Kyumin

        —¿Johana?

        —Mmm…

        —¿Estás dormida?

        —Estaba… ¿Qué sucede? —preguntó, Johana bostezaba.

        —Nada es que me siento inquieto.

        Johana se levantó y se acomodó cerca de Leeteuk, estaba sentado mirando la luna en la oscuridad de la habitación desde la cama.

        —Dime por qué estás inquieto.

        La chica le rozo la espalda desnuda a su amante, terminando la caricia en su hombro.

        —Pues… después de que te dejé en casa de tu mamá, unos mafiosos me emboscaron.

        —¿¿En serio?? ¿Qué paso?

        —Descuida, solo querían pelea, son hombres de mi tío.

        —Es por el préstamo ¿no?

        Leeteuk asintió.

        —Es mi culpa…

        —No, no es tu culpa, ellos no entienden que si les pagaré.

        Johana se desmotivó, Leeteuk la acostó en la cama y la abrazó.

        —Solo te comento para que tengas los ojos bien abiertos —susurró.

        —Entiendo.

        —Volvamos a dormir, ya estoy tranquilo.

        Johana le dio la espalda a Leeteuk, él la abrazo por detrás. Johana sonrió, le gustaba sentir la protección de su ahora “novio”. Pero se preguntaba si siempre iban a estar en peligro como ahora o si su relación estaba maldita.

        Sungmin espiaba a Leeteuk, desde que salió de su oficina en los laboratorios hasta su estacionamiento. Se escondió detrás de un auto y miró con binoculares. Leeteuk platicaba con un trabajador tranquilamente. Sungmin esperó y espero hasta que estos se despidieron y Leeteuk encendió su auto para irse, el chico corrió a esconderse y vio pasar su camioneta. Subió a su moto y lo siguió de lejos, cuando Leeteuk llegó a una cafetería, se detuvo y espió por afuera. Leeteuk tomaba café y miraba el periódico.

        “Que vida tan aburrida”

        Se aburrió y se escondió detrás de un letrero del local. Llamó a Kangin por teléfono para darle el informe.

        —¿Kangin?

        —Dime Sungmin.

        —Él está en un café, y creo que se quedará un buen rato, ¿lo espero?

        —Sí, ve con quien habla, si no quiere pagar debemos chantajearlo con alguien.

        —De acuerdo.

        Sungmin regresaba su vista a Leeteuk, detrás de un cristal se podía ver todo, pasaron los minutos y Leeteuk no hacia ningún movimiento.

        “Ya me aburrí más”

        Johana llegó al café y saludo a Leeteuk con un beso en los labios, ambos sonrieron y comenzaron a platicar.

Sungmin miró y reconoció a la chica.

        —¡Kangin!

        —¿Qué pasa?

        —¡L-la chica q-que recogimos cerca de los antros… está con Leeteuk!

        —¿Hablas de la que dimos en la subasta?

        —Si esa.

        —Entonces Leeteuk la compró y aún la frecuenta, debe ser buena en la cama… entonces Sungmin ya puedes irte, ya tenemos lo que necesitábamos.

        —De acuerdo.

        Al siguiente día, Sungmin caminaba a su casa en un callejón. Llevaba su cena luego de una reunión con Kangin sobre los siguientes movimientos para molestar al joven Park. Sungmin entraba en su departamento y notó que la perilla estaba rota.

        —Diablos.

        Entró y vio todo destruido.

        —¿Qué diablos paso?

        Reviso y no le faltaba nada, ni siquiera se llevaron su dinero ahorrado que ponía en su habitación junto a un

reloj, su TV estaba intacta y sus videojuegos.

        —Qué extraño…

        Al ir a su escritorio notó que sus papeles estaban revueltos, pero una carpeta en especial estaba arrugada. Era la lista de clientes de Kibum.

        Kyu sonreía en su departamento mirando ese papel, ahora ya tenía en su poder los nombres de los clientes especiales de Kibum, con eso Leeteuk podía chantajear a su tío si seguía molestándolo. Al platicarlo con Leeteuk este lo felicitó.

        —Gracias Kyu, ¿qué haría sin ti?

        —Creo que seguir siendo acosado, me debes una, viejo.

        —Así es, ¿oye y como lo conseguiste?

        —Uno de los bravucones que fue descuidado lo tenía en su departamento, ahora ya no lo tiene.

        Sungmin buscaba desesperado y no encontró la lista, entró en pánico y llamó a Kangin explicándole.

        —¡Eres un tonto! ¿Cómo pudiste perder ese papel?

        —No lo perdí…

        —Debo notificarle al jefe, mientras continúa espiando a Leeteuk, no solo a él, también a sus ayudantes sobre todo al que se llama Kyuhyun.

        Sungmin se quedó pensativo.  Tras colgar la llamada, se puso a pensar en su departamento, parece que había entrado un huracán categoría 4.

        “¿Quién habrá entrado a mi departamento?”

