Identificación

Ante los ojos de la comunidad en donde estaba alojada, Liam y yo éramos esposos, y aunque no salíamos mucho, ni recibíamos visitas, teníamos que aparentar delante de los vecinos cuando llegaba la ocasión.

Llegó navidad y yo quería contactar a mi familia, pero Liam no me lo permitió, el Dios del Edén me estaba buscando y ya había mandado a personas al lugar donde se encontraba mi madre por si yo aparecía, sin embargo; no se atrevían a amenazarlos o hacerles nada, ya que no eran los únicos que se encontraban ahí, varios policías también habían ido para esperar por él.

Varios vecinos se acercaron a la casa y nos invitaron a la fiesta de navidad que se celebraría en el pueblo, en ese momento yo no quería asistir, no me sentía cómoda estando rodeada de mucha gente, pero Liam insistió en que debíamos cumplir así fuera por solo 5 minutos.

Todas las casas estaban muy bien adornadas, con luces de colores que parpadeaban en la oscura noche y fría noche, en la plaza del pueblo había un enorme árbol de navidad lleno de luces y bolas de color rojo.

—Que bueno que se animaron a venir, me alegra verlos—. Dijo kate, nuestra vecina y la que nos había invitado al lugar.

— Pasamos para distraernos un rato—. Respondió Liam, tomándome de la mano.

—Si, gracias por la invitación—. Dije cortésmente.

—No hay nada que agradecer, esto es para toda la comunidad y ustedes ya son parte de ella, mañana mi esposo y yo haremos barbacoa en nuestra casa, ambos están invitados—. Ofreció Kate con una gran sonrisa.

Liam y yo, solo sonreímos y asentimos con la cabeza, pero personalmente yo no quería asistir, no quería relacionarme con nadie por el momento, todas las personas me causaban desconfianza, además que, no quería responder preguntas como, ¿en qué trabajas?, ¿cómo conociste a tu esposo?, ¿tienes hijos?, entre otras preguntas que se hacen en ese tipo de reuniones.

— Tranquila, no asistiremos ahí, solo quise que salieras un rato a ver las decoraciones, la plaza se ve muy bonita esta noche, es bueno que distraigas tu mente de vez en cuando—. Me consoló Liam.

— Esta bien, tienes razón, es solo que, no me gustan las multitudes, no me siento segura—. Contesté un poco avergonzada.

— Lo sé, por eso nos mantendremos aquí, de lejos también se puede apreciar el lugar—. Respondió con una sonrisa.

La verdad es que era muy simpático, tenía cabello rubio y ojos cafe oscuros, la forma de su rostro era cuadrada lo que lo hacía ver muy masculino, en el fondo me sentía muy avergonzada y agradecida a la vez, ya que todo este tiempo, se había estado aguantando mis crisis nocturnas y se había obligado a estar despierto toda la noche frente a mi habitación para que yo me sintiera más segura.

Ese tipo de actitudes, la hacía él porque quería, porque en sí, su trabajo era solo mantenerme con vida, así que por eso le estaba agradecida, estaba haciendo más de lo que le correspondía.

en ese tiempo que estuvimos viviendo juntos, nos hicimos muy buenos amigos, hablábamos de todo, yo le conté sobre mi familia, le enseñé algunas palabras en español, veíamos películas, jugábamos cartas, cocinabamos juntos, me enseño algunos trucos de defensa personal y a disparar un arma, cualquiera que nos mirara desde lejos, podría decir que en verdad éramos una pareja.

Ya había pasado un año desde mi liberación, ese año tuve una vida de muchos retos internos, entre esos restos estaba superar mis miedos, vencer mi ansiedad, poder lograr superar todos esos eventos traumáticos en mi vida.

— Hoy tienes que acompañarme a la estación, han capturado a Cerbero, así que tienes que identificarlo—. Me informó Liam.

—Pero, yo nunca lo vi—. Respondí con un poco de miedo, nada más al escuchar ese nombre, mis manos comenzaron a sudar.

— Lo sé, pero lo escuchaste ¿no?, tú y varias testigos más, pasarán por una prueba de audio, escucharán la voz de varios hombres para identificarlo, no te pongas nerviosa, todo estará bien, yo voy a estar contigo—. Me respondió acariciando mi mejilla para poder calmarme.

Juntos fuimos a la estación, muy pocas personas sabían que yo era una de las víctimas de esa gran red de tráfico de Blancas, por lo que al llegar, muchos colegas de Liam, comenzaron a bromear acerca de que yo era su novia, él solo sonrió y fuimos a la sala de identificaciones, me colocaron unos audífonos y escuché varias voces, todos decían lo mismo, repetían varias frases, yo no podía verlos, solo oírlos.

Pero entre todos, escuché una voz familiar, —Es el número 4—. Dije sin pensarlo, me preguntaron si estaba segura, por lo que volví a escuchar la grabación y efectivamente, al escuchar el tono de voz del número 4, mi piel se puso de gallina, los bellos de mis brazos se erizaron y comencé a ponerme fría.

Me levanté de la silla y me tambalee, —¿Molly estás bien?—. Me preguntó Liam, que en ese momento entró preocupado.

— Yo... No... Yo no me siento bien, sacame de aquí, por favor—. Le suplique, al escuchar esa voz y sentir que estaba en una habitación encerrado, los horribles recuerdos volvieron a mí, empecé a sentir vértigo, yo necesitaba desesperadamente salir de ahí.

Liam me sacó del lugar y me llevó a la sala de descanso de los detectives, —Aquí estarás bien, nadie te va a molestar, es la sala de descanso, pero como ves hay mucho trabajo, así que a nadie le da tiempo de descansar—. Dijo Liam con una sonrisa, en ese momento yo sabía que solo estaba tratando de hacerme sentir bien.

— Liam vamos a casa, no quiero quedarme aqui—. Le suplique.

— Aún debo esperar las declaraciones de las otras testigos, falta muy poco, solo espera 20 minutos ¿si?—. Me dijo con voz suave, yo solo asentí con resignación y él se fue.

Luego de unos minutos escuché a un hombre que se quejaba en el pasillo — Comisario Cook, ¿qué le pasó a su camisa?—. Gritó un hombre.

— El idiota de Grey que derramó café sobre mi camisa, ¿dónde puedo cambiarme esto?, vengo de Londres a prestar mis servicios y así es como me reciben—. Se escuchaba los gruñidos del tal Cook, y en ese momento yo no sabía si era que mis nervios estaban de punta por lo que había pasado con Cerbero, pero la voz de ese comisario Cook, también se me hacía muy familiar, sin embargo; en ese momento no podía distinguirla bien, porque la puerta estaba cerrada, por lo tanto solo se escuchaba el eco de las voces.

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