La luna llena iluminaba los jardines del palacio, con un resplandor plateado cuando Seraphina decidió dar un paseo nocturno, ya que los nobles podían pasar sobre ese lugar cuando querían. Necesitaba despejar su mente. Después de todo lo ocurrido en los últimos días —la sociedad con sus intrigas, las proposiciones del emperador, y sobre todo, las conversaciones inesperadas con Alaric—, sentía que el aire fresco y la soledad del jardín serían el respiro que necesitaba. Pero el destino tenía otros planes.
Mientras caminaba entre los senderos de rosas y magnolias, escuchó pasos detrás de ella. Instintivamente, su cuerpo se tensó. Sin embargo, cuando se dio la vuelta, vio la figura alta y reconocible de Alaric caminando hacia ella.
"Lady Seraphina," dijo con una voz suave pero clara. "No esperaba encontrarte aquí a estas horas."
Seraphina relajó los hombros, pero su mente seguía alerta. "Tampoco esperaba encontrarme con usted, su Excelencia."
Alaric sonrió, deteniéndose a pocos pasos de ella. "El palacio parece mucho más sereno bajo la luz de la luna, ¿no lo crees?"
Seraphina asintió lentamente, manteniendo su mirada fija en él. Algo en la forma en que Alaric se movía, en la tranquilidad de su tono, la hacía bajar sus defensas, aunque solo fuera un poco. Desde que comenzó a hablar con él, había percibido una profundidad que el joven emperador jamás había mostrado, pero también sabía que cualquier hombre en la corte podía esconderse bajo una máscara.
"¿Qué te trae por aquí esta noche, Seraphina?" preguntó Alaric, acercándose un poco más, pero manteniendo una distancia respetuosa.
Ella dudó por un momento, sin saber si debía ser completamente honesta o mantener sus intenciones para sí misma. Decidió optar por una verdad parcial. "A veces es más fácil pensar bajo las estrellas que en las sombras de los salones de la corte."
Alaric la observó en silencio por un momento, luego miró hacia el cielo nocturno. "Estoy de acuerdo. La corte puede ser opresiva, como si todos estuviéramos atrapados en una red de hilos que se tensan a nuestro alrededor, sin dejarnos respirar."
Seraphina lo miró con curiosidad. No era común escuchar a un hombre como Alaric hablar de esa manera, especialmente siendo el hermano mayor del emperador, el hombre con más poder después del soberano. Ella siempre había pensado que Alaric, como todos en su posición, estaba cómodamente instalado en las complejidades de la corte. Pero su tono denotaba algo más.
"Su Excelencia," dijo finalmente, "pareces más agobiado por la corte de lo que imaginaba."
Alaric soltó un leve suspiro, volviendo la mirada hacia ella. "Quizás porque nunca fui parte natural de ella. Aunque llevo el título de duque y pertenezco a la familia imperial, siempre he preferido la tranquilidad de los estudios y los campos de batalla, en lugar de las danzas políticas que mi hermano disfruta."
Seraphina frunció ligeramente el ceño, sorprendida. "¿No disfrutas del poder que te otorga tu posición?"
Alaric soltó una risa corta, sin alegría. "Poder, sí. Pero el poder en la corte no siempre es lo que parece. A menudo, uno termina siendo prisionero de las expectativas, de las alianzas forzadas, de las decisiones que otros toman por ti. Mi padre, el antiguo emperador, siempre quiso que fuera su sucesor. Pero yo... nunca lo deseé."
Seraphina lo observó con renovada atención. La corte siempre había sido un lugar donde la ambición dictaba las vidas de los hombres y mujeres que la habitaban. Saber que Alaric, un hombre que podría haber sido emperador, había rechazado esa ambición, despertaba algo en su interior. ¿Era este el motivo por el cual Alaric siempre parecía distante de las intrigas que envolvían a su hermano?
"¿Entonces por qué no tomaste el trono?" preguntó Seraphina, incapaz de contener su curiosidad.
Alaric se quedó en silencio por unos instantes, como si estuviera evaluando si debía contarle o no. Finalmente, habló con una voz grave y honesta. "Mi hermano siempre fue el favorito de mi madre. Y aunque mi padre confiaba en mis habilidades, comprendí que mi destino no estaba en la política de la corte. Mi lugar estaba en el campo de batalla, protegiendo el reino. Así que cuando llegó el momento de elegir, cedí el trono a mi hermano."
Seraphina notó la sombra de melancolía en sus palabras. Era un hombre que había renunciado a lo que muchos habrían matado por obtener, y sin embargo, parecía tranquilo con su decisión. Esto le dio una nueva perspectiva sobre él. Alaric no era como los otros hombres que conocía. Él había elegido un camino diferente, más recto, alejado del poder corrupto que tanto odiaba.
"Eso te hace más noble que muchos en la corte," dijo Seraphina en voz baja, con más sinceridad de la que pretendía. "Has renunciado a lo que otros habrían tomado sin pensarlo."
Alaric la miró con una intensidad que la hizo sentir expuesta. "No lo sé, Seraphina. A veces pienso que solo he evitado el destino que más temía: convertirme en alguien como mi hermano, atrapado en una red de mentiras y falsas alianzas."
El silencio se instaló entre ellos por un momento. El aire frío de la noche acariciaba la piel de Seraphina mientras consideraba sus palabras. Era extraño encontrar una alma afín en la corte, alguien que no estaba dispuesto a traicionar sus principios por poder. Quizás por eso sentía que podía confiar en Alaric, aunque solo fuera un poco.
"Y tú, Seraphina," dijo Alaric, rompiendo el silencio, "¿cuál es tu papel en todo esto? No puedo evitar sentir que eres diferente a las otras damas de la sociedad. No buscas lo mismo que ellas, lo veo en tus ojos."
Seraphina desvió la mirada, sintiendo una oleada de emociones encontradas. ¿Qué podía decirle? No podía revelar su plan de venganza, ni la verdad de su renacimiento. Pero también sentía que Alaric merecía algo más que mentiras.
"Digamos que también estoy buscando algo más que alianzas y bailes," respondió finalmente, manteniéndose vaga pero honesta.
Alaric asintió, como si entendiera sin necesidad de más explicaciones. "Me alegra oír eso. En este lugar, encontrar a alguien con quien se puede hablar con sinceridad es raro, por no decir imposible."
Seraphina no pudo evitar sonreír ligeramente. "Es cierto. Quizás eso nos hace diferentes."
"Quizás," dijo Alaric, con una leve sonrisa que iluminó su rostro por un instante. "Pero esa diferencia puede ser lo que nos haga más fuertes."
El viento nocturno susurraba entre los árboles, creando una melodía suave y misteriosa a su alrededor. Seraphina sintió que algo entre ellos había cambiado esa noche. Había bajado una de sus barreras, y Alaric, de alguna manera, la entendía más de lo que cualquiera en la sociedad jamás había intentado hacerlo.
Alaric era un hombre con sus propias batallas, pero también con una integridad que lo diferenciaba de los demás. Y aunque no sabía hasta dónde podía confiar en él, estaba dispuesta a seguir conociendo más de los secretos que el duque guardaba en lo profundo de su corazón.
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Comments
Liliana Barros
Me causa gracia que varios comentarios se refieren a si vive o no en el palacio. Cuando, hasta el momento, no parece relevante a la historia.
2025-02-10
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LaRouxy 🌹💞
al final, vive o no en el palacio? y si vive allí, por qué?
2024-12-26
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