capitulo 8

Mientras tanto en el jardín Elda y el dr que comenzaron su plática nuevamente ignorando lo que había pasado, sin embargo para Elda era difícil concentrarse así que sintiendo la tensión en el ambiente del jardín, le expresó al Dr. Antonov se sentía cansada y quería retirarse. No hacia su habitación como inicialmente planeaba, sino que su curiosidad la llevó al despacho, donde los hermanos Tarásov continuaban con su discusión sobre el golpe planeado para la banda del norte. Los detalles del plan resonaban en sus oídos mientras permanecía pegada a la puerta, escuchando cómo delineaban estrategias meticulosas para enfrentarse a "Los Lobos Blancos". Cada palabra pronunciada aumentaba su asombro y dejaba entrever la complejidad del mundo en el que se encontraba. A medida que Elda escuchaba los detalles del plan, una mezcla de intriga y temor se apoderaba de sus pensamientos, al estar cerca de la puerta, fue sorprendida por uno de los guardias que custodiaban el pasillo. Sergei, el guardia con un gesto brusco, había tomado a Elda al notar que estaba intentando escuchar la conversación en el despacho. Sus gritos atrajeron la atención de los hermanos Tarásov, quienes salieron rápidamente para ver qué ocurría.

Sergei molesto le dijo — ¿Qué crees que estás haciendo aquí? ¡No deberías estar escuchando!

Elda asustada grito — ¡Estás lastimándome! ¡No estaba haciendo nada malo!

La escena se intensificó, pero Vladimir y Alexei, al salir del despacho, vieron la situación. La furia se reflejó en los ojos de Vladimir al ver a Elda en peligro.

Vladimir sacando su arma — ¡Suelta a Elda inmediatamente imbécil de mierda!

Sergei nervioso le contesto — Vladimir, esto no es lo que parece. Recibí órdenes de proteger el despacho.

Alexei interviniendo para que las cosas no se salieran de control pues sergei era como un hermano más — Vladimir, cálmate. No podemos resolver esto de esta manera.

Vladimir amenazante ignoro a Alexei — Si no sueltas a Elda, me aseguraré de que nunca vuelvas a tener la oportunidad de seguir órdenes.

Sergei, comprendiendo la gravedad de la situación, liberó a Elda y trató de explicar rápidamente.— Solo cumplo con las órdenes que tú mismo me has dado Vladimir, de proteger la seguridad de la familia, además ella estaba escuchando tras la puerta.

Vladimir manteniendo su arma en la cabeza de Sergei — tú lo has dicho imbécil, escuchando, más no tenía un arma amenazándonos reverendo idiota.

Alexei intervino nuevamente — Baja el arma, Vladimir. Sergei, vuelve a tu posición y asegúrate de que no haya más intrusos.

Vladimir, a regañadientes, bajó el arma. Mientras Sergei se retiraba, Vladimir se dirigió a Elda con una mezcla de preocupación y enfado. — ¿Qué estabas haciendo aquí, Elda?

Elda con los nervios de punta hablo — Solo quería saber qué estaban hablando, soy curiosa por naturaleza, lo siento.

Alexei frunciendo el ceño — Las conversaciones aquí son asuntos familiares, no deberías involucrarte.

Vladimir con expresión preocupada, ignorando el comentario de su hermano y con una voz que cualquiera que lo escuchará pensaría que era otro Vladimir dijo suavemente — Elda, ¿estás bien? ¿Sergei te hizo daño?

Elda tocándose el brazo adolorido — Estoy bien, solo me lastimó un poco. No pensé que las cosas se pondrían tan intensas.

Vladimir frunciendo el ceño —Deberías haberte mantenido alejada de estos asuntos. Esto no es seguro para ti.

Elda sin poder evitar mirar a esos ojos que la volvían una tonta hablo también con una voz tierna —Solo quería entender lo que está pasando. No esperaba que las cosas se salieran de control, de verdad lo siento.

Vladimir suspirando y sobando dulcemente los brazos de Elda dónde Sergei la había lastimado dijo — No te involucres en asuntos de la familia Tarásov, Elda. Puede ser peligroso.

Vladimir, sintiendo la cercanía de Elda, la abrazó suavemente mientras su mirada reflejaba una mezcla de preocupación y algo más profundo. — No debiste acercarte a esto, Elda. Mi mundo es peligroso, y no quiero que te lastimen.

Elda murmurando — No puedo evitar querer saber más, y contigo me siento... segura.

Vladimir la observó por un momento, con sus ojos azules buscando respuestas en los de ella. La conexión entre ambos era palpable, una chispa que ninguno de los dos podía ignorar.

Elda rompiendo el silencio con una expresión confusa — Vladimir, ¿por qué siempre mencionas que no me involucre en los asuntos de los Tarásov? ¿Qué es lo que ocultan?

Vladimir más serio contesto — Elda, esto no es un mundo seguro para alguien como tú. Hay cosas que es mejor que no sepas.

Elda entendía el punto de valdimir así que no le insistió y prometió ya no escuchar en las puertas, claro está que detrás en su espalda sus dedos cruzados daban entender otras cosas. Vladimir asintió con seriedad ante la decisión de Elda, agradeciéndole internamente por entender la gravedad de la situación. Tomándola de la mano, la condujo hacia su habitación, dejando a Alexei satisfecho con la contestación de Elda, pero no solo eso, sino también con la posibilidad de que su hermano finalmente encontro el amor, pese a que el todavía no se lo dijera.

