Vladimir escuchó las palabras de Elda con atención, sintiendo cómo sus propias emociones se removían dentro de él. La sinceridad de Elda lo conmovió profundamente, y aunque estaba acostumbrado a los elogios, nunca las había escuchado de la mujer que le movía su mundo.
—"Entiendo tus dudas, Elda", comenzó Vladimir, su voz tranquila, pero firme. —"Pero debes saber que la belleza no se define por lo que otros piensan de ti, sino por cómo te ves a ti misma y cómo te ven aquellos que realmente te valoran", explicó, buscando transmitirle a Elda la profundidad de su convicción. —"Eres hermosa, Elda, en todos los sentidos de la palabra", continuó, sus ojos de un azul más oscuro y brillando con sinceridad. —"Tu belleza va mucho más allá de tu apariencia física; reside en tu fortaleza, en tu bondad, en tu valentía para enfrentar tus temores", afirmó, hablando con una convicción que dejaba claro que no estaba pronunciando simples palabras de consuelo, sino una verdad que él veía claramente y que quería que ella comprendiera.
Elda escuchaba en silencio, sintiendo cómo las palabras de Vladimir resonaban en lo más profundo de su ser. Por un momento, se permitió creer en la posibilidad de que tal vez, solo tal vez, un hombre como Vladimir podría sentir algo por ella, para decir esas palabras que jamás se había imaginado, alguien que no fuera su familia se las dijera.
—"Vladimir, yo..." comenzó a decir, pero las palabras se atascaron en su garganta, incapaces de expresar la tormenta de emociones que la invadía en ese momento.
—"No necesitas decir nada, Elda", interrumpió suavemente Vladimir, colocando una mano con ternura sobre la suya. "Solo necesito que creas en ti misma tanto como yo creo en ti", concluyó, transmitiendo con su mirada cálida y comprensiva todo el apoyo y la confianza que tenía en ella.
Elda, con voz temblorosa, se atrevió a preguntar lo que tanto le inquietaba: —"Entonces, ¿te gusto?"
Vladimir sintió un cosquilleo en el estómago ante la pregunta directa de Elda. La miró fijamente a los ojos, buscando las palabras adecuadas para responderle con sinceridad. —"Elda", comenzó, su voz tranquila pero llena de emoción, —"tú me gustas más de lo que puedo expresar con palabras".
Ella lo miró con sorpresa y esperanza, sus ojos buscaban confirmación en los de él, alguien ya le había dicho que la amaba y fue mentira, pero la voz de Vladimir la saco de sus pensamientos.
—"Tu belleza va más allá de lo físico", continuó Vladimir, expresando sus sentimientos con calma y claridad. —"Tu valentía, la bondad que irradian tus ojos son lo que me cautivan. Eres única, Elda, y eso es lo que me hace sentir tan atraído hacia ti, no sé cómo explicarlo, pero siento como si tú y yo estamos conectados por el destino", añadió, esperando transmitirle la profundidad de sus sentimientos.
Elda se quedó sin habla por un momento, procesando las palabras de Vladimir. Una mezcla de emoción y alegría se apoderó de ella al escuchar su sincera declaración, quería creerlo, quería sentirse amada por el sexo apuesto, quería realmente sentir eso que su madre y su hermano Velkan experimentaban.
—"Gracias, Vladimir", dijo finalmente, con los ojos brillantes de emoción. "Significa mucho para mí escuchar eso de ti, tengo miedo", admitió, sintiendo que su corazón latía con fuerza en su pecho. —"Tengo miedo... miedo de volver a amar. Mi corazón está en pedazos, y cada trozo me recuerda el dolor que he sentido.
Vladimir estaba emocionado y triste por lo que decía su hermosa diosa griega respondió —"Elda, comprendo tu dolor. Pero a veces, debemos arriesgarnos nuevamente, aunque el miedo nos consuma.
Elda con lágrimas en los ojos no dejaba de mirarlo — " ¿Pero qué pasa si vuelvo a ser destrozada? ¿Si tu amor me vuelve a abandonar en medio de la oscuridad? No sé si pueda soportarlo una vez mas.
— "Te entiendo, Elda. Pero el destino nos ha unido de alguna manera. ¿No sientes la conexión entre nosotros? Tal vez el universo nos está diciendo que merecemos una oportunidad.
Elda se le quedó mirando recordando las palabras de su madre, cuando le comentaba que el destino tiende a unir de una manera extraña a las almas gemelas. — " Sí, Vladimir, mi mamá alguna vez me habló de esa conexión, y... Si siento algo por ti, algo que va más allá del miedo. Pero... es tan difícil confiar de nuevo, abrir mi corazón a la posibilidad de ser herida una vez más, me detiene.
