabía que en el momento que estuviera en sus manos, no volvería a escapar.
—Por favor… No te haré daño.
—No quiero.
Leeteuk rodó los ojos.
—¿Qué puedo hacer para que subas?
—Nada… solo vete.
La chica rodeó el auto del joven y continuó su camino. Leeteuk gruñó y giró rápidamente su auto y alcanzar a la chica, chocó contra unos botes de basura asustándola y le impidió el paso.
—Sube.
El tono de voz de Leeteuk era escalofriante, Johana sintió miedo y terminó obedeciendo. Leeteuk condujo a su mansión, ambos estaban en un pesado silencio. Al entrar a la sala, Leeteuk le entregó un paquete a Johana totalmente sellado y rodeado de papel beige.
—¿Qué es?
—Ábrelo.
La chica quitó el papel del paquete, al mirar por dentro, vio una bata de color blanca con orillas rojas y lencería bastante coqueta.
—¿¿Estás loco??
La chica le aventó el paquete a Leeteuk en el pecho.
—¡Eres un pervertido!
Leeteuk miró furioso a la chica, comenzó a cerrarle el paso avanzando hacia ella, Johana lo miró a los ojos y
vio mucho odio en ellos, tragó saliva e inclinó la cabeza sin dejar de verlo de reojo. Rápidamente Leeteuk golpeó la pared con su puño asustando a la chica, pensó que la golpearía, pero lo que el chico hizo fue besarla salvajemente, haciéndola gemir y quejarse, su mano viajaba de su cintura a sus glúteos. Leeteuk no la dejaba respirar, al separarse la miró con deseo, dejó a Johana totalmente hechizada con ese beso apasionado, tanto que no dijo nada, perdió el habla junto con toda su fuerza de voluntad, la tomó en sus brazos y sin perder más tiempo, la cargó a la habitación. Al dejarla sobre la cama, se quitó la camisa, Johana miró sus abdominales, el joven tenía la piel bronceada y sus músculos estaban muy marcados y del lado derecho de su costilla, había una marca de garras de lobo, eso la hizo reaccionar, recordó entonces lo que paso la última vez que se vieron, antes que ella huyera de su cautiverio.
—¿En serio eres la bestia…? ¿No estaba soñando?
Leeteuk no contestó.
—¿Vas a… lastimarme?
El chico dejó caer sus pantalones y los arrimó con sus pies para cernirse cobre la temerosa chica que lo miraba directamente a los ojos.
—Leeteuk… nos acabamos de conocer…
—Como te dije, te he vigilado desde entonces, sé todo sobre ti.
—¿Eres un acosador?
—Hace muchos años, me transformé en bestia, no sabía como controlarme, ni que hacer… entonces vi a una niña que buscaba algo, ella me vio y huyó con sus padres.
Johana miraba intrigada a Leeteuk.
—Después que ella se fuera, regresé a ser humano, dio un gran impacto en mi vida, ya que fue la primera vez que me transformé. Después de varios años volví a convertirme, pero nada me detuvo, fue hasta ahora que volví a ver a esa niña ya crecida.
Leeteuk acariciaba el rostro de la joven debajo de él.
—No entendía por qué me transformaba ni que podía detenerme, y entonces comencé a buscar una cura para dejar esto.
—¿Una cura? Yo puedo ayudarte pero… déjame ir.
—Tú eres mi cura —susurró mientras besaba a la chica—. Apareciste como un regalo ante mí en la subasta… voy a aprovechar cada inversión que hice en ti.
—Pensé que eras bueno.
—Lo soy. Ahora solo coopera y nadie saldrá lastimado, ¿o es que quieres que siga asesinando personas? El futuro de Seúl está en tus manos…
Leeteuk se inclinaba para morder los labios de la chica, besarla y acariciarla. Johana cerró los ojos y asintió, una pequeña lágrima recorrió su mejilla mientras sentía como unos dedos invadían su privacidad, ella lo sintió, la respiración agitada de Leeteuk y su corazón latiendo como loco… amenazaba con ser una noche desenfrenada de pasión.
Pasaron los días, Johana seguía en la mansión Park, Leeteuk le hacía el amor noche tras noche bajo la luz de la luna, amaba abrir las cortinas de los ventanales para que dicha luz entrara en el cuarto e iluminara sus rostros. Escuchaban a los lobos aullar de lejos y los ruidos de la naturaleza. Mientras más pasaban los días, más entendía Johana, que lo que Leeteuk necesitaba era comer su carne, la bestia debía comérsela para dejar de transformarse, eso suponían sus pensamientos.
En una noche de pasión, Leeteuk le daba placer con su boca, como si deseara comérsela, la chica se cubría el rostro para evitar sacar un gemido de su boca.
—Solo cómeme… —sollozó.
—¿Qué?
—¡Cómeme para que dejes de transformarte!
—Eso no hará que deje de transformarme, si lo hago las cosas empeorarán.
—¡Entonces asesíname! Ya no puedo aguantar esto… usas mi cuerpo cada noche solo para calentar tu cama… —dijo en un sollozo.
—Si, eso lo sé bien.
Al terminar, Leeteuk se ponía su bóxer y Johana lo miraba con una mezcla de sentimientos, no odiaba a Leeteuk, ni lo amaba, ni sentía nada especial por él, pero había ese algo que comenzaba a nacer, las noches juntos hacían lo suyo, cuando Johana sentía los besos, caricias y muestras de amor de Leeteuk, sentía lo mismo que ser amada, ese algo que no sintió ni con G-Dragón. Era algo diferente, Leeteuk estaba desesperado y eso significaba que la necesitaba más de lo que creía.
—¿Se te antoja comer algo en especial mañana?
—¿Eh? ¿Por qué?
—Es mi cumpleaños…
—¿Es tu cumpleaños mañana? No sabía…
—Claro que no, jamás se lo he dicho a nadie, solo Shindong lo sabe y la servidumbre, claro. Nunca divulgo mis cosas a la prensa.
—Pues… lo que desees Leeteuk.
—De acuerdo.
Leeteuk la miró y la besó en la frente.
—Descansa…
El chico se fue, Johana se quedó pensando en aquella cama, cómplice de las muchas cosas que Leeteuk hacía.
—A pesar de ser un ñoño violador, es bueno. Debo comprarle algo.
Leeteuk sonrió, escuchó lo que ella dijo. Se fue contento a dormir a su habitación y se tapó con las sabanas
mirando el techo, pensando en todas las noches de pasión que han pasado y por las que faltaban.
“Pase lo que pase, te haré feliz”
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Updated 98 Episodes
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Gaddiel Alexis Alvarez Flores
se está enamorando
2022-02-28
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