Errores

13: Errores

 Ese día casi no había nadie en la cueva del indio, solamente algunos chicos jóvenes nadando algo alejados. Me acerqué con ella al agua, dejé que se relajara un momento antes de invitarla a entrar al agua.

—Confía en mi, no te soltaré en ningún momento.

Ella me miró varios segundos indecisa pero al final asintió entregándome su mano, la dirigí lentamente al agua fría y nos fuimos sumergiendo poco a poco. Cuando el agua alcanzaba su pecho, ella se asustó y saltó a abrazarme.

—Espera, —Ella comenzó a reír nerviosa, le di su tiempo y luego aflojó el agarre alrededor de mi cuello. —Como hacen eso, —Kate señaló a los chicos que se encontraban flotando sin mucho esfuerzo. Sus manos permanecían alrededor de mi cuello, al parecer incluso a ella se le olvidó.

—Te puedo enseñar, eso es más fácil que aprender a nadar.

—A ver, ¿cómo lo hago?

Ella me miró con curiosidad, y su rostro me pareció tierno.

—El truco es hacerte el muerto —ella hizo una mueca incrédula. —te lo juro, solamente déjate llevar por el agua, primero acuéstate en el agua.

—Tú me quieres ahogar, ¿verdad? —Me eché a reír mientras negaba con la cabeza. —¿estás seguro?

—No te va a pasar nada, es más yo te cargo pa’ que te vayas soltando.

Ella asintió sin mucha confianza, quitó sus brazos alrededor de mi cuello y se fue acomodando sobre mis brazos. Al principio tenía miedo de sumergir la mitad de la cabeza pero luego me hizo caso y a los pocos minutos ya había aprendido a flotar.

Después de estar mucho tiempo en la cueva decidimos regresar y nos fuimos caminando, tomamos la ruta por las tres esquinas yendo más allá del hipódromo V Centenario, la casa de nosotros quedaba cerca de la parada de la omsa.

Al día siguiente Lucas vino a mi casa, me había contado anoche que quería hablar de algo conmigo. Me sentí algo extraño pero no pensé tanto en eso ayer en la noche. En ese momento los dos estábamos en mi habitación, él sentado sobre mi cama y yo en el suelo en posición de buda. Me estaba dando desesperación, él había llegado hace varios minutos y no hablaba, parecía incómodo o nervioso.

—¿No tenías algo urgente que decirme? —Lucas suspiró, eso hizo que me sintiera más ansioso por saber. ¿Había hecho algo malo?, él tenía una cara de arrepentimiento y comenzaba a preocuparme. —¿Qué hiciste esta vez?

—Marica creo que me vas a odiar, en serio no tenía pensado hacer eso…

—¡Ya habla! —Levanté la voz algo molesto, no me gustaba cuando le daban tantas vueltas a la situación. Suspiré mientras me rascaba la parte de atrás de la cabeza.

—Bueno, es sobre Amy, digamos que cometí un error…

Arrugué las cejas molestas, no hacía falta que dijera más para que lo entendiera, sentí un sentimiento desde mi pecho subir hasta mi cabeza provocándome un leve dolor de cabeza, me levanté de suelo y salí de la habitación. Necesitaba pensar, no quería actuar con violencia y era mejor escuchar la explicación que tendría, supongo que él digiera que fue un error fue lo que más me dio rabia. Lucas dijo que dejaría de jugar con los sentimientos de las chicas, supongo que sentía que él estaba rompiendo su palabra.

Tardé unos minutos frente a la puerta antes de volver a entrar.

—¿Qué pasó? —esta vez me senté algo alejado de él, cerca del escritorio y en la misma posición de antes. Él movió las manos algo nervioso y suspiró antes de hablar.

—¿Recuerdas la fiesta en la casa de Carolin? —Asentí. esa chica era una de nuestras compañeras, se suponía que en esa fiesta estarían adultos dando supervisión. Yo no había ido a esa fiesta y me pasé la noche jugando videojuegos, lamentablemente Kate se fue a dormir temprano ese día. Había pasado casi una semana de esos acontecimientos, clavé los ojos más sobre Lucas y él sonrió incómodo. —Bueno, bebí demasiado y me emborraché, entonces no recuerdo mucho, pero cuando desperté estaba en la casa de Carolin junto a Amy, ya sabes en que estado.

—¿Has vuelto a hablar con Amy?

