Brandon Rider

Como yo dije, efectivamente el número tres, era el Dios del Edén, ¿cómo podría olvidarlo?, esa frase me atormentaba todos los días y me recordaba que jamás iba a poder escapar de ese infierno.

Esa noche, Liam vino a la casa, cuando lo vi me sorprendí, no sabía porqué estaba ahí, — ¿y eso?, ¿qué haces aquí?—. Pregunté sorprendida, él me había dicho que tenía mucho trabajo.

— Solo me preocupé, quería saber si te encontrabas bien después de lo de hoy—. Me dijo, mientras tomaba asiento.

— Estoy bien, gracias, ahora solo me preocupa Cook—. Respondí con tranquilidad.

— No te preocupes por él, no se esconderá para toda la vida, pero también vine porque quiero mostrarte algo—. Al mismo tiempo que hablaba, sacó unas fotos de su portafolio.

—¿Lo conocés?—. Me preguntó intrigado.

Yo tomé las fotos en mis manos, todas eran de un mismo hombre, tambien; se podía observar a ese mismo hombre vestido con un traje de sacerdote, era cabello castaño, piel clara, ojos cafés, físicamente se podría decir que era atractivo, en las fotos se veía como de unos 30 o 35 años, en algunas estaba con ropa normal y en otras estaba con sotana.

— No, la verdad es que no lo conozco, ¿por qué me preguntas?—.

— Este hombre se llama Brandon Rider, actualmemte tiene 53 año, es Inglés, como puedes ver fue sacerdote, por lo que dice el expediente, estuvo un tiempo aquí y luego lo enviaron a Filipinas, Argentina, nueva Zelanda y varios países más, en cada país duraba máximo 2 años y luego la orden sacerdotal lo cambiaba de lugar drásticamente, hasta que no aguantaron más los escándalos y decidieron darlo de baja, eso fue hace ya unos 15 años, después de eso no se supo más de él, hasta ahora—.

— ¿Escándalos?, ¿Qué escándalos?, ¿Liam por qué me cuentas esto?, no estoy entendiendo—. Murmure algo confundida.

—Este hombre es el Dios del Edén—. Musitó Liam con cuidado.

—¿Qué?—. Después de esa noticia yo quedé en shock, por lo que tuve que volver a mirar la foto, ¿cómo es posible que una persona así haga eso?.

Obviamente y como casi todo el mundo, yo había escuchado historias de sacerdotes pedófilos, pero encontrarme con esa realidad frente a frente, fue más sorprendente de lo que imaginaba, y más aún, porque él era el creador de un mundo de tortura y atrocidades, que por si fuera poco, lo llamaba con nombres bíblicos y se llamaba así mismo el Dios del Edén, era eso un tipo de burla a las creencias religiosas.

Liam al verme nerviosa me entregó un té de manzanilla, — Toma, te sentirás mejor—.

Tomé el té entre mis manos y le di varios sorbos — Seguro creó ese lugar para poder hacer a los niños todas las atrocidades que quería—. Dije entre un murmullo, por el rumor cliché, supuse que era pedófilo, además, nunca me tocó y a las chicas que compartían la habitación tampoco.

— Por lo que pudimos averiguar y con denuncias pasadas, se cree que es homosexual, de preferencia adolescente, supongo por ser presas más fáciles de engañar, pero también ha abusado de hombres—. Me informó Liam.

— ¿Tengo que declarar?, ¿lo tendré que ver algún dia?—. Pregunté nerviosa.

Liam no me respondió, solo me miró y asintió con la cabeza, luego agregó. — Pero no te preocupes por eso, lo harás bien, te prepararemos para eso y empezarás a asistir nuevamente a terapia, vienen días muy duros para todos, esto solo es la punta del iceberg, hay personas mucho más fuerte y mucho más poderosas que él involucrados—.

— Yo solo quiero que esto termine, estoy cansada, ya quiero tener una vida normal—. Susurré con frustración.

Esa noche, no sabía si sentirme tranquila o nerviosa, a la vez sentía que todo iba a acabar, pero al mismo tiempo, sentía que apenas todo estaba empezando.

Quería ver a mi familia, decirle que estaba bien, que estaba con vida, pero aún no podía hacerlo, aún tenía que esperar a que todo acabara.

Cuando mi cabeza tocó la almohada, no pude evitar pensar en todas aquellas víctimas que ese hombre pudo haber dejado a lo largo de su vida, en todos aquellos países que visitó y que las personas confiaban en él solo por tener una sotana.

Peor aún, de todas aquellas personas que sabían de sus atrocidades y decidieron callarlo y esconderlo, solo por cuidar su nombre, no entiendo como deciden servir a Dios y esconder estas cosas.

Que irónico, los seres humanos somos seres muy extraños, creamos estigmas y nos dejamos guiar por ellos, marcamos a las personas por su forma de vestir, por su profesión y creemos que por ello ese individuo es bueno.

Sacerdote: hombre con sotana, buena persona, creyente de Dios.

Albañil: Hombre mujeriego, quizás con tatuajes y bebedor.

Mientras pensaba, mis ojos se fueron poniendo cada vez más y más pesados, tenía mucho sueño, más de lo que acostumbraba a tener, si no fuera porque lo único que tomé fue el té de manzanilla que me dio Liam para tranquilizarme, pensaría que alguien me drogó.

De un momento a otro no supe más de mí, me levanté en medio de mi somnolencia y vi que Liam me llevaba en brazos, pero no podía hablar, sentía que no tenía fuerza, así que volví a quedarme dormida.

Luego de no sé cuánto tiempo, volví a abrir mis ojos y estaba en el asiento del copiloto en el auto de Liam, él manejaba y veía fijamente la carretera.

Yo no sabía que estaba pasando, mis ojos aún seguían muy pesados, '¿Liam me drogó?, ¿pero por qué?'. Pensé confundida.

—Liam...—. Dije con voz ronca y arrastrando mis palabras, no sabía exactamente que droga me había dado, pero lo que si sabía era que no tenía fuerza en mi cuerpo, estaba luchando por mantenerme despierta y poder decir unas pocas palabras.

Al escuchar mi voz, él quitó la vista de la carretera y me miró — Lo siento...—. Fue lo último que escuché antes de que la droga me venciera y me volviera a quedar dormida.

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