Al día siguiente Leeteuk estaba con Shindong hablando del suceso de la madrugada.
—No creo que la quieran a ella, bueno la querrán pero muerta.
—¿Qué dices?
Los ojos de Leeteuk casi salían de sus órbitas.
—Si, ya que no tienen su oponente que los entretenía.
—Y para tenerme de vuelta, quieren deshacerse de ella, pero me parece ilógico que unos lobos sepan eso.
—Puede pasar.
—Hay otra cosa que no me cuadra.
—¿Hablas del lobo sin carne?
Leeteuk asintió, Shindong rascó su barbilla, tenía rastro de bigote y barba que comenzaba a salirle.
—Puede que sea un espíritu que te advierte algo… o bien una mutación.
—¿Mutación?
—Si, no creo que puedas recordar, pero si has mordido a algún lobo y dejado con vida, no sé que podría pasar.
—Mierda.
—Así como cuando mezclé tu sangre con el de los ratones, mutaron y murieron…
Al otro lado de la ciudad, Heechul bebía con Kangin y Sungmin, platicaban de muchos temas.
—Si… y cuando me enteré de eso casi muero.
—Estás completamente loco Heechul —Kangin afirmó mientras se carcajeaba.
—Si lo sé.
—Bueno y, ¿cuándo seguiremos trabajando? —propuso el jovencito rubio—. Sé que no lo disfruto tanto como ustedes, pero me gusta la acción.
—Paciencia, cuando hagan otra fiesta así nos llamaran precisamente a nosotros para buscar más lindas mujeres —afirmó Heechul, bebía otro trago de cerveza como si fuese agua.
—Quisiera tener un poco más de dinero.
—Lo tendrás Sungmin, solo ten paciencia, aprenderás a ahorrar también.
Kangin aseguró y casi al mismo tiempo su teléfono comenzó a sonar.
—Esperen… diga? ¡Hola, jefe Kibum! ¿Si? Si lo conocemos. ¿Cobrarle cuánto? ¿30 mil dólares? De acuerdo.
Kangin colgó y suspiró.
—¿Qué te dijo el jefe, Kangin?
—Nada Heechul, solo dijo que le cobremos 30 mil dólares a su sobrino.
—Ah, es solo cobrar —Sungmin suspiró.
—Pero no es solo eso… —Kangin amenazó—. Es cobrarle a las malas.
—¿Eso que significa? —objetó mirando a su amigo. Sungmin no tenía idea de muchas cosas que pasaban en el bajo mundo, pero iba conociendo gracias a esas mentes macabras que tenía como amigos.
—Significa que podemos tener un poco de diversión —afirmó Heechul mientras bebía un poco más—. Y quien sabe que más, quizá hasta placer.
—¿Placer? —preguntaba Sungmin, se rascaba la cabeza sin entender bien—. Ustedes son muy agudos.
—Ya aprenderás… manos a la obra.
Leeteuk salía a trabajar a su compañía, el laboratorio en donde Shindong estaba era la matriz de todas.
Reviso muchos pendientes en su oficina la cual pisaba cada dos o tres días, ya que tenía mucho trabajo. Llamó a su secretaria y ella llegó lo más rápido que pudo.
—¿Necesita algo Sr. Park?
—Si Krystal, haz una reunión para la próxima semana con los posibles compradores de medicinas.
—¿De nuevo?
—Si, de nuevo, convéncelos, diles que les daré una oferta.
—De acuerdo…
La chica dudosa no se movía de su lugar.
—¿Qué pasa Krystal?
—Nada… ¿No es mejor que usted hable con ellos? Después de todo usted canceló la reunión de ayer… por su cumpleaños.
Leeteuk se quedó callado, la mujer tenía razón. Por caprichoso hacía algunas cosas sin pensar. Pero sinceramente no podía dejar inconcluso el tema de su relación con Johana, la cual iba mejorando.
—Tienes razón, solo pásame las llamadas entonces y avísame cuando estén listos.
Krystal asintió y se retiró, pero en menos de un minuto el teléfono de Leeteuk sonó.
—¿Diga?
—Es la señorita Park.
—¿Cuál Park?
—Park Johana, quiere hablar con usted.
—Adelante.
Leeteuk no quería parecer desesperado, pero recibir llamadas de ella, era como un lindo descanso en medio de un arduo día de trabajo. Krystal le paso la llamada a Leeteuk.
—¿Hola…? ¿Leeteuk?
—Hola, Johana.
—¿Estás bien? Disculpa no debí llamarte debes estar ocupado.
—Descuida… que necesitas.
—Es que ya mero se acerca mi graduación y… quería invitarte a ir.
—¿En serio me invitas?
—Si… —ella celebró por su cuenta, estaba brincando de gusto. Leeteuk soltó una risita adivinando que pasaba detrás de la otra bocina. Decidió salir temprano para ir a verla y ver esa sonrisa por sí mismo.
—Hoy iré por ti al colegio.
—Entonces te espero.
—Johana…
—Dime.
—Te amo.
—…
—¿Estás bien? ¿Pasa algo?
—S-si… y-yo… ¡Te veo en la tarde!
La chica colgó inmediatamente. Se tocó el pecho, su corazón comenzó a latir con fuerza. ¿Qué era este sentimiento? Leeteuk le hacía pensar muchas cosas y sentir millones, era como una bomba. Min Hee caminaba cerca de ahí y al ver a su amiga, no perdió tiempo en acercarse, pero la vio temblorosa.
—¿Estás bien Johana?
—Si estoy bien…
—De acuerdo, G. te está buscando.
—¿Para qué?