—Ella me bloqueó… —Volvió a sonreír incómodo. Pasé mi mano por mi cara, sintiéndome preocupado, enojado y algo incrédulo de lo que había sucedido, pero obviamente ya estaba hecho. —Intenté hablar con ella en la escuela pero me ignora por completo.

—¿Y de qué quieres hablar?, mejor ni lo hagas si ella no te gusta. Amy tal vez está incómoda con lo que pasó y es mejor que dejes de perseguirla. —Él bajó la mirada algo deprimido.

—Simplemente no quería que el ambiente fuera incómodo…

—Bueno, eso es casi imposible con lo que has hecho, hicieron. Siempre te he dicho que no bebas como un loco. —Me levanté caminando por la habitación con ansiedad, esa era una situación grave y entonces un pensamiento cruzó por mi cabeza. —Mierda, ¿usaste un condón?

—¿Cómo diablo voy a saber?, supongo que no, no recuerdo andar con eso. —Él se pasó ambas manos por la cara algo nervioso, se notaba que estaba más preocupado en ese momento. Si por alguna razón se diera esa situación, ninguno de los dos podría elegir que hacer con el feto, los padres serían los primeros en forzar para que el bebé naciera.

—Debería intentar hablar con ella… —Suspiré echando la cabeza un poco hacia atrás. Rubio tenía que ser, su cabeza era muy hueca.

Ese día el pasó la mayor parte del día en mi casa y aunque intentamos distraernos jugando en la Ps 5 fue algo complicado centrarse por completo en el juego. Tampoco hablé con Kate, no quería que ella sintiera que era un intenso o que apuraba las cosas y la verdad no había necesidad de ir rápido, lo mejor era conocerla en cada detalle, saber sobre su serie favorita, su sabor de helado preferido y la música que le gustaba escuchar.

Al otro día, me alisté para ir a la escuela, me puse un arete con un cristal rojo en mi perforación; de hecho esas cosas estaban prohibidas en la escuela pero supongo que de cierta manera esa era mi forma de desafiar al director, mi padre.

La encontré como siempre en la parada de autobús, ella se veía hermosa como siempre. Me acerqué y saludé con una sonrisa.

—¿Te dormiste temprano anoche? —levanté las cejas interesado. —Te escribí en eso de las una y no me diste respuesta.

—Ah, no escuché tu mensaje, perdón. —Ella me miró unos segundos y luego asintió. —¿Ya te sientes mejor?

—Sí, al final hablé con mi madre sobre ese asunto, nos sinceramos. Ella dijo que se divorciaría de mi papá.

—Supongo que es lo mejor.

—Ajá —embozó una sonrisa pero su rostro claramente se veía deprimido. Las separaciones de pareja siempre afectaban más a los hijos, yo también estuve en esa situación y me costó años superarlo por completo.

El día se sintió algo aburrido cuando el maestro de sociales comenzó a hablar de historia, y no era que me aburría escuchar sobre como mi país llegó a ser lo que era en ese momento, sin embargo la voz tan monótona de él era lo que me provocaba sueño y fue un alivio cuando por fin escuché la campana sonar, era la hora del receso.

Subí a la azotea seguido de Lucas y Jonathan, ese último estaba hablando por teléfono con su prometida, parecía realmente contento por esa relación. Y Lucas seguía con ese mismo ánimo de ayer, pensativo sobre lo pasado.

—¿Hablaste con Amy? —Lucas me preguntó en voz baja, como si intentara que Jonathan no le escuchara.

—No, ni siquiera se como sacarle ese tema. Espero que ya no vuelvas a emborracharte como un loco.

Le di una mirada de regaño, el asintió mientras presionaba los labios. Me apoyé contra el muro de la azotea y miré a los demás estudiantes que estaban en el patio.

—Ey, miren —Jonathan se acercó y nos enseñó una imagen de su prometida bastante entusiasmado. Últimamente había dejado de ser tan friki, lo que podía hacer el amor.

—¿Cuándo se van a casar? —Lucas sonríe y Jonathan meditó antes de responder.

—Creo que después de la graduación o mientras estemos en la universidad.

La conversación siguió sobre los intereses de nosotros, los planes a futuro y por primera vez sentí que me estaba interesando tomar una carrera, claro todavía no estaba muy seguro pero tal vez elegiría ser un arquitecto o un ingeniero civil.

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