        Continuó espiando no solo a Leeteuk sino también a Kyu. Este caminaba a un restaurante y espero a que saliera. Kyu condujo a su departamento que estaba cerca de su trabajo y descansó. Sungmin lo siguió con órdenes de Kangin. Se asomó por la ventana que daba  al otro edificio de junto y miró a Kyu desvistiéndose, inmediatamente despego su rostro y se ocultó, repentinamente se ruborizó.

        “¿Qué diablos haces? ¡Lárgate de aquí! No… son órdenes de Kangin vigilarlo”

        Sungmin cerró los ojos y sacudió su cabeza. Regresó a mirar y Kyu ya no estaba. Encogió los hombros y se

retiró, ya no había caso que siguiera ahí. Kyu se asomó por su ventana y miró a Sungmin irse.

        Al día siguiente Kyu revisaba las cámaras de seguridad, miró el momento en que Sungmin rondaba por el

estacionamiento.

        —Te tengo…

        Sungmin emprendía su tarea de revisar los departamentos de los contrarios, primero fue el de Kyu. Entró con facilidad por la ventana que por suerte estaba abierta. Miró por todos lados y no vio cámaras de vigilancia, revisó los papeles y no había nada del trabajo o de sus contactos, su computadora necesitaba contraseña y su laptop también.

        “La mía no tiene contraseña, diablos”

        Cuando Sungmin estaba a punto de retirarse vio a Kyu parado en su puerta como si esperase a que este lo viera.

        —Mierda…

        —¿Qué haces en mi departamento?

        —¿Y-yo? N-nada… me perdí y…

        —¡Mientes!

        Sungmin se asustó y dio un pequeño brinco, Kyu cerró su puerta con llave y miró enojado a Sungmin. Se paró frente a este y lo vio a los ojos.

        —¿Por qué no dejan en paz a Leeteuk? El si les pagará solo esperen.

        —Yo solo sigo órdenes.

        —¿Qué buscas?

        —Nada yo solo…

        —Dime o verás.

        —P-perdóname… ya me voy.

        Sungmin se retiraba cuando se acordó que la puerta estaba cerrada con llave, camino hacia la ventana por la que entró y se sorprendió al ver que también estaba cerrada.

        —¿Qué diablos?

        —Se cierran por dentro.

        Sungmin miró a Kyu.

        —Entraste por ahí, ¿cierto?

        —¿Eh?

        —Yo la deje abierta.

        —¿Qué? ¿Por qué? ¿Sabías que yo vendría?

        —Sí. Sé que has estado rondándome. Y quería hablar contigo.

        —¿Q-que quieres?

        —¿Por qué me sigues a todos lados?

        —Yo no te sigo…

        —¿Ah no? ¿Y entonces que haces?

        —Yo…

        —No me digas que te gusto.

        Sungmin se sobresaltó.

        —¿Qué? No digas tonterías ¿Quién se fijaría en ti?

        Sungmin retrocedía al mismo tiempo que se ruborizaba.

        —Pero mírate ya estás completamente rojo —Kyu sonreía.

        Sungmin miró por el espejo de la sala y vio su rostro, se dio golpes en la cara para desviar la atención.

        —Me voy… abre por favor.

        —No lo creo.

        —¿Qué? Oye ya en serio perdóname por entrar.

        —No hasta que me pidas perdón de una buena forma.

        —¿Qué? Bueno… perdón.

        —No, así no.

        —¿Entonces cómo?

        —Ponte de rodillas.

        —¿Qué?

        —Que te hinques.

        Kyu señaló el suelo y Sungmin obedeció, juntó sus manos y cerró los ojos.

        —Por favor perdóname.

        Para sorpresa de Sungmin, Kyu comenzó a carcajearse.

        —¿De qué te ríes?

        —De que eres muy chistoso.

        —¿Qué?

        —Eres tonto y lindo a la vez, no sé que harán tus compañeros contigo.

        Sungmin se puso furioso y noqueó a Kyu en el rostro.

        —¿¿Qué te pasa??

        —Eso es por burlarte de mí.

        —Si serás…

        Furioso Kyu levantó a Sungmin del suelo y lo estampó en la pared.

        —O-oye lo siento… pero tú fuiste el que se burló de mí.

        —Cállate.

        —P-pero…

        —¡Te dije que te calles!

        Sungmin bajó la cabeza sin dejar de mirar a Kyu, veía como su rostro bello se arrugaba por el enojo, la respiración de ambos era intercambiada por el escaso espacio que había entre ellos.

        —Kyuhyun disculpa…

        Furioso Kyu selló los labios de Sungmin con un beso salvaje pero apasionado. Sungmin abrió los ojos de par en par, gemía y trataba de separarse, Kyu lo sujetó con fuerza y continuó besándolo. Cuando Kyu comenzó a acariciar a Sungmin por la espalda, este se alejó limpiándose la boca.

***Hola, les habla la autora. Espero les esté gustando la historia. Vengo a recomendarles mis nuevas obras XD "*Mi esposo es un cambiaforma***s" y "**La venganza de Emily" Seguro les gustará. Saludos a tod@s***

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