Capítulo 7: Bajo el reflector

Con el paso de los días, Jordan se había ido acoplando cada vez más a su trabajo. Había recibido la inducción en cuanto a conducción y manejo de armas, y muchas instrucciones adicionales. Sin embargo, su interacción con Evan seguía siendo escasa y distante, limitándose a lo profesional y necesario. En cambio, percibía que para Yoel y Sander era más fácil tener un trato más cercano e informal, sobre todo desde que Basil los había instado a llamar a Evan por su nombre, algo que seguía resultándole forzado.

Al fin, se dio la ocasión que se les había anunciado con mucha anterioridad, era la primera vez que acompañarían a Evan en un concierto. De nuevo, Jordan estaba ansioso y prevenido al respecto, porque era consciente de que sería algo masivo, caótico y muy demandante. Los días previos habían asistido a las pruebas y ensayos donde Jordan ya pudo apreciar la admiración mostrada por los fans que se posaban alrededor solo para ver a Evan pasar en su auto. Esto, sumado a las múltiples instrucciones recibidas, habían permitido que Jordan se hiciera una idea previa.

El día del concierto, a pesar de llegar temprano, Jordan observó a la multitud de fans que ya estaban amontonados fuera del lugar, manifestando su adoración con pancartas y gritos.

Y nada más ingresar, el espectáculo se desplegó ante sus ojos. Personas yendo de un lado a otro, voces y gritos sonando al unísono, todo ocurriendo demasiado rápido. Cada miembro del personal y del equipo técnico se movía dentro de una clase de caos organizado donde, a pesar del frenesí, cada quien sabía qué debía hacer y trabajaba activamente en ello.

Mediante presentaciones fugaces, Jordan conoció algunas caras nuevas, personas del equipo de seguridad del lugar y otros miembros del staff; cada uno siendo parte del engranaje de la gran maquinaria. Recibieron dispositivos de comunicación adicionales y repasaron protocolos que ya les habían instruido.

A medida que el lugar se iba llenando, el murmullo creciente de la multitud entrante alimentaba la ansiedad de Jordan. Observaba a los bailarines repasar sus últimos movimientos, a los técnicos ajustar cada detalle del sonido y la iluminación, y a Vera, en el centro de la tormenta, moviéndose con una energía inagotable. La vio acercarse a Evan y, aunque Jordan no podía escuchar las palabras, era evidente que le estaba reprendiendo mientras él la miraba con absoluta seriedad y asentía ocasionalmente. Luego, con la misma intensidad, Vera dirigió su atención a otros miembros del equipo, distribuyendo instrucciones y reprensiones con una autoridad indiscutible.

Y de fondo, el sonido de las voces amalgamadas en un coro de anticipación y adoración que clamaban la presencia de Evan. A pesar de que le habían dicho que ese sería un evento menor en el calendario de Evan, a Jordan le resultaba de una magnitud impresionante. Intentó convencerse de que podía manejar la situación, comparándola con sus noches en los clubes. No obstante, sabía que esto era completamente diferente. El escenario, iluminado por luces gigantescas, parecía un mundo alterno, un universo aparte donde cada elemento estaba meticulosamente diseñado para capturar y amplificar la presencia del artista tan ansiado.

Jordan contempló fascinado cómo los bailarines desaparecían en los camerinos para emerger transformados, convertidos en versiones más brillantes y coloridas de sí mismos bajo las manos de maquilladores y estilistas. Ellos les daban instrucciones, ajustaban su vestuario, y perfeccionaban cada detalle con precisión.

La energía se intensificaba, un crescendo de actividad y emoción que culminó en el momento en que, ya caída la noche, las luces se atenuaron como el preámbulo de que al fin había llegado el momento.

La atmósfera en el recinto cambió notoriamente, pasando de un bullicio caótico a una corriente eléctrica de anticipación pura, de una expectación casi tangible. En ese preciso instante, Jordan, ubicado en su posición estratégica frente al escenario, no pudo evitar ser absorbido por la energía que vibraba en el aire. La multitud se extendía frente a él como un océano agitado por la emoción y el anhelo. Pancartas ondeaban como banderas de fe, mientras las voces se elevaban en un coro unificado, una llamada casi ritual que invocaba al ídolo que todos habían ido a adorar.

La entrada de Evan al escenario se grabó como una imagen indeleble en su mente: Las luces, meticulosamente diseñadas para este momento, capturaron su silueta, caminando con una confianza que parecía alimentarse de la energía frenética de la multitud; ante los ojos extasiados de todos los asistentes, se transformó de hombre a leyenda. Jordan, a pesar de su rol profesional, se encontró completamente cautivado, testigo de la metamorfosis de Evan en Holden, el artista, el ídolo, el sueño hecho realidad.

El estruendo que siguió al primer paso de Evan en el escenario fue ensordecedor, una ola sonora que nada tenía que ver con el ruido controlado de los ensayos. Era crudo, era real, era la voz de miles de personas unidas en un momento de éxtasis colectivo. Jordan sintió cómo el sonido vibraba en su pecho, una fuerza física que no podía ser ignorada. A pesar de haber presenciado la habilidad de Evan durante los ensayos, nada podría haberlo preparado para la potencia de este momento. La sinergia que envolvía todo el lugar era alucinante: Evan, los bailarines, la música, los espectadores, todos se movían como una única entidad, como si estuviesen unidos, conectados por hilos invisibles cuyo punto de encuentro fuese la figura central del escenario.

Maravillado y abrumado a partes iguales, Jordan pudo ver cómo cada movimiento, cada nota, cada palabra de Evan no era solo una actuación; era una comunicación directa con cada individuo en la audiencia. Había una belleza cruda en la forma en que Holden se entregaba a su público. Hasta el más mínimo gesto parecía nacer de un lugar de profunda sinceridad y vulnerabilidad. Había una humanidad en Evan que Jordan no había anticipado.

Desde esa proximidad, Jordan no solo observaba; sentía. La presencia de Evan en el escenario era abrumadora, una fuerza de la naturaleza vestida de luces y sombras. Era hermoso, en una forma que iba más allá de cualquier cosa que Jordan hubiese presenciado hasta ese momento.

Jordan intentó aferrarse a los remanentes de su profesionalismo, recordándose a sí mismo su función allí, su deber. Pero la escena ante él, la comunión entre artista y público, lo envolvía, y pasó el resto de la noche luchando contra sí mismo para salir de la hipnosis.

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Comments

Gelen Burgos

Gelen Burgos

La narración es simplemente limpia y envolvente , realmente transmite ☺️

2024-04-05

4

Gelen Burgos

Gelen Burgos

Desorganización organizada como mi cueva (habitación)

2024-04-05

1

Anonymous

Anonymous

wow la forma en la que lo describes transmite toda la emoción. Sentí cada sensación y emocioné jajjaa

2024-03-07

2

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