Vladimir le sonrió con ternura, sintiendo una conexión más profunda con Elda en ese momento, porque ella le estaba abriendo su corazón aunque lo tuviera roto. Sabía que había tomado la decisión correcta al ser honesto con ella sobre sus sentimientos. —"Estoy aquí para ti, Elda", aseguró, envolviéndola en un cálido abrazo. "Siempre". Con suavidad, Vladimir acarició el cabello de Elda mientras le susurraba al oído:
"En este viaje del amor, tomemos nuestro tiempo,
Caminemos juntos con paciencia y sin afán,
Porque el amor verdadero se cultiva con esmero,
Y la espera nos enseña a valorar lo que vendrá.
El reloj del corazón late al compás del amor,
Y cada instante a tu lado es un tesoro a guardar,
En cada sonrisa, en cada mirada, en cada suspiro,
Se entreteje nuestra historia, llena de dulzura y claridad.
No importa cuánto tiempo tome nuestro caminar,
Porque en cada paso, en cada beso, en cada abrazo,
Descubrimos la belleza de la espera, el don de la calma,
Y encontramos en nuestro amor el refugio más sagrado.
Así que demos rienda suelta a nuestro sentir,
Dejemos que el tiempo sea nuestro cómplice y aliado,
Porque juntos, con amor y paciencia, llegaremos a existir,
En un mundo donde el amor florece, siempre esperado y anhelado."
Elda sintió el latir del corazón de Vladimir mientras escuchaba sus palabras, y supo en ese momento que estaban en el camino correcto, dispuestos a navegar juntos por las aguas del amor, con paciencia, confianza y entrega y con una mezcla de curiosidad y emoción en sus ojos, rompió el silencio. — "¿ Desde cuándo hiciste el poema?", preguntó con interés genuino.
Vladimir sonrió, acariciando suavemente la mejilla de Elda. —"Lo escribí en este momento, inspirado por ti y por todo lo que siento en este instante", respondió con sinceridad.
Elda se quedó mirándolo con admiración, maravillada por la creatividad y la sensibilidad de Vladimir. — "Eres increíble", susurró, sintiendo un cálido cosquilleo en el pecho.
Los dos se quedaron en silencio por un momento, disfrutando de la calidez de su abrazo y la complicidad de sus miradas. Era un instante mágico, lleno de promesas y esperanzas para el futuro.
La risa llenó la habitación mientras el estómago de Elda hacía eco en la serenidad del momento. Los ojos de ambos se encontraron con complicidad, y Vladimir rompió el hechizo con una sugerencia amable. —"Creo que es hora de cenar", propuso con una sonrisa. "Y luego podríamos dar un paseo por el laberinto del jardín, ¿qué te parece?".
Elda asintió con entusiasmo, su rostro iluminado por una sonrisa radiante. "¡Me encantaría!", exclamó con alegría.
Los dos salieron de la habitación, listos para continuar juntos. Mientras descendían por las escaleras hacia el comedor, el ambiente estaba impregnado de una sensación de calidez y complicidad, como si el universo estuviera conspirando para unirlos en ese momento perfecto.
Después de preparar los sándwiches, se sentaron juntos en la mesa de la cocina, compartiendo la comida que habían preparado. Mientras disfrutaban de su cena improvisada, intercambiaban risas y miradas, creando un ambiente de complicidad y conexión entre ellos. Una vez que terminaron de cenar, limpiaron los platos juntos, compartiendo tareas domésticas como si fueran una pareja establecida desde hace mucho tiempo. Después, se dirigieron al jardín, donde el laberinto los esperaba con sus senderos serpenteantes y sus rincones secretos.
El laberinto estaba rodeado de arbustos exuberantes y flores fragantes, creando un escenario encantador para su paseo nocturno. Las luces suaves de las lámparas del jardín iluminaban sutilmente su camino, añadiendo un toque de misterio y romanticismo a la atmósfera. Tomados de la mano, comenzaron a explorar el laberinto, dejándose llevar por la emoción de la aventura y la cercanía. Con cada paso, se adentraban más en el laberinto y en su propia complicidad, compartiendo risas, miradas cómplices y conversaciones sumamente sencillas, para comenzar a conocerse, mientras descubrían los secretos del jardín.
A medida que avanzaban entre los senderos del laberinto, el tiempo parecía detenerse, creando un espacio único para ellos dos solos, donde podían ser ellos mismos y disfrutar del momento presente sin preocupaciones. Mientras caminaban por el laberinto, el teléfono de Vladimir interrumpió la tranquilidad de la noche con su timbre insistente. Vladimir se disculpó con Elda antes de contestar la llamada. Del otro lado de la línea, una voz urgente le informaba que tenía que viajar a Italia de inmediato para reunirse con un nuevo posible cliente y discutir sobre los nuevos modelos de seguridad en la empre, peroa llamada fue breve pero directa, dejando a Vladimir con la sensación de tener que abandonar el hermoso momento que estaban compartiendo. A pesar de la interrupción, Vladimir trató de mantenerse positivo y optimista, prometiendo a Elda que volvería lo antes posible y que haría todo lo posible para que su ausencia fuera lo más corta posible. Sin embargo, en ese momento estaba dispuesto a todo con Elda así que la invitó.
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Comments
Lorena Larios
wow con este hombre me encanta
2024-06-16
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