Flor

...Capítulo V...

Luego de un rato, yo calculo dos o tres hora, la verdad, no estaba muy segura, ya que no teníamos reloj, en ese lugar, yo me olvidé del tiempo, no sabía en qué día, mes o año estaba, mucho menos que hora era, lo único que podía percibir, era, si era de día o de noche, ya que, en las esquinas superiores de las paredes, habían pequeñas aberturas que dejaban entrar la luz.

La puerta se abrió y vi como traían a Flor arrastra, parecía desmayada, la dejaron cerca de mi y yo me acerqué dubitativa, — Flor, Flor, ¿estás bien?—. Dije entre susurros, pero ella no me respondió, juro que por un momento, pensé que estaba muerta.

Flor era muy hermosa, de nuestro grupo de chicas, yo podría decir que era la más bella de todas, era blanca, con un hermoso cabello rubio ondulado y unos ojos café claros, del grupo de 5 chicas que subastaron, por ella, fue por la que más pagaron.

Según lo poco que me había contado de ella, sus padres la estaban esperando en Trinidad y Tobago, ella estaba viajando en ese momento con una tía.

—Mmmm—. Escuché una queja que salía de la boca de Flor, por lo que no dudé en acercarme y preguntar que si estaba bien, yo no podía ver muy bien porque estaba oscuro.

—Me duele todo mi cuerpo, no puedo soportarlo más, por favor, por favor, salgamos de aquí—. Dijo Flor entre el llanto.

Yo quedé en shock y poco a poco se empezaron a escuchar los llantos de las demás chicas, muchos piensan que la risa es la única contagiosa, pero la verdad es que yo pienso, que cualquier emoción se puede transmitir, siempre y cuando, haya empatía y más aún, si has pasado por la misma experiencia de la otra persona.

— Selena, me violó, me violó de la manera más horrible que te puedes imaginar, me introdujo objetos, me golpeó y no bastando con eso, me hizo hacer cosas horribles, me obligó a abusar de una niña, ya no aguanto más, tenemos que salir de aquí—. Gritó Flor histérica.

Yo quedé muy sorprendida y por un momento pensé, que lo que yo había vivido, a pesar, de que fue horrible, no se comparaba con lo que había vivido ella.

Una de las chicas que también hablaba español, se acercó y le tapó la boca, mientras susurraba, — Todo aquí es monitoreado, las cámaras tienen audio, no hables sobre escapar, y si lo haces, no lo hagas tan fuerte—.

—Ella tiene razón flor, trata de calmarte, ¿sí?—. Le dije, a la vez que la consolaba, dándole palmaditas sobre su espalda.

—¡Ayy!, me duele—. Se quejó Flor.

Yo le pedí disculpas inmediatamente, no podía ver que tan herida estaba, a mi me dolían las muñecas, mi partes intimas, mis caderas y muslos, pero por lo que había dicho flor, seguramente el hombre que la compro, golpeó su espalda.

Bajé mi rostro y le susurre al oído, —Voy a hacer todo lo posible para que salgamos de aquí, te lo prometo—. Lo que yo no me imaginaba en ese momento, es que, yo si iba a cumplir con mi promesa, pero de otra manera.

Cuando amaneció, la luz del sol se coló por las aberturas del lugar, los rostros de todas las chicas se podían observa claramente, eran las misma que habían compartido habitación con ella, a excepción de que faltaba dos de ellas, el rostro de las mujeres no era nada comparado, al rostro que tenían antes.

Antes de ser abusada, el rostro denotaba miedo, preocupación, incertidumbre, pero ahora, ahora solo se veía tristeza y dolor, como unas personas sin Alma.

A veces pesa más, cuando te matan por dentro, cuando te abusan, cuando te torturan, cuando te humillan, que cuando te matan físicamente, lo peor de todo, es que cuando sientes ese tipo de muerte interior, ya tu vida física no te importa en lo absoluto.

El rostro de Flor estaba completamente marcado, tenía golpes y rasguños, los brazos, piernas y espalda, también estaban marcados.

