capitulo 9

Elda, después de darse un baño y arreglarse con esmero, bajó al comedor. El elegante comedor de la mansión Tarásov lucía imponente con sus detalles refinados y muebles ostentosos. Eleonora, vestida con elegancia y sofisticación, esperaba en la mesa, y al ver a Elda, la recibió con un cálido abrazo.

Eleonora, con gracia, invitó a Elda a tomar asiento, creando un ambiente acogedor en medio de la majestuosidad del comedor. Tras los primeros saludos, Eleonora trató de entablar una conversación amena con Elda, desviando hábilmente cualquier pregunta sobre los asuntos más oscuros de la familia Tarásov.

La cena transcurrió en un equilibrio entre la exquisitez de los platos servidos por los sirvientes y la tensión sutil que flotaba en el aire. Eleonora, con su encanto y cortesía, buscaba distraer a Elda de cuestionamientos incómodos mientras compartían momentos en la mesa finamente dispuesta.

Entre conversaciones que rozaban trivialidades, se notaba que ambas mujeres intentaban encontrar un terreno común. Eleonora, consciente de que Elda era una figura nueva en su vida, buscaba temas ligeros para que la cena transcurriera sin incomodidades. Fue cuando, de manera sorprendente, descubrieron que compartían un tema en común " el amor por los niños".

La charla tomó un giro más cálido y animado al abordar el tema de los niños. Eleonora compartió anécdotas de la infancia de sus propios hijos, mientras Elda, aunque aún desconocedora de la verdadera naturaleza de la familia Tarásov, se dejaba llevar por la conexión que surgía al hablar sobre los pequeños. En medio de risas y complicidad sincera, ambas mujeres encontraron un lazo inesperado que les permitió disfrutar de la cena de una manera mucho más relajada, alejándose momentáneamente de los misterios y secretos que envolvían a la familia.

Eleonora, entre risas, continuó relatando anécdotas de la infancia de sus hijos. —"Alexei siempre llegaba a casa con la nariz o la boca sangrando. Casi siempre, se metía en algún problema en la escuela. Lo curioso es que, en lugar de regañarlo, Vladimir se encargaba de solucionar las cosas, y extrañamente, los maestros nunca reportaban nada. Hasta que mi esposo los sentaba para exigir una explicación, y descubríamos que era porque Alexei siempre intentaba defender a los más débiles, y eso terminaba en peleas."

Elda, sorprendida, observaba a Eleonora y luego la imagen de Alexei cruzó su mente. —"Es curioso, porque la imagen que tengo de Alexei es completamente opuesta a lo que me estás contando. ¿Siempre fue así de delgado y dispuesto a defender a los demás?"

Eleonora asintió y agregó: —"Sí, siempre fue más delgado y, a pesar de eso, siempre se las arreglaba para enfrentarse a situaciones complicadas. Defendía a los más desvalidos, y creo que esa es una de las razones por las que Vladimir lo protege tanto ahora."

Elda, reflexionando sobre la información, respondió: —"Es interesante cómo las apariencias pueden engañar. La imagen que tengo de Alexei no coincide con la historia que me estás contando."

Eleonora, con una sonrisa, concluyó: —"A veces, las apariencias son solo eso. Cada uno de mis hijos tiene su propia manera de enfrentar el mundo, y cada uno es especial a su manera."

Elda, captando la intención de Eleonora, decidió abordar el tema delicadamente. —"Entiendo lo que dices, Eleonora. La imagen de Alexei puede resultar imponente. A veces, me intimida un poco, aunque sé que él solo trata de proteger a su familia."

Eleonora asintió con comprensión, reconociendo la dualidad de su hijo mayor. —"Sí, Alexei puede ser fuerte y protector, pero al final del día, es un hombre que ama a su familia y haría cualquier cosa por ellos."

La conversación dio un giro hacia los hermanos de Elda cuando comenzó a decir. — "Mis hermanos y yo tenemos gustos muy diferentes, pero siempre hemos estado ahí el uno para el otro. Aunque, últimamente, siento que he perdido ese apoyo desde que Emiliano se fue", comentó Elda, su expresión cambió ligeramente al mencionar a su hermano ausente.

Eleonora, notando la pausa y el cambio en el semblante de Elda, le dedicó una mirada comprensiva. —"Perder a un ser querido siempre es difícil. Si alguna vez quieres hablar al respecto, estaré aquí para escucharte."

