Rosas

La primera vez que nos besamos fue demasiado espontáneo y natural que no nos preguntamos si estábamos haciendo lo correcto, o al menos, eso creí, porque yo sí he estado segura de mis sentimientos hacia ella, nunca dudé, aunque desconozco cómo seré después de que salga de este colegio al mundo exterior, ¿cómo viviré?, ¿me casaré con un hombre?, no lo sé, pero cuando tenía sus labios sobre los míos sentí que estaba en el lugar adecuado. Fue tan pronto que no traté a mis compañeras lo suficiente como para crear una amistad poderosa, y yo creía que no necesitaba más que la compañía de ella. No había trabajo en equipo en el que no quisiéramos estar juntas, incluso las tareas individuales las hacíamos en mi cuarto o en el de ella y nunca hubo problemas, a pesar de la competencia que promueve la escuela. Fer había entrado al colegio desde el nivel de secundaria y ya tenía experiencia, se sabía las normas a detalle y no se perdía ningún evento escolar. 

Esta escuela no es como cualquier colegio, tiene reglas muy estrictas, pero lo más interesante es cómo dividen a las alumnas en dos grupos, se les llama “Salón de las rosas” y “Salón de las Margaritas”, y para fomentar la competencia sana, nos cambian de salón cada año, aunque solo a la mitad del grupo, así hacen que convivamos con otras chicas. Repito: para fomentar la competencia sana, ¿sana?, ¡por eso, ahora Fernanda se ha vuelto en mi contra! Cuando entré me pusieron en el “Salón de las margaritas” junto a ella, pero en este segundo grado, Fer se ha quedado en el de las rosas y me hace la vida imposible.

Antes, ella me ayudaba cuando no entendía algunas cosas, siempre me impulsaba a aprender y mejorar mis técnicas de estudio, es más, antes no tenía una técnica, simplemente hacía las tareas como me acordaba que eran y ese primer año con ella mejoré en muchos sentidos, mi promedio aumentó bastante, las clases eran más fáciles de entender; llegué a leer libros avanzados a los temas, así que cuando se daban las lecciones yo ya tenía algunos conocimientos, me sorprendí de mí misma, incluso descubrí mis talentos: la escritura, la pintura y la danza, debo reconocer que no soy tan mala tocando la flauta y el violín, pero las primeras tienen algo que me llena el corazón, casi tanto como entonces me llenaba el amor de Fernanda.

Recuerdo cuando nos escondíamos del mundo, en nuestro rincón especial, un jardín de rosas bien cuidadas, más allá del invernadero. Era posible olvidarme del estudio, de las tareas, de mis padres, del cansancio y la soledad. Era nuestro espacio.

Apenas entrando a segundo grado, la busqué. Había vuelto de las vacaciones más aburridas de la historia, aunque yo estaba libre, mis padres nunca pudieron convivir conmigo más que en la cena y unos cuántos desayunos, cuando los sorprendí levantándome a las 5 de la mañana. Me felicitaron por mi rendimiento escolar y mi disciplina, pero eso fue todo. En mi casa no hay tantos libros, ni instrumentos musicales, ni pintura, ni rosas, ni Fernanda. La extrañé tanto que no veía la hora de regresar al colegio. Pero cuando volví, encontrarme con su gesto de indiferencia me dolió; la acompañaba una chica rubia de nariz abultada y ojos claros. 

—"Elegancia, pasión y confianza", es el lema de las rosas. ¿Eres una rosa? —habló con arrogancia, la rubia.

—Fer, vamos a nuestro sitio —dije tomándola del brazo.

—Déjame en paz, Margarita, entiende que ya no estamos del mismo lado.

—N...no te entiendo, Fer, ¿desde cuándo le das demasiada importancia a eso? 

No había revisado la lista nueva en el mural de la dirección, y a pesar de que era obvio que este año no estaríamos juntas, me sigo preguntando: ¿acaso eso determina nuestra relación sentimental?

—Desde siempre. Deja de hablarme, si continúas, sé que no serás capaz de aguantar las consecuencias.

Ambas de alejaron tomadas del brazo hacia su nuevo salón. “¿De dónde habrá salido aquella rubia?” me pregunté y sin pensarlo más corrí detrás de ellas y grité:

—¡¡Me dejas por ella!!

Ahora entiendo que hice el ridículo.

—Qué intensa, ¿sabes que das mala imagen a la escuela lloriqueando así? —señaló aquella rubia.

Miré alrededor y las alumnas me vieron con asombro, otras con indignación y alguna que otra con miedo o quizás repulsión, como si yo fuera un bicho raro y asqueroso.

—Prima, así es ella, no sabe cómo llamar la atención más que humillarse a sí misma. Ve a tu salón, Alicia, es para el otro lado, ah, y te recomiendo que no te acerques aquí o las chicas te harán llorar… de nuevo.

Ese momento me percaté de que una lágrima acaba de escurrir por mi mejilla y muchas más se asomaban con prisa.

Corrí a mi dormitorio y lloré como nunca, ni siquiera tomé las clases del primer día, no quería salir de la cama, me sentía avergonzada, traicionada y engañada. Aún me siento así, en especial porque aquella situación tan humillante no fue la peor de mi vida, solo fue la primera.

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Comments

_ᙠ⅁⋊ ɐl ǝp ɐídsƎ_

_ᙠ⅁⋊ ɐl ǝp ɐídsƎ_

cuanta maldad, se ve q la tipa acostumbrada a hacer eso a otras chicas /Smug/ las usa y luego las descarta como si nda

2024-05-16

3

Maria Fernanda Fernanda

Maria Fernanda Fernanda

que frágil el amor de Fer 😡🤨

2024-03-25

2

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