—Dice que quiere hablar contigo, está en el patio trasero del lado del laboratorio de química.
Min Hee se fue y Johana fue con G-Dragón. Creo que debía terminar la relación inconclusa de una vez por todas. Fue culpa suya dejarlo a la deriva, ahora pensaba que aún seguían juntos. Lo encontró sentado y algo melancólico. Lo saludó al entrar.
—¿Para qué me necesitas? —preguntó casi con fastidio, ya se había olvidado de él y ahora tenía que verlo.
—Quería contarte algo.
—Dime.
—Sé que ya terminamos pero, … Hay algo que paso.
—Te escucho.
—Aquella vez que lo hicimos en el salón…
—¿Si?
—No pude aguantar y... no use protección. Lo siento.
—Si eso lo sé, no estaba ovulando te lo dije.
—Pero no me refiero de esa vez, me refiero a la siguiente… a la última vez que lo hicimos.
—¡Pero G… me dijiste que no terminaste dentro!
—Te mentí.
—Pero, ¿por qué?
—Es que… quería que no te fueras de mi lado… Quería amarrarte a mí.
Johana cubría su boca mientras se alejaba de G-Dragón. Comenzó a pensar en las consecuencias.
—¿Tan malo es que tengas un hijo mío? Solo rompiste conmigo por lo de tu trabajo.
—No tienes idea de lo que hiciste G…
—¿De qué hablas?
—Nosotros ya terminamos esta relación, es mejor no volvernos a ver. Lo lamento.
Johana ya no respondió nada más, se fue corriendo del colegio y compro una prueba de embarazo. No podía regresar a clases ni ir a la mansión así que fue a casa de su mamá, la cual aún no regresaba. Entró con paciencia al baño y uso la prueba. Para su fortuna salió negativo.
—Por dios… y pensé que ocasionaría una guerra.
Johana jamás le contó a Leeteuk que siguió viendo a G-Dragón a escondidas hasta que rompió completamente con él. Pensaba en lo que hubiera pasado si se embarazaba de su exnovio, Leeteuk arremetería contra él siendo un monstruo. Johana decidió cambiar un poco los planes y volvió a llamar a la oficina.
—¿Amor? –Leeteuk sonrió al otro lado del teléfono.
—¿Eh? ¿Me dijiste amor?
—Si, ¿algún problema?
La chica sonrojó, parpadeó a mil por hora antes de responder. Estaba algo shockeada.
—N-no…
—Bueno, disculpa no podré ir a buscarte, tengo mucho trabajo.
—No te preocupes… este quería preguntarte a qué hora sales.
—¿En serio? ¿Vendrás por mí?
—Si…
Leeteuk sonrió.
—Salgo a las 6 pm.
—De acuerdo te espero afuera.
En el transcurso de la jornada de trabajo, Leeteuk atendía sus pendientes muy entusiasmado, volvió a hacer la junta con los compradores y les ofreció una rica cena en su mansión, los clientes se sintieron agradecidos por la atención y aceptaron la oferta. Dado que nadie externo conocía el hogar de Leeteuk, todo el mundo moría por saber que secreto escondía el joven millonario y extraño de los Park.
Johana caminaba feliz hacia la empresa de Leeteuk, ya conocía el lugar gracias a Shindong, cuando fue a preguntarle que es lo que más quería Leeteuk, a lo que Shindong le dijo.
“Él solo te quiere a ti, solo tú puedes hacerlo feliz en su cumpleaños”
Ella solo pensó en una cosa que a Leeteuk le gustaría y por supuesto que ambos lo gozarán. La chica caminaba con un regalito en sus manos, cubierto de una tela floreada en forma cuadrada, los guardias la dejaron entrar, ya que tenían ordenes, fue hasta la oficina de Leeteuk la cuál tenía solo cristales que separaban del resto y vio a Krystal, una mujer muy guapa, alta, de rostro hermoso sin imperfecciones que estaba a su lado revisando los papeles que Leeteuk le daba y explicaba. Sintió celos y miró a otro lado, sabía que era su secretaria, ya que Shindong en los días de trabajos pasados, le había contado todo sobre la compañía y cada uno de los trabajadores, Krystal es casada y tiene un hijo de 3 años, no había nada que temer, pero aun así, la joven era demasiado perfecta. Johana caminaba de un lado a otro en el pasillo de las oficinas, Leeteuk la vio y sonrió de
inmediato, la hizo pasar.
—Gracias Krystal, déjanos solos.
Krystal se fue no sin despedirse de Johana de manera formal.
—Hola… —expresó con timidez y se acercó a Leeteuk.
—Hola, Johana.
La chica se extrañó de que él no fuera a besarla como de costumbre, lo dejó y se acercó a él y le dio el regalo.
—Toma.
—¿Qué es esto?
—Es para ti, ábrelo.
—¿Otro regalo? Bien.
Leeteuk abrió el regalo y vio un poco de arroz con salchichas en forma de pulpo y un asado de pollo.
—¿En serio es para mí?
La chica asintió apenada, Leeteuk sonreía, no pudo evitarlo, se puso de pie, la abrazó y la beso sin importarle que estuviera siendo observado por la cámara de afuera.
—Perdón, no debí besarte.
—No, está bien continua.
Johana paraba la trompa y Leeteuk se carcajeó.
—Oye no te rías de mí.
—Disculpa, no puedo besarte en el trabajo, podría ser peligroso.
—Ah, ¿en serio?
—Si. Hablemos afuera, llévate esto lo comeré ahorita que salga.
—Si…
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Comments
Maria Fernanda Fernanda
los pobres que mando el tío ya son cadáveres 😂 solo que no les han informado
2022-01-20
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