Elda notó la confusión en la expresión de Eleonora y se apresuró a aclarar. —"Oh, no, Eleonora, mi hermano Emiliano no ha fallecido. Se fue a otro país para perseguir sus sueños. Aunque lo extraño, estoy feliz de que esté buscando su felicidad."

Eleonora asintió aliviada. —"Entiendo, lamento la confusión. A veces, la distancia puede ser difícil, pero es importante que cada uno siga su camino. ¿Cómo te sientes al respecto, Elda?"

Elda reflexionó por un momento antes de responder, pues tenía una confusión de sentimientos entre irá, dolor, pero también felicidad por su hermano — "Es difícil, pero sé que él está haciendo lo correcto para él. Solo espero que encuentre lo que busca y que podamos reunirnos de nuevo algún día."

Eleonora, percibiendo la tristeza en los ojos de Elda, le preguntó con compasión: —"Elda, noté que al principio mencionaste que perdiste el apoyo de Emiliano cuando se fue. ¿Te gustaría hablar más sobre eso?"

Elda, sintiéndose comprendida por Eleonora, suspiró antes de responder. "Sí, es cierto. Emiliano y yo éramos muy cercanos, y siempre estuvo ahí para mí. Cuando decidió seguir sus sueños en otro país, me sentí un poco perdida. Era mi roca, ¿sabes?"

Eleonora asintió con empatía.— "Entiendo lo importante que puede ser tener a alguien así en tu vida. Pero recuerda, a veces la distancia física no significa perder el apoyo. Tal vez, en el futuro, encuentres nuevas fuentes de apoyo y fortaleza que te ayudarán a superar esos momentos difíciles."

Elda, sumida en una tormenta de emociones, dejó que sus lágrimas contaran la historia que sus palabras apenas podían expresar. Las palabras salieron entrecortadas, tejiendo un relato de dolor profundo. Mientras sus ojos revelaban la fragilidad de su alma, Eleonora observaba con comprensión y ternura.

"Es que lo necesitaba, lo necesito", murmuró Elda, con la tristeza resonando en cada sílaba. El peso de sus secretos parecía desmoronarse sobre ella. "Me muero por dentro y no sé con quién hablar."

Eleonora, con una mano reconfortante en el hombro de Elda, le brindó un apoyo silencioso mientras la joven continuaba desahogándose. "Amo a mis padres y a Velkan", prosiguió Elda, intentando expresar su amor y frustración. "Me han mostrado amor, pero no es lo mismo que con Emiliano. Siento que mis padres, cada vez que algo malo me pasa, es por culpa de ellos."

En ese momento, los recuerdos de sus padres discutiendo se entretejieron con la angustia que Elda llevaba dentro. —"Los escuché discutir cuando intenté...", susurró, dejando el resto de la frase suspendida en el aire, como si temiera pronunciar las palabras que la atormentaban.

Hubo un silencio tenso, roto solo por el suspiro entrecortado de Elda. Con una voz más débil, apenas perceptible, completó su confesión: —"Cuando intenté, ya sabes, lo de quitarme la vida cortando mis muñecas". El peso de su error y vulnerabilidad llenó la habitación, creando un espacio para la compasión y la comprensión mutua entre ambas mujeres.

Eleonora, con la empatía tallada en sus ojos, se acercó a Elda, envolviéndola en un abrazo cálido y reconfortante. Dejó que las lágrimas de Elda fluyeran, comprendiendo que la carga que llevaba a sus jóvenes 23 años era más pesada de lo que aparentaba. A través de ese abrazo maternal, Eleonora buscó transmitirle la contención y el consuelo que tanto necesitaba en ese momento.

En el silencio compartido, Eleonora recordó su propia juventud y los momentos difíciles que había enfrentado. Su experiencia le permitía entender la complejidad de las emociones de Elda y la importancia de brindar apoyo en esos momentos oscuros.

Elda, sintiéndose arropada por el abrazo y el consuelo de Eleonora, dejó que las lágrimas actuaran como un puente emocional entre ambas, conectándolas a un nivel más profundo. En ese gesto de compasión, se forjó un lazo especial entre la joven y la mujer más experimentada, marcando el inicio de una confianza que iría creciendo con el tiempo.

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Comments

Maria Hernandez

Maria Hernandez

Ello era lo que necesitaba la chica una persona que en realidad la entendiera y comprendiera ya que Leonora estuvo en sus zapatos cuando era muy joven

2024-02-27

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