Lo bueno era que en esa habitación no había espejo, por lo que Flor, no podía ver su estado, era mejor así, porque si veía como estaba, seguramente se iba a poner peor.

Las semanas pasaron y todas eran igual, nos daban tres comidas al día, nos llevaban una vez al día a bañarnos y de vez en cuando se llevaban a alguna de las chicas.

Al lugar a donde nos llevaban, era a una habitación con paredes blancas y piso de madera, en medio de la habitación, habían 20 meses de metal puestas de forma horizontal, una alado de la otra, dichas mesas, eran parecidas a la que usan los médicos forenses para realizar las autopsias, sin embargo; estas mesas no se usaban para eso.

Cuando llegábamos a la habitación, nos hacían subirnos en las mesas y colocarnos en cuatro, con las rodillas y las manos apoyadas en la mesa, era muy humillante, nos trataban como una res en venta.

Luego de estar en esa posición, entraban las personas que iban a pagar por alguna de nosotras, nos revisaban el rostro, nos tocaban los senos y la vagin*, hasta que se decidían por la mujer que querían.

A mi me habían elegido cinco veces, diferentes hombres, con diferentes perversiones, cada día era horrible para mi, a todos les rogué por ayuda, pero era inútil, era como pedirle ayuda al diablo, obviamente a esas personas no les convenía ayudar a nadie, estaban pagando por sexo, violaban mujeres, hombres, niños y niñas, además, que por lo poco que pude escuchar, es que; esas personas que iban, eran muy importantes, políticos, sacerdotes, comerciantes, mafiosos, individuos con mucho dinero, que no les convenia que se supiera su secreto y que mejor lugar para guardar ese secreto que el Edén.

En esas semanas yo me sentía cada vez más miserable, pero Flor se sentía aún peor, en este lugar, el ser bella es una desventaja y recuerdan que les dije que Flor era muy hermosa, por lo que a ella la solicitaban más.

Recuerdo muy bien, cuando una madrugada, después que la dejaron en la habitación, ella me susurró casi sin fuerza, que por favor, la matara, que ya no quería vivir más, que incluso si salía, si se escapaba o si la rescataban, ella se iba a suicidar.

He aquí donde vuelvo a decir, las personas no mueren solo físicamente, cuando todos los órganos se detienen y tu cuerpo deja de estar con vida, también muere cuando te destruyen el Alma, cuando a pesar de estar respirando, ya no tienes ganas ni fuerzas para vivir.

Muchas veces las personas se quitan la vida y decimos, ¿cómo pudo hacerlo?, todo en esta vida tiene solución, yo no podría quitarme la vida.

Puede ser que en circunstancias comunes, no puedas hacerlo, porque el instinto de supervivencia no te dejaría, es como si quisieras ahogarte tu mismo, eso es imposible, al menos que te ates a algo que te impida salir, pero si lo haces tu solo, es imposible, tu instinto de supervivencia, hace que salgas en busca de aire.

En este caso, yo era esa persona que quería morir, pero al momento de estar sumergida en el agua, mi instinto de supervivencia me sacaba, sin embargo; Flor era de esas personas que ya estaba destruida en su interior y preferían amarrar un yunque en sus pies, para ahogarse y no salir más.

Recuerdan en el primer capítulo, cuando les dije que Flor marcaría un antes y un después en mi vida, en donde también les pregunté, ¿qué harían para sobrevivir?.

Aquí van ambas respuestas:

La primera; es que, jamás en mi vida, pensé que haría algo como eso, pero lo hice para sobrevivir.

En uno de los miserables días de nuestra instancia, se llevaron a Flor, a mi también me habían llevado, sin embargo; esa noche no fui elegida.

A Flor, la llevaron tarde a la habitación, ya tenía rato que había salido el sol, me pareció muy extraño que tardaran tanto y me preocupé, ya que habían muchas chicas que no regresaban y más nunca las volví a ver, ni siquiera en la sala de venta, que es la sala que les mencioné anteriormente, la de las mesas de metal.

No había que ser muy inteligente para saber, que pasaba con esas chicas que no volvían, obviamente no era que escapaban y mucho menos que le daban la libertad, la única forma que había para salir de ese infierno, era muerta.