Vladimir tomando de la mano — Ven, te llevaré a tu habitación.

Elda, en silencio, se dejó guiar por Vladimir, sintiendo una conexión inexplicable con él. Alexei, desde el despacho, sonrió al verlos partir, intuyendo que su hermano estaba experimentando un cambio significativo en su vida.

En la habitación, Vladimir, con mirada intensa, le dijo a Elda: — Descansa, estaré cerca por si necesitas algo.

Elda asintió, agradecida por la preocupación de Vladimir. Mientras él se dirigía al despacho, ella se recostó en la cama, pensando en la complejidad de la familia Tarásov y en el misterio que envolvía sus vidas.

Elda, recostada en la cama, reflexionó sobre lo acontecido en ese día. Se preguntaba qué oscuros secretos guardaba la familia Tarásov y por qué Vladimir le insistía en mantenerse al margen. Aunque la conexión con él era evidente, sentía que su estómago se le volteaba, que sus manos le sudaban, pero la incertidumbre y el misterio la envolvían.

Elda con lo curiosa que era desde pequeña y todo lo que había visto y lo poco que logro escuchar se pregunto — ¿Qué esconden estos hombres? ¿Por qué Vladimir quiere protegerme? Pero, a pesar de todo, hay algo en él que me atrae de una manera inexplicable, es como si lo hubiesen puesto en mi camino.

Mientras su mente se debatía entre el temor y la curiosidad, Elda decidió cerrar los ojos y descansar, sabiendo que el destino la había llevado a un camino inesperado junto al enigmático Vladimir Tarásov.

Vladimir, tras asegurarse de que Elda dormía plácidamente, regresó al área donde guardaban todo su armamento, dedicándose a preparar las armas y los vehículos blindados necesarios para la operación. Armamento de alta potencia, digno del mundo de la familia Tarásov, fue meticulosamente colocado en las camionetas, listo para ser utilizado en la próxima misión.

Mientras realizaba esta tarea, su mente no podía dejar de divagar hacia Elda. La imagen de su rostro dormido persistía en sus pensamientos, llenándolo de un sentimiento nuevo y desconocido. Se sintió impulsado a regresar a su lado.

Al volver a la habitación, Vladimir se percató de que Elda continuaba descansando. Su hermoso cuervo lleno de curvas hizo que su vista la recorriera completa. Sin querer interrumpirla, se acercó con cuidado y acarició suavemente su rostro, disfrutando de la calidez de su piel, aunque se veía pálida y con ojeras.

Elda, aunque aún medio dormida, respondió con una sonrisa. Sus ojos se encontraron, y en ese momento, algo más allá de las palabras se comunicó entre ellos. Era un lenguaje silencioso, impregnado de la intensidad que solo las almas conectadas comprenden. Con una preocupación genuina, Elda notó las marcas de la pelea en el rostro de Vladimir y, acariciándolo con suavidad, le preguntó si estaba bien. La habitación se llenó de un silencio cargado de complicidad, ambos conscientes de que algo especial estaba naciendo entre ellos. Vladimir, sintiendo el cálido contacto de las manos de Elda, se dejó llevar por la suavidad reconfortante. Cerró los ojos un instante, sumergiéndose en la ternura de aquel gesto. Pero a pesar de apenas conocerse, Elda, sintiendo esa conexión especial, que no sabía cómo explicarla tomo valor y le preguntó a Vladimir con genuina preocupación: — "¿Estás bien? Parece que esos golpes fueron bastante fuertes."

Vladimir, con una sonrisa de oreja a oreja y con un vuelco en el estómago respondió: —"No te preocupes, Elda. Estoy acostumbrado a golpes peores. Esto no es nada comparado con lo que he enfrentado antes."

Elda frunció el ceño, aún inquieta. "Pero eso no significa que uno no pueda preocuparse. ¿Seguro que estás bien?, además, ¿ por qué estás acostumbrado a esos golpes?"

Vladimir Sonríe levemente, esa mujer era astuta pensó — Cosas del oficio, Elda. No es nada que no pueda manejar.

Elda con curiosidad pregunto nuevamente — ¿Pero perteneces a alguna banda criminal o algo así?

Vladimir manteniendo la calma —No te preocupes por eso, Elda. Solo son detalles de mi vida que no necesitas conocer, pero después volvió a aclarar — que no necesitás conocer, por el momento.

Vladimir, al despedirse con cortesía, depositó un beso suave en la frente de Elda. Le recordó que su madre, Eleonora, la esperaba para la cena en un tono amigable. Elda, aunque intrigada por la pregunta evasiva de Vladimir sobre su posible conexión con una banda criminal, decidió seguir adelante. Mientras él se ponía de pie, ella aún sostenía su mano y le dijo con ternura: — "Cuídate mucho, ¿de acuerdo?".

Vladimir, guiñándole un ojo con complicidad, aseguró que regresaría pronto y salió de la habitación de Elda, dejándola con una sonrisa en el rostro y la curiosidad creciente sobre el mundo enigmático de los Tarásov.

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