Unos segundos, una eternidad

Eran alrededor de las nueve, el maestro estaba escribiendo en la pizarra algunos subtítulos del tema principal que estaríamos trabajando, como era sociales se necesitaba formar un grupo para la exposición final, esa última parte no me gustaba.

Chris y Evan se fueron con otros chicos para completar los cinco, mientras que a mi grupo le faltaban dos. No había problema con que fuera un grupo de tres, pero ese maestro era fastidioso, si decía grupo de cinco, debía ser así o nos bajaba calificaciones. Otro maestro loquito.

Amy se acercó a mí mesa, se apoyó contra ella de manera coqueta acercando su rostro al mío. La miré levantando las cejas.

—¿Puedo estar en tu grupo? —observé a sus amigas mientras asomaba un poco la cabeza. —Ah, ellas ya están completas. Así que, me he quedado sola.

Obviamente era una mentira, sabía cuales eran sus intenciones. Tal vez no debí haberla besado la otra vez, yo sabía que ella gustaba de mi; no debí de tomarla tan ligeramente.

—Sí, aunque debemos reunirnos en la casa de Lucas. —Ella asintió. En ese momento dirigí mi mirada hacia Kate, de hecho quería saber si estaba en un grupo. Ella era nueva y era difícil hacer amistades cuando no conocía a nadie.

—¿Ey, estás en un grupo? —Casi me daba un infarto cuando vi a Lucas cerca de Kate, ¿en qué estaba pensando ese loco? —¿Quieres estar en nuestro grupo? Queda todavía un puesto.

Amy chasqueó la lengua haciendo que mire a su dirección, tenía las cejas sumamente arrugadas. En eso Lucas vino con Kate a su lado, ni siquiera intenté buscar la mirada de ella. ¡Qué vergüenza!

—Entonces, mañana a las cuatro de la tarde en mi casa, tienen que venir todos. —Lucas comunicó y miró a Kate reflexionando sobre algo. —¿Por qué no le das tu número a Ethan?, así él te pasa la ubicación de mi casa.

—¿Olvidas que me diste su número? —Kate dijo y Lucas abrió la boca en forma de «o» al recordarlo. —Además, soy su vecina.

Eso ni yo me lo esperaba, Lucas me miró esperando que explicara algo, ¿pero el qué?

Amy estaba más molesta, tal vez estaba celosa. Y la entendía, ¡Dios no quería romperle el corazón a otra mujer! ¿Pero cómo la detengo sin hacerle daño?

—Ah, entonces mejor. Tú y Ethan vienen juntos. —Lucas interrumpió el ambiente incómodo que se estaba creando. Luego fuimos a la azotea Jonathan y yo para tener mejor vista de las galletas (bofetadas) que le iban a dar a Lucas.

—Mañana tendrá la cara entumecida. —Asentí.

—Es un loco, pero admiro su valentía. ¿Y ya pediste disculpa?

—Por teléfono sí, ¿o debía hacerlo presencial? —Negué, era mejor hacer las cosas como le parecían bien a uno.

—No, déjalo como está. Además, tú fuiste más de relaciones, ¿no?

—Ajá, las veces que me acosté sin compromiso pagué por ello. —Dijo riéndose mientras no apartaba la mirada del teléfono. —Esos tres eran los que se divertían más, espero que esas galletas le hagan quedarse tranquilo o que busque tener algo serio. Avisa cuando inicien.

—Dale, yo te digo.

Seguí mirando como la fila se hacía más larga, ¿Qué mierda? Mínimo se cogió a media escuela.

Al final del día, tuvimos que ponerle a Lucas dos bolsas de hielo en la cara, me daba pena verlo así, ¿pero quién lo mandaba, eh?

—¿Cómo te sigue funcionando? —Lucas me miró indignado, era gracioso ver esa expresión en su rostro.

—Haces como si nunca hubieras tenido más de veinte parejas, —Carcajeé mientras negaba con la cabeza.

—Te acepto si me dices diez, ¿cómo qué veinte? No soy tan resistente, no —Jonathan estalló en risas mientras palmaba el hombro de Lucas.

—Espera, cuidado si me pegas en la cara, que dolor —hizo una expresión adolorida.

Estando en casa miré a través de la ventana, justo frente a ella estaba la habitación de Kate (la verdad estaba a metros de distancia), fui caminando por la habitación queriendo tomar el teléfono y escribirle pero… ¿sería correcto?

Me sentía patético, era la primera vez que me sentía tan patético, parecía un virgen que se enamoraba por primera vez. Ya había tenido varias experiencias, pero parecía alguien inexperto.

Mi teléfono timbró asustándome, el cual se encontraba en el escritorio, me acerqué y desbloqueé la pantalla. Era un mensaje de Kate, incluso sin ver el contenido ya estaba sonriendo como un estúpido. «¿Qué haces?, te estás moviendo como un loco en tu habitación».

Miré con rapidez a la ventana, y la vi en su habitación viéndome con una sonrisa plasmada. Quería morirme de vergüenza.

«¿Me dejas en visto?» volví a recibir otro mensaje. Moví las manos sobre la pantalla de manera nerviosa. «No, me sorprendió tu mensaje».

«¿Y qué estabas haciendo hace un momento?» Medité antes de responder, no le diría que estaba pensando en escribirle, eso sería raro.

«Reflexionando, no tengo sueño», me acerqué a la ventana. Ella seguía ahí y estaba viéndome, luego volvió a mirar el teléfono.

«Momentos esquizofrénicos, supongo».

Y así pasamos la noche, hablando de cosas sin sentido. Estuvimos de esa manera hasta las tres de la mañana. Fui a acostarme con una sonrisa amplia, realmente mis mejillas estaban adoloridas por haber sonreído demasiado.

Al día siguiente, nuevamente tocaba ir a la escuela. Me arreglé y después de desayunar fui a la parada de autobús. Esperé un momento, pues Kate no había llegado y ya estaba sentado cuando ella subió con prisa. Tomó asiento a mi lado.

—¿Te despertaste tarde? —Ella me miró achicando los ojos.

—No, la cama me tenía atada, —sonreí y ella me miró mientras arrugaba las cejas. —Pero hablando en serio fue por culpa de alguien, me retuvo toda la noche.

—Ey, tú eras la que no quería irse a dormir. —Ella soltó una pequeña risa, me quedé mirándola fijamente, ella lo sintió y subió ambas cejas. Me giré mirando por la ventana algo nervioso.

En el receso,

—¿Entonces, estás enamorado? —Lucas se comió un plátano frito. Asentí, ya no había por qué negarlo. Lucas se daba cuenta muy rápido.

—¿De quién? —Jonathan se interesó.

—La chica nueva, —dijo Lucas. Yo me quedé en silencio esperando su reacción.

—¿No es muy rápido? Bueno, ella solamente tiene una semana en esta escuela. ¿O te la quieres coger? —Levantó la vista del teléfono para mirarme fijamente. Negué rápidamente.

—No, no pienso decir nada sobre lo que siento. Y sí, me enamoro muy fácil, no me juzgues. —Él asintió bajando la vista volviendo a la partida en la que estaba.

—Ahora me siento mal por ser el único que no está enamorado. —Lucas comenzó a reír e hice varias muecas de asco.

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