Hipnosis

La exposición grupal fue exitosa, lo molesto fue cuando el profesor empezó a hacer preguntas, pero Kate y Amy supieron responder correctamente; por mi parte estaba muy perdido. Nunca fui de aprenderme el tema, solamente la parte que me tocaba exponer y con eso creía que bastaba.

Luego de las clases de ese día, Lucas decidió celebrar yendo a la cafetería cerca de la escuela e invitó a las chicas para que nos acompañaran. Atravesamos la puerta de cristal, después nos dirigimos a una mesa al lado de las ventanas.

Jonathan tomó asiento frente a mi, a su lado Lucas y Kate junto con Amy se sentaron a mi lado, con esta última en el medio. Había una incomodidad entre ellas, y más porque Kate no parecía hablar con nadie más que conmigo.

Al final Lucas calmó la situación con sus preguntas estúpidas, admiraba su habilidad de cambiar el ambiente a su antojo. Supongo que por esa razón se había vuelto mi mejor amigo, era alguien capaz de influenciar a los demás como quisiera (por eso también estaba con la cara rojiza, debido a las galletas del otro día).

—¿Te mudaste recientemente por aquí, verdad?

Lucas parecía algo interesado en Kate, eso hizo que algo dentro de mí se removiera. Bajé la mirada centrándome en la mesa algo pensativo.

—Sí, tengo pocos meses. —Kate dijo con una voz suave. Sentí la mirada de Amy sobre mí, por ello me giré a verla. Ella parecía incómoda, también algo ansiosa.

—¿Te sientes mal? —le cuestioné y ella asintió levemente. —¿Quieres que te acompañe de regreso? —Le ofrecí, eso llamó la atención de los demás; más de Kate. Y en ese momento recordé que ambos habíamos venido juntos. —Regreso de nuevo, —agregué tratando de mejorar la situación.

—Ah, entonces me quedo hablando con Kate un rato, no tardes mucho. —Dijo Lucas y asentí con pocas ganas; me arrepentía de la decisión que había tomado.

Salimos fuera de la cafetería, pensaba llevar a Amy hasta la parada que quedaba cerca y luego iba regresar con bastante prisa.

—Oye, Ethan —me llamó haciendo que detuviera mis pasos, estaba yendo con mucha prisa la verdad. —¿Podemos salir? Es que quiero hablar contigo, luego de eso no molestaré de nuevo; ya sé la respuesta… pero quiero hablarte de mis sentimientos.

—Está bien, ¿Cuándo estás libre? —el rostro de ella se iluminó un poco.

—Mañana está bien, ¿Se puede? —ella dijo sonriendo tiernamente.

—Si, por supuesto. —En ese momento llegó el autobús y luego de un apretón de manos nos despedimos, me quedé unos segundos hasta que el autobús se puso en marcha.

Regresé de nuevo a la cafetería, Kate estaba relajada; incluso Jonathan estaba hablando. Llegué a la mesa y me senté al lado de ella, escuchando un poco de lo que hablaban.

—¿Te gustan los juegos? —la miré con sorpresa, ella asintió en respuesta. Lucas se metió en la conversación interrumpiendo la conexión de nuestras miradas.

—Es una friki al igual que Jonathan, por eso ya se llevan bien. —Kate sonrió divertida, y yo me quedé viendo su hermosa sonrisa hasta que Lucas carraspeó la garganta. —Disimula.

Ella arrugó las cejas sin comprender y yo miré a Lucas casi queriendo matarlo.

Después de unos minutos de bromas estúpidas, Kate y yo nos despedimos de ellos. Mientras estábamos en el autobús de regreso, sentí la suave brisa recorriendo mi piel; entonces giré a verla, sus ojos oscuros estaban observando la espalda del asiento que teníamos en frente, justo en ese momento sintió mi mirada y volteó a verme. Fue como si todo el mundo a mi alrededor se pusiera en pausa, escuché mis latidos resonando en todo mi cuerpo, mi respiración se puso cálida.

—¿Por qué me miras así?

—¿Ah?, no es nada, solamente me gusta tu fleco. —Dije mientras giraba mi rostro a la ventana, no podía creer que me estaba comportando de esa manera; en todas mis relaciones pasadas o cuando me gustaba alguien jamás me comporté de esa forma tan estúpida.

—Gracias, ¿Por cierto, saldrás con esa chica? Ella se ve muy interesada en ti. —Volví mi rostro a ella, pero Kate no me miraba.

—Sí, dijo que tenía que decirme algo. —Ella me miró y luego asintió. ¿A qué se debía esa reacción?

Después de eso el silencio reinó entre nosotros, estaba curioso por saber que pensaba pero no me atrevería a preguntar. Me quedé observando las casas a través de la ventana del autobús. Cuando llegamos, ella bajó del autobús, se despidió de mi antes de entrar a su casa; de igual manera hice lo mismo.

—¿Cómo te fue? —Sonia me recibió con una sonrisa, Atan vino corriendo hacia mí.

—Creo que bien, el maestro entrega las notas luego. —Ella asintió, alcé a Atan cargándolo y lo llevé arriba. —¿Quieres jugar?

—Sí, —él respondió con dulzura y una sonrisa brillante. Lo bajé de mis brazos y él fue a su cofre a buscar sus peluches para jugar juntos. Ese día quería hacer una especie de reunión entre amigos, repartiendo té como aperitivo.

En la noche no pude evitar acercarme a la ventana, me quedé allí mirando la dirección de la habitación de ella. Me preguntaba que estaría haciendo en esos momentos, y podría enviarle un mensaje; pero no sabía que excusa usar para iniciar una conversación con ella.

Me llegó un mensaje, miré la notificación; era Amy acordando el lugar de encuentro y la hora. Respondí vagamente con un simple «sí».

Volví a mirar la otra ventana antes de irme a dormir.

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