Capítulo 8

Salí de casa llevando una mochila, con destino al lugar donde solíamos compartir nuestros secretos, el hermoso Parque Stanley, nuestro refugio predilecto. Mientras caminaba hacia el parque, que afortunadamente no quedaba muy lejos, recordaba las innumerables veces que nos sentábamos a hablar de todo y de nada

en ese lugar tan especial para nosotras.

Al llegar, mis ojos buscaron el rincón habitual donde solíamos sentarnos, y noté a una mujer más mayor que yo, sosteniendo algo en la mano.

- Hola - saludé al acercarme.

- Hola, ¿entonces tú debes ser la -miró un papel que tenía en la mano- ¿"demonio blanco"? –preguntó ella.

- Sí –respondí, curiosa por saber qué tenía preparado.

- Tienes una increíble mejor amiga espero que aprecies todo, se esforzó mucho preparando esto para ti. Yo te ayudaré en tu aventura –sonrió-, por cierto, soy Liliana, pero puedes llamarme Lily o Liana.

- Mucho gusto –dije mientras aceptaba una cajita y una nota que me entregó.

Guardé la pequeña caja en mi mochila y comencé a leer la nota. La próxima pista estaba escondida en el lugar donde tuvimos nuestra primera salida de amigas. