Capítulo 10: Punto de quiebre

La irritación de Jordan no había hecho más que aumentar. A pesar de haber empezado a congeniar con Yoel, Basil y Sander, todavía sentía una incomodidad entre él y Evan. La sorpresa de que Yoel, con sus chistes indudablemente malos, pero de alguna manera divertidos, lograse arrancarle risas a Evan, le resultaba desconcertante. Aun así, él siempre lograba aligerar el ambiente, algo que Jordan empezó a apreciar.

Estaban en el sitio de ensayos, esperando fuera a Evan. Los cuatro guardaespaldas fueron convocados, pues después tenían que desplazarse a otro lugar. Sander compartía anécdotas de su trabajo anterior, protegiendo a una mujer que describía como particularmente antipática y desagradable.

- Si no te agradaba Evan, la habrías odiado a ella -le dijo a Jordan.

- ¿Cuándo dije que no me agradara? -Jordan se defendió de la inesperada acusación.

Los otros intercambiaron miradas.

- Maldita sea, solo no conectamos tanto -insistió Jordan.

- Sí, claro -Sander no se contuvo-, por eso siempre lo miras mal.

- Yo no lo miro mal... ¿Parece que lo miro mal? -Jordan buscó la confirmación de los demás.

- Lo ves como si te pareciera tonto todo lo que hacía -admitió Yoel.

- ¿Qué? Yo no…

Jordan fue interrumpido por el sonido de una puerta que se abrió abruptamente, y la música que llegó desde el salón insonorizado e inundó el pasillo. Todos se tensaron. Una chica salió sollozando, seguida por dos compañeras que intentaban calmarla y persuadirla de volver adentro.

- No puedo, de verdad no puedo -decía entre lágrimas.

El ambiente se tornó aún más denso cuando Valentín, el coreógrafo salió del salón de ensayos. Su presencia parecía comandar el silencio, y las dos otras chicas se apartaron. Otras personas salieron y se unieron a ellos, pero manteniendo una distancia prudente. Valentín se acercó a la chica y la miró fijamente.

- Ally, cariño, ¿por qué no regresas adentro? –su tono parecía amable, pero era afilado al mismo tiempo.

Ally, con la vulnerabilidad a flor de piel, apenas logró articular su respuesta.

- Yo... No puedo, no soy capaz de hacerlo bien.

- Bueno, ¿entonces eso significa que estás renunciando? ¿Aviso a la compañía?

La pregunta, que no era una indagación sino una sentencia, hizo que la ansiedad en los ojos de Ally se intensificara. Miró a su alrededor, desesperada. Sin esperar una respuesta concreta, Valentín continuó:

- Dime de una vez porque ya nos has hecho perder mucho tiempo hoy, y no podemos seguir retrasándonos solo por tu culpa. Si no puedes, pediré que envíen a alguien más. –escaneó a todos alrededor y alzó la voz-. Este trabajo no es para personas débiles. Si no pueden soportar la presión, y mantener sus problemas a raya, no nos hagan perder tiempo.

Valentín dio un paso atrás y vio los rostros intimidados de todos. Manteniendo su expresión, sin vacilar ni un segundo, advirtió:

- Descansemos diez minutos, luego continuamos. Quien no entre, consideraremos que está renunciando.

Valentín volvió al salón, algunos bailarines entraron lentamente después de él, aunque otros se quedaron unos momentos más intentando animar a Ally. Pero antes de que pasaran los diez minutos asignados, todos habían regresado al ensayo.

La situación dejó a Jordan incómodo e irritado, reviviendo la sensación de descontento que sintió tras bambalinas el día del concierto.

Tras el ensayo, la rutina continuó. Evan se retiró a otro piso del edificio; mientras se cambiaba y se arreglaba con la ayuda de su equipo, la tensión y el cansancio del ensayo parecían desvanecerse. Después, fue escoltado hasta una fiesta privada; los guardaespaldas fueron guiados a una zona reservada para ellos, donde se les ofreció una variedad de bocadillos y bebidas sin alcohol.

Desde la distancia, Jordan observó cómo Evan interactuaba con la misma chica morena del evento pasado y otras personas del círculo íntimo, incluido Valentín y algunos bailarines. Yoel y Sander ofrecieron explicaciones a Jordan respecto a los nombres, historias y profesiones de las personas cercanas a Evan, gesto que él agradeció enormemente. Así, se enteró de que la chica se llamaba Danielle, y que era actriz. También, que los amigos recurrentes de Evan eran solo tres más.

La reunión sirvió para que todos liberaran tensión. Evan conversó, rió y bailó con sus amigos. Incluso Valentín y algunos de los bailarines, que antes mostraban signos evidentes de fatiga, ahora se mezclaban entre los invitados, disfrutando de la situación. El ambiente era ligero y casual, diferente a las otras reuniones en donde, a pesar de la informalidad, era evidente que había un juego de intenciones.

La tarde transcurrió en este ambiente distendido, un contrapunto a la rigidez y presión del ensayo. A pesar de encontrarse en la periferia del evento, observando más que participando, Jordan no pudo evitar ser arrastrado por la energía general del lugar. Sin embargo, los eventos anteriores del día seguían rondando su cabeza, una sombra que nublaba su capacidad para disfrutar plenamente de la ocasión.

Aunque la fiesta aún no había terminado, Evan decidió irse del lugar; sus amigos insistieron, pero sin presionarle demasiado. Todos se dirigieron al vehículo segmentado. Evan, acompañado de Camil, una de las bailarinas, y otra amiga, ambas destinadas a pasar la noche en su apartamento, se ubicaron en el asiento del medio, compartiendo conversaciones en voz baja que llegaban con claridad a los oídos de Jordan y Yoel, sentados atrás. La chica escuchaba con atención mientras le detallaban los eventos transcurridos en el ensayo.

- Es que también su familia la presiona mucho -comentó Camil con preocupación-. Con lo que pasó el otro día con su papá y ahora lo de la hermana, la pobre está colapsando.

- Ally es una tonta –sentenció Evan sin miramientos-. Si sigue así, Val la echará y ya. No sé qué se cree.

Estas palabras resonaron amargamente en Jordan, rememoró todas las situaciones ocurridas. Su irritación llegó al límite.

- En las escuelas privadas no enseñan lo que es la empatía, al parecer.

La sorpresa inundó el rostro de todos.

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