Sin importancia

Al día siguiente llamé a mi mamá, me sentí desesperado luego de escuchar el tono de la llamada por tercera vez, por fin ella contestó y dejé salir un suspiro.

—¿Ethan?, ¿Cómo estás?

—Bien, mamá. Bueno llamé para avisarte sobre la graduación… me refiero a que necesito algo de dinero para eso, pero si no tienes está bien.

—¿Y tu papá?, si no quieres hablar con él, lo llamaré y le diré. Mientras estés con él, sabe bien que debe hacerse cargo de ti, además es lo menos que puede hacer luego de desaparecer por tantos años de tu vida.

Arrugué las cejas, no quería eso.

—¿Dónde estás mamá?, ¿Cuándo puedo regresar a casa? —Intenté que no me afectara lo que ella acababa de decir.

La línea se quedó unos segundos en silencio, aquello me puso los nervios de punta.

—Ethan… antes te pedí tiempo, quiero decir que necesito un descanso. Eduardo se ofreció a cuidarte hasta que cumplas la mayoría de edad o hasta que puedas vivir por tu cuenta, espero que entiendas que esto también lo acepté para ayudarte…

—¿Ayudarme?, no pensé que me dejarías mamá, tampoco me dijiste sobre esto también, estoy harto de las mentiras, de que no me digas nada. —Sentía rabia, ellos tomaron decisiones para mi vida sin consultarme.

Me mordí el labio desde adentro, no pensaba llorar por algo tan insignificante como eso. Si lo hacía demostraba que era un dramático, eran situaciones normales, debía entenderlo y aceptarlo.

—Sami, —¿Desde cuándo no me llamaba de esa manera? —Compréndeme por favor, te quiero mucho, eres mi único hijo pero a veces me siento —se detuvo buscando la palabra correcta.

—Lo sé, es cansado ser madre, no lo soy pero lo entiendo, es agotador. —Dije en un susurro, la verdad mi voz comenzaba a quebrarse mientras la conversación se seguía alargando, quería colgar, caminar en la calle sin rumbo y sentarme en un sitio tranquilo. —Estoy feliz de saber que vas bien, creo. Mamá, no tienes que hablar con mi papá, yo le diré.

—Siempre fuiste un buen niño, gracias Sami.

—Adiós mamá, —dije antes de colgar el teléfono, alejé el dispositivo de mí oreja y lo lancé a la cama. Mi vida era una mierda por completo, de la nada todo se había destruido. Me senté en la cama mirando a un punto de la habitación fijamente. No sé cuánto tiempo me quedé de esa manera, en un momento volví a tomar el teléfono y marqué el número de Lucas.

—Hola, ¿Qué fue?

—¿Puedes venir a mi casa?, me siento horrible. —Mi voz estaba más grave, escuché a través de la línea como Lucas se movía.

—¿Y eso?, ¿Te peleaste con tu papá?, si quieres puedo tener una pelea a puño limpio con él. —Bromeó con lo último, Lucas no solía meterse en tantas peleas.

—No, solo ven, ¿sí?

—Ya estoy saliendo de mi casa, en unos minutos estoy contigo bebé.

Chasqueé la lengua porque él seguía con esa actitud, aunque eso también era una de las razones por las que se me hacía fácil contarle sobre mis sentimientos, él lo comprendía a su modo.

—Cuando llegues te voy a patear la cara.

—Si te hace sentir mejor estoy dispuesto a sacrificar mi hermoso rostro.

—¡Ahhh!, ya cállate y ven rápido.

—Ya voy, tranquilo.

Colgué el teléfono lanzándolo sobre la cama, me acosté mirando el techo mientras los minutos pasaban. Cuando escuché el timbre supe que Lucas había llegado, así que no me levanté y esperé que él subiera a mi habitación.

—Llegué, y cuéntame, soy psicólogo, abogado y lo que quieras. —Fue lo primero que soltó al entrar a mi habitación, saltó sobre mi cama y luego de cerrar la puerta con seguro me senté en mi escritorio.

—Consuelas para la mierda, ni siquiera sé por qué te llamé.

—Oh, quieres un enemies to lovers conmigo. —Comenzó a burlarse. —En serio, ¿Qué sucedió?, te escuchabas como un borracho hace un momento.

—Llamé a mi mamá hace poco y básicamente me voy a quedar con el director hasta que sea independiente.

—¿Eh?, ¿No volverás a tu antigua casa?

Subí los hombros en un intento de quitarle importancia.

—Ella necesita tiempo, sabes que debido a que me tuvo perdió mucho tiempo de su vida…

—Ey, hermano, ¿hablas en serio? Tú no decidiste nacer, además fue ella la que te tuvo muy joven, ella decidió abandonar todos esos sueños, ese «tiempo». Marica, está situación te está poniendo horrible, mierda, jamás te escuché tan mal.

Él se rascó la cabeza y yo me quedé en silencio. El ambiente se sintió incómodo.

—¿Ella te dijo eso? Sobre necesitar tiempo, —no respondí, en ese momento estaba algo pensativo sobre la conversación que tuve con mi mamá. —Mierda, eso fue demasiado duro.

—Lucas, no lo entiendes. Yo crecí con ella, se que está cansada y por eso me pongo en sus zapatos.

—No es que no lo entienda, marica te tratan como si fueras un estorbo para sus vidas, eso es lo que me molesta, y no quiero que tú te resignes y lo aceptes. ¿Dónde quedó mi amigo con la seguridad de un Dios?, ¿Ah?

—No me resigno, pero tampoco puedo forzar a nadie. Si hiciera un berrinche sería muy infantil, ahora simplemente debería tragarme mi orgullo y llevarme bien con mi papá. Seguiré buscando un trabajo, esta vez en serio y después me independizaré.

—Mierda, si necesitas ayuda sabes que estoy aquí. Y voy a conseguirte un trabajo lo más rápido posible. ¿Aceptas cualquier tipo de trabajo?

—Ajá —Asentí.

—¿Stripper?

—Sí, ¡Qué! —él comenzó a reírse.

—Estas bien distraído, no pienses mucho. Vamos a jugar para que no se caliente tu cabeza.

Asentí y él encendió la Ps 5, me lanzó un control antes de arrastrar el colchón circular, la mayoría de veces lo usaba como asiento.

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