El espía

Seraphina no dejó nada al azar al elegir a la persona que se convertiría en sus ojos y oídos cerca del emperador. Sabía que cualquier error podría ser fatal, así que debía asegurarse de que su espía fuera alguien con la habilidad de pasar desapercibido, una figura que conociera los movimientos del palacio pero que, al mismo tiempo, fuera insignificante ante los ojos de los nobles. Después de todo, en la corte, los grandes secretos a menudo se escondían a plena vista.

La persona ideal para esta tarea fue Callum, un joven aprendiz de sirviente. Callum había llegado al palacio desde los barrios bajos de la ciudad y era conocido por ser hábil para escuchar y astuto para callar. Siempre había sido invisible para la nobleza, pero Seraphina había observado cómo se movía con rapidez, con una extraña mezcla de confianza y sumisión. Era justo lo que necesitaba.

El encuentro con Callum fue orquestado en secreto. A media noche, mientras el palacio estaba en silencio, Seraphina se dirigió a una pequeña habitación en uno de los pisos más bajos del edificio, donde Callum esperaba en silencio, con su cabeza inclinada y las manos entrelazadas.

“Mi señora,” saludó, haciendo una reverencia torpe pero respetuosa. Se notaba que estaba nervioso, pero también intrigado, ya que no era común que alguien como él recibiera una audiencia con una noble de su rango.

Seraphina lo observó por un momento, evaluando su expresión antes de hablar. “Callum, sé que eres una persona discreta. Sé que has escuchado y visto cosas en esta corte que otros no podrían imaginar.”

El joven alzó la mirada, y por un momento, Seraphina vio destellos de una inteligencia aguda en sus ojos oscuros. “Mi señora, soy solo un aprendiz. Hago lo que se me pide y no hago preguntas.”

“Precisamente,” dijo Seraphina, sonriendo con satisfacción. “Esa es la razón por la que te elegí. Callum, necesito a alguien que pueda moverse sin ser visto, que pueda oír sin ser oído. ¿Estás dispuesto a trabajar para mí? Si lo haces bien, te aseguro que tu lealtad será recompensada.”

Callum dudó, su rostro mostraba una mezcla de sorpresa y precaución. “¿Qué tendría que hacer?”

Seraphina dio un paso adelante, acercándose para hablarle en un susurro. “Quiero que observes cada movimiento del emperador. Escucha sus conversaciones, observa con quién se reúne, y presta especial atención a cualquier mención de mi hermana, Isabella. Si percibes que hablan de alguien o algo relacionado conmigo, debes informármelo de inmediato. ¿Entendido?”

Callum asintió, su rostro ganaba una expresión de determinación. “Lo haré, mi señora. Pero, ¿qué pasará si me descubren?”

La mirada de Seraphina se endureció. “Si alguien sospecha de ti, simplemente di que estabas cumpliendo con tu deber de aprendiz y no entendiste de qué hablaban. Pero ten mucho cuidado, Callum. La corte no es indulgente con los que son atrapados en el juego del poder.”

Callum asintió lentamente, entendiendo la gravedad de su misión. Sabía que estaba caminando en una cuerda floja, pero la promesa de una recompensa, y el brillo en los ojos de Seraphina, le daban el valor que necesitaba. Si lograba cumplir con su cometido, su posición en el palacio mejoraría, y ya no sería el aprendiz olvidado.

La primera semana transcurrió sin problemas. Callum hizo su trabajo con cautela, acercándose al entorno del emperador y cumpliendo sus tareas con una eficiencia que evitaba despertar sospechas. Seraphina había calculado bien su movimiento; el joven se movía con una naturalidad que hacía que otros lo ignoraran. No era más que una sombra en el vasto palacio.

Una tarde, Callum logró escuchar algo relevante. Mientras servía té a un grupo de consejeros cercanos al emperador, uno de ellos mencionó el nombre de Isabella en tono bajo. Callum agudizó sus oídos, fingiendo concentrarse en su labor.

“El emperador parece estar cada vez más interesado en Lady Isabella,” comentó uno de los consejeros en voz baja. “Incluso se ha rumoreado que está considerando un enlace entre ambos. Algo que consolidaría su poder en la corte.”

Otro consejero, un hombre mayor y de semblante adusto, respondió: “No estoy seguro de que sea prudente. Aunque Lady Isabella es encantadora, algunos piensan que está demasiado cerca de su hermana, Lady Seraphina. Y ya sabemos que Seraphina ha comenzado a ganar simpatía entre ciertos nobles.”

Callum captó la preocupación en la voz de los consejeros y cómo los rostros de algunos mostraban nerviosismo ante la influencia que Seraphina parecía estar acumulando sin que el emperador lo notara. Entendió que lo que escuchaba era algo importante, un indicio de que las intrigas en la corte estaban empezando a girar en torno a Seraphina y su hermana.

Cuando llegó la noche, Callum se escabulló en la oscuridad para encontrarse con Seraphina en un rincón apartado del jardín de su mansión, como habían acordado. La noche estaba tranquila, y la luna brillaba con un resplandor plateado que daba un aire de misticismo a su encuentro.

“Mi señora,” dijo Callum en voz baja, haciendo una reverencia.

“Callum, ¿tienes algo que contarme?” Seraphina lo observó con intensidad, esperando con impaciencia cualquier información relevante.

El joven asintió. “Escuché una conversación entre algunos consejeros cercanos al emperador. Están preocupados por usted, mi señora. Creen que está ganando influencia en la corte, y mencionaron que el emperador ha mostrado interés en Lady Isabella. Parece que algunos consideran un enlace entre ellos como una estrategia para mantener el control.”

Seraphina frunció el ceño. La idea de que el emperador buscara a Isabella como consorte no solo la molestaba, sino que también añadía un nuevo peligro a su plan. Si Isabella se convertía en la futura emperatriz, sus movimientos quedarían aún más vigilados, y su margen de acción se reduciría drásticamente.

“Esto complica las cosas,” murmuró, teñida de preocupación y resentimiento. El emperador no solo la había traicionado su vida pasada, sino que ahora parecía dispuesto a utilizar a su hermana para afianzar su poder.

“¿Qué desea que haga ahora, mi señora?” preguntó Callum, expectante.

Seraphina lo miró, con su mente calculando cada posibilidad. “Necesito que continúes vigilando. Presta especial atención a cualquier mención de mi nombre o de cualquier paso que se dé hacia un compromiso entre el emperador e Isabella. Si descubres algo, ven de inmediato a decírmelo.”

Callum asintió con firmeza. “Lo haré, mi señora.”

Antes de retirarse, Seraphina lo detuvo. “Has hecho bien, Callum. Continúa así, y cuando llegue el momento adecuado, tu lealtad será recompensada.”

El joven sonrió tímidamente y se despidió, perdiéndose en la oscuridad del palacio. Seraphina, por su parte, se quedó sola en el jardín, sus pensamientos se envolvían en una tormenta de emociones. El emperador había mostrado interés en Isabella, y aunque sabía que su hermana tenía secretos propios, esto complicaba su venganza de una manera que no había anticipado. La posibilidad de que Isabella se convirtiera en emperatriz añadía una capa peligrosa a sus planes, pero también le daba la oportunidad de acercarse a sus enemigos desde otra perspectiva.

Sabía que no podía controlar todos los factores, pero mientras contara con aliados como Callum y continuara moviéndose con astucia, tenía una oportunidad.

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Comments

Tina Ixchiel Puthod

Tina Ixchiel Puthod

todavia no entiendo nada,y prota dale una bolsa con monedas a ese pobre joven!

2024-12-23

6

Sandra Ocampo

Sandra Ocampo

quiero comprender la trama y no lo logro ,solo leo intrigas

2024-12-22

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