Soltar

Al día siguiente me reuní con Amy en el lugar acordado, era una plaza hermosa; había algunas estatuas y asientos para sentarse bajo la dulce brisa de los árboles. Ella llevaba un vestido corto por encima de las rodillas de color celeste, pendientes del mismo color y un suave maquillaje apenas notable. En su hombro derecho cargaba una bolsa, esas de tiras largas. Me acerqué saludando con amabilidad, por como movía sus manos percibía su nerviosismo y la comprendía. Realmente debería disculparme por haberla ilusionado sin tener responsabilidad de mis actos, yo sabía que se sentía estar enamorado; con la mínima atención que mostraba la otra persona la imaginación podía volar a miles de galaxias. Así era el amor, capaz de hacernos sentirnos felices con un hola o simplemente una mirada, hacernos entorpecer cuando esa persona nos hacía un cumplido.

Caminamos juntos en silencio, no la apresuré en ningún momento; comprendía lo difícil que era confesar ese sentimiento a la otra persona. Llegamos debajo de un árbol ancho, con ramas largas que daba sombra por doquier, en esa zona no había muchas personas y las que habían se encontraban muy alejadas. Luego de suspirar varias veces ella por fin habló.

—Como dije ayer conozco tu respuesta, pero tal vez debía soltar esto que siento para ser capaz de borrarlo por completo. —Se tomó una pausa mientras jugueteaba con los dedos, su mirada estaba fija al suelo. —Desde el año pasado llamaste mi atención, me gustaste; tu personalidad y todo de ti. Pensé que si esperaba en algún momento me verías, creo que debí haberlo dicho antes, cuando tus ojos no miraban a las demás como lo haces con ella. —Adiviné que se refería a Kate y volteé mi mirada a otro lado.

—No digas eso, sabes, esas relaciones fueron tan momentáneas que parecían un simple juego, y no quisiera jugar con tus sentimientos nunca más. Por ello me disculpo por ese beso, yo estaba al tanto de cómo te sentías por mi, pero aún así continué…

Ella movió la cabeza negando, en ese momento levantó su cabeza para verme directamente a los ojos.

—Sabía que no te gustaba, y aún así intenté tenerte a través de ese contacto; no te disculpes. —Ella soltó un suspiro mientras sonreía. —¿Podemos ser amigos, verdad?

Asentí mientras me acercaba a abrazarla, ella me rodeó con sus brazos mientras hundía su rostro en mi pecho.

—Gracias por darme la oportunidad de decir esto, gracias por escucharme y no rechazarme de manera dolorosa.

—¿Qué dices? No agradezcas por estas cosas. —Nos alejamos, ella se despidió y yo me senté debajo del árbol cerrando los ojos un momento y disfrutando de la suave brisa que chocaba contra mi piel, era un sitio agradable, transmitía paz.

Después de unos minutos regresé a casa, me acosté boca abajo en mi cama, los brillos del atardecer se reflejaban en el suelo cerca de la venta. Mi teléfono timbró asustándome porque lo tenía cerca de mi cabeza, no sabía porque ponía esos tonos tan malos.

Me incorporé emocionado al ver que era de Kate, «¿Cómo te fue?». Su pregunta me hizo sentir completamente pleno, aunque no era mucho, pero saber que ella tenía algo de interés en lo que yo hacía, me ponía sumamente feliz.

«Bien, ella estuvo de acuerdo en ser amigos».

«Ah, comprendo».

«Ey, como no conoces la zona de aquí, ¿Qué te parece si te llevo a una cueva?»

Miré ansioso el chat esperando una respuesta y me pareció una eternidad el tiempo que se tomaba en aparecer el mensaje.

«Sí, creo que debo pedir permiso, mi papá es algo complicado».

Estuvimos hablando por unos minutos y luego nos despedimos, me acosté algo contento; ella me tenía aficiao.

Al otro día el maestro de sociales volvió a poner otra actividad, pero esta vez estaba emocionado por participar, era una salida e iríamos a un museo muy importante del país, ubicado en la zona Oriental «museo faro a Colón». Llevaba mucho tiempo sin salir de mi casa y esa era la ocasión perfecta para pasear y conocer más sobre la historia de esta rica tierra.

En el recreo, Jonathan, Lucas y yo nos encontrábamos sentados en el comedor, el tema de conversación trataba sobre nuestros planes para el futuro, era el último año en el liceo y la mayoría iría a la universidad, sin embargo; yo no tenía idea de que quería hacer con mi vida, además estaba terminando muy pronto según yo, fue a hace unos meses que cumplí los dieciséis años.

Algunos ya estaban enlistándose como guardia, tal vez elija eso al final. La verdad era que en ningún momento pensé seriamente en mi futuro y ahora que llegaba el momento, mi cabeza no funcionaba como debía.

Luego de la escuela fuimos a la cueva del huevo, (también se lo mostraría a Kate), hacía un calor del diablo y estando sumergido bajo esa agua fría me hacía estar en paz. Algo malo de esa zona era que a cada rato se metía una patrulla de policía a inspeccionar o el DNCD, la verdad algunos loquitos se ponían a inhalar en el agua todo tipo de drogas.

Mientras Lucas permanecía sentado en una roca, Evan y Chris llegaron por detrás y por la mirada rojiza temía que empujaran a Lucas, pero no hicieron nada y descendieron casi llegando al agua, Chris con un vaper en la boca. Evan se paró sobre un peñón y saltó clavándose en el agua para luego emerger pasándose la mano por el rostro.

Después llegaron unas chicas en short y brasieres, no las había visto por la zona y por el acento parecían no ser del barrio. Una de ellas se acercó a Lucas, ella le dijo algo a él pero no fui capaz de escuchar por la distancia.

 Cuando estábamos de regresó Jonathan preguntó —¿No dijiste que no ibas a ligar por el momento? —Lucas alzó las cejas con confusión, parecía no entender.

—No me he ligado con nadie, esas chicas se acercaron de la nada y además estaban preguntando si conocía a Ethan.

—¿A mí? —él asintió mientras bostezaba, se acercó y me rodeó con el brazo.

—Vamos a mi casa, tengo hambre. Yo les cocino.

Hice una mueca al mismo tiempo que Jonathan, Lucas era pésimo en la cocina; seguramente quería matarnos con eso a lo que llamaba comida.

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