Cook

Mi instinto me decía que debía esconderme pero no sabía dónde, la sala de descanso tenía una pequeña mesa de café, dos muebles de color negro y cinco casilleros.

La puerta se abrió de un solo golpe y yo quedé petrificada, el hombre llamado Cook preguntó —¿y tú quien eres?—.

En ese momento ya mis nervios estaban de punta, levante la vista poco a poco y pude ver al hombre parado frente a mí, tenía puesta una camisa Blanca, manchada de café, la camisa estaba abierta, lo que dejaba al descubierto todo su torso, aunque no podía reconocer su cara y podría confundirme con la voz, las cicatrices en su pecho la podría reconocer donde fuera.

Antes de que yo pudiera decir una sola palabra el agente Grey habló — Ella creo que es la novia de Liam, ¿Eres su novia verdad?—.

—Si—. Dije entre un pequeño tartamudéo.

Aunque ahora mi cabello era corto, de otro color y con gafas, no sabía si había logrado reconocerme, en ese momento mi mente en lo único que pensaba era en salir de ahí.

—¡Ah que interesante!, no sabia que Liam, tenía novia, Grey vuelve a tu trabajo, yo me cambiaré esta camisa y salgo—. Dijo Cook, mientras caminaba a uno de los casilleros.

Cuando Grey se fue, automáticamente yo me paré y comencé a caminar a la puerta, hasta que escuché nuevamente la voz de Cook — ¿A dónde vas?, ¿no estás esperando a tu novio?—.

—Yo... yo lo iré a buscar—. Dije en mi último aliento, estaba tratando de controlar mis nervios, pero no podía.

Como yo aún no había llegado a la puerta, Cook camino hacia ella y puso su dedo en el seguro, mis ojos se abrieron de par en par, pero no podía moverme, estaba en estado de shock.

Sin embargo; antes de que apretara su dedo en el botón, la puerta se abrió y entró Liam, —Comisario, ¿cómo está?, me dijo Grey que viene de Londres para ayudar con un caso, bienvenido—.

— Si, ya veo que los rumores corren muy rápido, por cierto ya conocí a tu novia, ¿cómo se conocieron?—. Preguntó el comisario, mientras me señalaba con el dedo.

Liam puso la mirada en mi cuerpo que yacía parado en medio de la habitación, temblando como si tuviera hipotermia, con solo una mirada él ya sabía que yo estaba mal, teníamos un año viviendo juntos y me había visto pasar por muchas crisis, con solo un vistazo él sabia que no me encontraba nada bien, no obstante; en ese momento él pensaba que yo estaba así por el interrogatorio.

— Si, ahora tengo novia, después no sentamos a platicar sobre eso, ahora tengo que irme—. Dijo Liam, a la vez que se acercaba a mí, me abrazó y me dijo que ya todo estaba bien, que era hora de irnos.

Cuando sentí los brazos de Liam me sentí segura por un momento, salí de ese lugar en trance, no recuerdo como llegué a la casa, hasta que escuché una voz que me llamaba — Molly, molly, ¿Te pasa algo más?—. Preguntó Liam confundido.

— Debes sacarme de aquí, llévame a otro lugar, un lugar que nadie conozca, que solo tú y yo sepamos que existe—. Respondí con la mirada aún perdida.

— ¿Que?, hablemos de eso en la casa, ¿sí?—. Dijo Liam confundido.

—No, no quiero volver a entrar ahí, llévame a otro lugar, por favor—. Sollocé con desesperación.

— Molly escucha, no es tan fácil como crees, estás bajo protección de testigos, hay reglas que seguir, todo esto está bajo protección, además todos tus gastos son subsidiados por las autoridades, cada vez estamos más cerca, solo tienes que aguantar un poco más, entiendo que debes estar nerviosa por lo de cerbero, pero el no sabe que tu estuviste ahí y tampoco sabe donde vives, ni tu nombre actual—. Me consoló Liam.

En ese momento yo quería contarle lo que había pasado, era la única persona en la que podía confiar en ese lugar, pero como estaba ahogada en llanto, no salían mis palabras.

De tanto insistir, tuve que entrar a la casa, tomé la decisión de huir de ahí, no tenía dinero pero vendería cualquier cosa de la casa y buscaría trabajo, pero no podía quedarme en ese lugar.

—¿Que estás haciendo?—. Escuché la voz de Liam que venía desde la puerta.

—Me voy a otro lugar—. Dije, mientras seguía empacando.

El puso la taza de té en la mesita de noche y se sentó en la cama mientras me veía empacar, pensé que me detendría pero no lo hizo.

Luego de verme cerrar la maleta preguntó, —¿Que sucede?, ¿Paso algo que yo no sepa?—.

— ¿Me creerás si te lo digo?—. Pregunté de vuelta.

—¿Tiene algo que ver con el comisario Cook?—. Preguntó Liam dejándome estupefacta.

—¿Como lo sabes?—. Dije incrédula.

—Hace un rato estaba pensando que yo te había dejado bien en la sala de espera de la comandancia y cuando volví, estabas temblando como un perrito asustado, además me pareció raro que el comisario me preguntara que como nos conocimos, él no es parte de nuestro equipo, por lo tanto; no hay mucha confianza para que me haga preguntas acerca de mi vida personal, ¿por qué no me cuentas?, sino que a cambio decides huir como un ladrón, acaso no confías en mí—. Musitó Liam con un rastro de decepción.

Esas palabras hicieron que yo me sintiera terriblemente mal, porque la verdad era que si confiaba en él, pero estaba tan asustada que solo quería huir de ahí, antes de que Cook viniera a buscarme.

— Recuerdas que te conté, sobre la subasta de las mujeres vírgenes en el Edén y que mi comprador tenía cicatrices en casi todo su cuerpo—. Dije con cautela, mientras él me miraba y asentía en señal de aprobación.

— Bueno, hoy volví a ver esas cicatrices, él me obligó a besarlas, la recuerdo perfectamente, además, pude reconocer su voz, era él, jamás lo olvidaría, pero nadie va a creerme, es su palabra contra la mía, por eso debo irme, ¿me entiendes verdad?—. Dije entre sollozos.

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