Capítulo 17

Agarré las llaves del jeep y salí con el postre. Subí a mi auto y coloqué en el asiento del copiloto, afortunadamente, lo tenía en una especie de caja. Después de unos minutos manejando, llegué a la casa. Descendí del auto con el postre y observé la hora: eran las 8:00. Al tocar el timbre, una mujer mayor salió; supuse que era la mamá de Maxi, dado su evidente parecido.

"¡Hola, mi niña!", me saludó con una sonrisa y luego me abrazó.

"Hola", respondí devolviendo el saludo. "Preparé un postre de pavlova. Espero que les guste. Consulté con Maxi y me dijo que la única alérgica en la familia es su hermana, específicamente al maní", entregué el pastel en sus manos.

"No deberías haberte molestado. Pasa tranquila, siéntete como en tu casa. Soy Natalia, la mamá de Maximilian", indicó apartándose para que entrara. Cuando iba a hablar, ella gritó: "¡Gabriel, cariño, llegó la novia de Maximilian!".

En unos instantes, apareció un señor, la viva imagen de Maxi; parecían gemelos. Iba a saludar, pero me interrumpió con un abrazo.

"Encantado. Soy Gabriel, el padre de Maximilian", saludó estrechando nuestras manos con efusividad.

"Igualmente, señor y señora Ivanov. Me llamo Thalía Miller, pero pueden llamarme Lía". Sonreí un tanto nerviosa, y ellos parecían encantados. Bien, punto para mí.

"¿En serio eres la novia de Maxi? ¿No te pagó para que te hicieras pasar por su novia?", preguntó el papá de Maxi.

"Señor Gabriel, él no me pagó. De verdad soy su novia", respondí.

"Pero, ¿por qué?", se le notaba claramente confundido. "Lo único que hace es estudiar", mencionó, y su mujer le dio un codazo.

"Me encanta Maxi por su timidez encantadora. Su sonrisa tímida y su mirada sincera me hacen sentir especial cuando estoy con él. Además, su personalidad es única; es amable, comprensivo y siempre está dispuesto a escuchar", sonreí. "Y, sobre todo, me encanta que sea tan tierno y guapo", añadí. En ese momento, lo vi bajando las escaleras y le sonreí. "Hola, Conejito", le lancé un beso que lo hizo sonrojar.

"Voy a preparar la cena", anunció la mamá de Maxi.

"Yo le ayudo, señora Natalia", me ofrecí, y ella negó.

"Cariño, ¿por qué no le enseñas tu habitación a tu novia?", le sugirió su madre a Maxi.

Maxi me tomó de la mano y me guío hasta su habitación. Se apartó para que pasara. Al entrar, me encontré con una habitación ordenada. Me senté en su cama y crucé las piernas. Sentí su mirada explorar todo mi cuerpo, deteniéndose especialmente en mis senos. Notó que lo estaba observando y se sonrojó.

 -Lo siento –tartamudeó. evitando mi mirada.

- ¿Por qué te disculpas? Puedes observar todo lo que desees; ahora\, es todo tuyo –aseguré\, viendo cómo sus mejillas se teñían de rojo. Le hice señas para que se sentara a mi lado\, y cuando lo hizo\, apoyé mi cabeza en su hombro–. No tienes por qué ponerte nervioso. Me atraes y me fascinas tal como eres –le susurré.

- No comprendo qué encuentras en mí –murmuró–. No sé por qué te interesó. Si estuviera en tu lugar\, ni siquiera me habría fijado en mí.

-Honey, eres una persona increíble, ¿sabes? Tienes un corazón enorme y no cambiaste tu actitud cuando descubriste que tenía dinero. Eso confirma que no eres superficial y que realmente te atraigo por ser yo, no por mi cuenta bancaria –comenté–. Además, eres muy, pero muy atractivo –comencé a darle besos por todo

el rostro.

Nos quedamos unos instantes en silencio, y él se acercó un poco más.

-Siento que no sea suficiente para ti –susurró cerca de mis labios.

-Eres más que suficiente –afirme y lo besé.

El beso comenzó lento, transmitiéndole lo que sentía, pero pronto aumentó de intensidad. Me acomode a horcajadas sobre él para mayor comodidad, colocando sus manos en mis caderas. Mis manos se enredaron en su cabello, tirando suavemente para inclinar su cabeza hacia atrás. Recorrí su cuello con una serie de besos, bajé un poco más y le dejé algunos mordiscos y chupetones estratégicos, ajusté discretamente su suéter. Terminé mi "obra de arte" y volví a sus labios. ¡Dios!

Aún no puedo creer que haya sido su primer beso; lo hace tan bien. Mordí su labio suavemente antes de separarme y le di un ligero beso antes de recostarme en su cama.

-Espera, vuelvo en un segundo –corrió hacia el baño.

-Claro, Honey. No te preocupes –alcancé a decir antes de que cerrara la puerta.

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