Cuando pusieron a flor en el piso, ella estaba temblando y muy caliente, creo que tenía fiebre, en ese lugar no teníamos sábana ni nada de eso, dormíamos en el piso acolchado, ya que todas las habitaciones donde nos mantenían cautivas eran así, con piso y pared acolchadas, como en los manicomios.

La respuesta a eso, es que los pensamientos de suicidio en ese lugar, era el pan de cada día, muchas mujeres preferían acabar con su sufrimiento de una vez, a seguir en ese lugar, por ende, las habitaciones estaban ambientadas, con todos los protocolos, para evitar que tuviéramos contacto con algo que nos sirviera para llevar a cabo cualquier plan de suicidio.

Estos protocolos de seguridad, no era porque al Dios del Edén le importara nuestra vida, lo que le importaba era su dinero, no iba a comprarnos para que no le dejáramos ningún tipo de ganancia, si íbamos a morir, por lo menos teníamos que hacerlo en manos de uno de los clientes, ya que si eso pasaba, el cliente debía pagarle al Dios del Edén una compensación por asesinar la mercancía, pero si ella se suicidaban, no había dinero.

Creo que Flor provocaba a los clientes para que la asesinaran, porque casi siempre llegaba muy golpeada, esta vez, no fue la excepción.

Yo me acerqué para hablar con ella, pero antes de que yo dijera algo, Flor me susurró — Tapa la cámara, por favor—.

Inconscientemente yo mire hacia la cámara de la esquina, no entendía que estaba pasando, ni porqué Flor me pedía eso, cuando volví a verla, ella sacó de su short una tijera.

Yo abrí los ojos de par en par y le pregunté, que de donde había sacado eso, ella me respondió de la enfermería, las demás chicas no podían ver lo que flor había sacado, porque yo estaba frente a ella y tapaba la vista.

Antes de que yo pudiera decir algo más, Flor comenzó a cortarse las venas de la mano izquierda con la tijera, yo quedé paralizada, no podía hacer, ni decir nada, la sangre comenzó a salpicar el suelo y la pared acolchada y las demás chicas empezaron a gritar.

En cuestiones de segundos, dos hombres armados entraron a la habitación y le arrebataron las tijeras, Flor logró cortar ambas muñecas, pero la cortada de la mano derecha, no era tan profunda, como la de la mano izquierda.

En pocos minutos llegó el Dios del Edén y me señaló, —Tú, tú la ayudaste—. me acusó.

—No, yo no...—. Tartamudée, muy asustada, todo mi cuerpo temblaba, todo pasó tan rápido.

Flor yacía en la habitación acostada, mientras se desangraba por las muñecas, yo estaba a su lado paralizada, viendo con miedo al Dios del Edén.

Uno de los hombres armados, le pasó las tijeras al Dios del Edén, este las agarró y me miró con furia, —Termina de matarla—. Me dijo.

—¿Que?—. Respondí muy, muy asustada, yo no era una asesina.

— Si no lo haces, entonces yo te mataré a ti, elige tu vida o la de ella—. Me amenazó.

Yo no respondí, hasta que me apuntó con su arma, — No querías ayudar a morir, entonces hazlo—. Me gritó, a la vez que quitaba el seguro de su arma.

Es aquí donde respondo la segunda interrogante, ¿Que harías para sobrevivir?, yo tuve que convertirme en asesina, con las manos temblorosas, agarré la tijera y con los ojos cerrados, se la pasé por el cuello, más sangre empezó a salir, pero en vez de rabia, vi agradecimiento en sus ojos, eso me hizo sentir menos culpable.

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Comments

Tina Ixchiel Puthod

Tina Ixchiel Puthod

y donde esta la epoca antigua???&

2023-07-15

0

𝄟⃝Mary𝄟⃝💞

𝄟⃝Mary𝄟⃝💞

pobre chica

2023-02-24

1

Miky Ramirez

Miky Ramirez

Bien fuerte esta nov3la😞😞😞😞

2022-06-01

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