Capítulo 16

Thalía Pov:

Me desperté al sentir un peso sobre mí. Al instante, noté algo húmedo pasar por mi cara: era Hades. Comencé a reír y a jugar con él antes de dirigirme a la ducha. Necesitaba levantarme temprano para la universidad, especialmente con las crecientes amenazas. Además, debía dejar a Hades con mi tío Klaus en su oficina.

Salí de la ducha y me vestí con unos jeans negros, un crop top, una chaqueta de cuero y unos tenis. Bajé y encontré a Damián ya en la sala. Me dirigí a la cocina para preparar un desayuno rápido. Después de darle su comida a Hades, nos dirigimos a la universidad. Damián se separó para encontrarse con Daniel, mientras yo

llevaba a Hades a la oficina de mi tío Klaus. Abrí la puerta y entré.

"Tío, ya llegué", avisé, y él levantó la mirada.

"Lo noté", dijo mi tío.

"Tío, no se te olvide ser puntual a la hora de sus comidas, por favor", señalé a Hades. "Si mi tío no te da nada de comer, búscame", añadí, y él asintió.

Después de hablar un rato con mi tío, salí y, al pasar por los pasillos, encontré a Maxi en su casillero. Le sonreí y me acerqué para besarlo.

"Hola, mi lindo conejito, ¿cómo estás?", él sonrió sonrojado.

"Hola, Thalía, bien gracias", respondió sonrojado. "¿Te puedo hacer una pregunta?", se le notaba nervioso, demasiado nervioso.

"Claro, dime qué sería", le sonreí.

"Bueno, decirte que me gustas y si quieres ser mi novia", lo dijo tan rápido que apenas lo entendí.

"Honey, dime despacio lo que quieres decirme", le pedí lentamente.

"Me gustas mucho, y s-si puedo ser tu n-novio", tartamudeó, poniéndose aún más rojo.

"Pensé que tendría que ser yo la que te dijera, pero sí, con gusto acepto, Honey", dije sonriendo. Él también sonrió y ahora fue él quien me besó. Dios, estos besos podrían convertirse en adicción. Nos separamos y nos encontramos con los chicos mirándonos con los ojos como platos.

"Me estoy volviendo loca o ustedes también lo vieron", susurró Omaira.

"Oh, por dios, nuestro bebé dio su primer beso", dijo Sam emocionada. Al oír eso, me sorprendí. El beso que le robé anoche fue su primer beso. Miré a Maxi, quien estaba rojo, tratando de ocultar su cara en mi cuello.

"¿Y desde cuándo comenzaron a salir?", preguntó Aiden.

"Anoche, llegando a su casa, le dije que era mío", asintieron. "Y hoy él me preguntó si podía ser mi novio. ¿Qué lindo, ¿verdad?", dije, y ahora sí se veían sorprendidos.

"Nuestro bebé creció", dijo Omaira apretándole los cachetes a Maxi. Al ver que estaba incómodo, lo defendí.

"Bueno, ya para", los separé. "Me lo pondrás nervioso", miré a Maxi, que me sonrió agradecido.

En ese momento sonó la campana. Sentí el agarre de Maxi en mi mano, arrastrándome hacia la clase. Menos mal estábamos estudiando lo mismo.

A la hora de la salida, Maxi me detuvo.

"No sé si sea muy pronto, pero mi mamá quiere conocerte", comentó. Sentí mis nervios; apenas hoy nos hicimos novios y ya quiere presentarme a sus padres. "Pero si no quieres, le puedo decir que es muy pronto para...". Lo

interrumpí.

"Está bien, si es importante para ti, yo no tengo problemas, pero Maxi, puede ser la semana entrante, por favor", traté de respirar con normalidad.

"Ellos, en realidad, no creen que seas mi novia. Mi padre piensa que soy gay", se sonrojó al terminar de hablar.

"No te preocupes, si la semana que viene decides, la hora y el lugar", comenté. "¿Te llevo?", pregunté y él negó. Le di un beso y me fui a mi auto. Comencé a dirigirme hacia el centro para comprar algunas cosas para Hades.

La semana pasó rápido, y hoy era el día que iba a conocer a mis suegros. Iba conduciendo de regreso a casa, ya que estaba en una reunión con algunas personas para hablar sobre las amenazas. Al llegar a casa, entré corriendo, sintiendo a Hades detrás de mí.

"DAMIAN", grité en cuanto abrí la puerta. Él bajó corriendo. "Necesito ayuda, hoy conoceré a mis suegros y no sé ni qué ponerme ni qué llevar", me estaba alterando. "Tú conociste a tus suegros, tienes experiencias", y es cierto. Sí, señores, tiene novia y conoció a sus suegros. Bueno, él ya los conocía. ¿Recuerdan a Anahí, la hija de Martin? Pues ella es la novia de Damián.

"Tranquilízate, ven, te ayudaré con la ropa", su voz era suave. No sería la primera vez que me ayuda con la ropa. Las chicas lo volvieron un especialista en ropa cada vez que lo llevaba al batallón.

Entramos a mi habitación, y él fue directo al armario. Duró como media hora, y luego salió con la ropa que dijo que me pondría. Me dijo que hiciera un postre, para luego decirme que podía volver tarde, ya que él y Daniel al parecer tendrían una noche de chicos.

Fui a la cocina a hacer el postre. Iba a hacer una pavlova, por lo que me contó Maxi. La única cosa a la que es alérgica su hermanita es al maní. Cuando terminé, miré la hora: las 7. Terminé de decorar el postre y me fui a bañar.

Cuando terminé de ducharme, comencé a vestirme. Llevaba un top con boleros blanco, un pantalón de bota ancha blanco y unos tacones no tan altos.

Opté por un maquillaje natural para no parecer tan cargada. Al mirar el reloj, eran las 7:30. Descendí y me encontré con Daniel y Damián en la planta baja.

"Damián, ya sabes, cualquier cosa, me llamas o escribes. Dejé la comida en el horno", dije, y él asintió. "Pueden invitar a más amigos si quieren, pero no rompan nada ni hagan desorden, Hades", grité, y él apareció. "Te dejo a cargo. No dejes que hagan un desastre. Cualquier cosa sospechosa, avísale a Damián y pórtate bien", dije, y Hades asintió.

"En el auto, te puse tu cambio de ropa deportiva y otro normal", dijo mi hermano, y yo solo asentí, sin saber para qué es, pero él sabrá. "Suerte", habló.

"Están prohibidas las chicas esta noche", dije, mirando específicamente a Daniel, quien sonrió divertido, y yo solté un suspiro. Sabía que no me haría caso. "Solo no hagas cochinadas en la sala. En mi mesita de noche hay condones".

"Te amo", dijo con una sonrisa inocente, y yo asentí.

"Y por favor, no dejes que Damián le haga algo a la inocente Anahí", murmuré, y el mencionado me miró mal.

"A él le dices dónde están los condones y a mí me prohíbes hacer cualquier cosa. Linda hermanita, me indigna", murmuró, y yo sonreí.

"Daniel es mayor que tú, así que está en su derecho, y no me contestes, jovencito", lo apunté, y él alzó las manos con inocencia.

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