Confianza tímida

Seraphina no era una mujer que confiara fácilmente. Desde que había renacido con el conocimiento de su traicionero destino, cada paso que daba estaba lleno de precaución. Sin embargo, el duque Alaric parecía una anomalía en su vida cuidadosamente planificada. A pesar de ser el hermano mayor del emperador, el hombre que una vez la traicionó y la condenó, Alaric era diferente. Algo en su presencia la desarmaba lentamente, como si su espíritu pudiera encontrar un respiro a su lado.

La primera vez que lo volvió a ver después del baile fue en los jardines del palacio real, un lugar donde los nobles solían pasear para intercambiar secretos disfrazados de charlas triviales. Seraphina había buscado la tranquilidad de las flores y los árboles, pero encontró al duque sentado en un banco de piedra, con una expresión contemplativa en su rostro. Parecía tan ensimismado que ella se preguntó si había llegado en un momento inoportuno.

Antes de que pudiera decidir si acercarse o retirarse, Alaric levantó la vista y sus ojos se encontraron con los de ella. Había algo en su mirada, una mezcla de curiosidad y calidez, que desarmó las defensas de Seraphina, al menos momentáneamente.

"Lady Seraphina," dijo con suavidad, levantándose para hacer una ligera reverencia. "No esperaba encontrarme contigo aquí. Pero debo decir que es un placer inesperado."

Seraphina se obligó a sonreír cortésmente, aunque su corazón latía con un ritmo más rápido de lo habitual. "Su Excelencia," respondió con una inclinación de cabeza. "Lamento interrumpir, no sabía que disfrutabas de la tranquilidad de los jardines."

"De vez en cuando," respondió Alaric, acercándose lentamente. "Es uno de los pocos lugares donde uno puede escapar del bullicio. Aunque, en este momento, estoy agradecido por la interrupción."

Seraphina observó sus movimientos, notando la falta de la frialdad calculada que siempre había sentido con el emperador. Alaric tenía una calma que era desconcertante, pero también refrescante. Durante unos segundos, ambos se quedaron en silencio, dejando que el suave murmullo de la naturaleza llenara el vacío.

"Espero que no te sientas incómoda," dijo Alaric después de una pausa. "En el baile parecías un poco… distraída."

"¿Distraída?" repitió Seraphina, intentando ganar tiempo para pensar en una respuesta adecuada.

"Sí," asintió el duque, con un tono sincero. "No podía evitar notar que estabas, cómo decirlo, más distante de lo que los rumores indican. Sé que mi hermano tiene un interés particular en ti, pero parece que… no lo compartes."

Seraphina contuvo la respiración. Sabía que los rumores sobre el emperador cortejándola eran ciertos, y había sido extremadamente cuidadosa en rechazarlo sin provocarlo. Pero la mención de Alaric sobre el asunto era directa, y eso la obligaba a andar con pies de plomo.

"Mi señor," comenzó, eligiendo cuidadosamente sus palabras, "el joven emperador es un hombre poderoso y admirado por muchos. Sin embargo, yo soy solo una humilde dama, y mis aspiraciones no incluyen una unión de tal magnitud."

Alaric inclinó la cabeza, observándola con intensidad, pero sin presión. "Es curioso que lo digas. Porque lo que he visto en ti no es humildad. Veo una fuerza que muchos no poseen. No eres una simple dama, Seraphina. No intentes ocultarlo."

Esas palabras la dejaron momentáneamente sin habla. ¿Qué había visto en ella que le daba tal convicción? Durante años había aprendido a ocultar sus verdaderos pensamientos, a mostrarse como una figura dócil y desinteresada, pero Alaric veía algo más. Y eso la asustaba.

"Me temo que me sobreestimas, duque," replicó ella, recuperando su compostura.

"No lo creo," dijo Alaric, con una leve sonrisa en los labios. "Y creo que tú tampoco lo piensas. Te observo, Seraphina, y veo en ti alguien que juega a un nivel diferente. No sigues los pasos que otros trazan, trazas los tuyos propios."

Seraphina no supo cómo responder a eso. El duque no solo había captado su atención, sino que estaba comenzando a penetrar las defensas que tanto había trabajado por mantener. Pero, a pesar del temor que esto provocaba, había algo más. Una parte de ella quería confiar en él, quería saber si esa intuición que él proyectaba sobre ella era genuina.

"Es posible que tenga razón en algo," dijo finalmente, mirando hacia los rosales que florecían cerca. "He aprendido a ser cautelosa en esta sociedad. Las personas no siempre son lo que parecen."

Alaric asintió, manteniendo una postura respetuosa. "Esa es una lección que he aprendido también. La corte es un lugar de máscaras y de secretos. Pero debo admitir que no puedo evitar admirar tu capacidad para moverte entre ellas. Eres una mujer… fascinante."

Seraphina lo miró, encontrándose una vez más con los suyos. Era difícil no notar la sinceridad en su voz. Alaric no parecía ser como los demás hombres de la corte, que buscaban algo de ella solo por su belleza o posición. Su interés parecía ir más allá, como si estuviera realmente intrigado por quién era ella detrás de la fachada.

"Fascinante es una palabra peligrosa en la corte, su Excelencia," comentó Seraphina con una sonrisa tenue. "Espero que no lo digas en un sentido imprudente."

"En absoluto," respondió Alaric. "Lo digo con la mayor admiración. Pero no te preocupes, no tengo la intención de ponerte en una posición comprometida. Solo espero que, con el tiempo, puedas llegar a confiar en mí."

Seraphina sintió que su corazón daba un pequeño vuelco. "Confianza" era una palabra peligrosa, una que rara vez permitía entrar en su vocabulario. Sin embargo, algo en la forma en que Alaric la miraba le dio una pequeña chispa de esperanza. Quizás, solo quizás, podría permitirse un mínimo de confianza en él. Pero aún no estaba lista para bajar la guardia por completo.

"El tiempo dirá, su Excelencia," dijo con suavidad. "Pero debo admitir que valoro nuestras conversaciones."

Alaric sonrió, y el gesto fue tan cálido y sincero que Seraphina no pudo evitar sentirse reconfortada. "Entonces espero que tengamos muchas más, Lady Seraphina."

Con una reverencia cortés, Alaric se despidió, dejándola sola en el jardín. Seraphina observó cómo se alejaba, su figura alta y erguida desaparecía lentamente entre los árboles. A pesar de todas las advertencias que se había hecho a sí misma, no pudo evitar sentirse ligeramente aliviada. No sabía si podía confiar plenamente en él, pero algo en su corazón la empujaba a darle una oportunidad.

Mientras el viento acariciaba su rostro y el sol se filtraba entre las hojas, Seraphina reflexionó sobre lo que acababa de suceder. Era la primera vez, desde que había regresado, que permitía a alguien acercarse tanto. Y aunque eso la asustaba, también sentía un alivio que no esperaba. Tal vez, en medio de la marea de intrigas y traiciones que la rodeaban, el duque Alaric sería una excepción.

Pero la pregunta persistente permanecía en su mente: ¿Podía realmente confiar en alguien, incluso en él?

Más populares

Comments

Tina Ixchiel Puthod

Tina Ixchiel Puthod

En algunos lugares caso Gran Bretaña siguen iguales de traicioneros.Una pregunta ella q titulo tiene,dentro del palacio esta el palacio de su flia. cual flia?

2024-12-23

1

Mónica Aulet

Mónica Aulet

Que difícil es la nobleza no poder confiar en nadie porque a la primera te dan una puñalada

2024-10-13

0

Total

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play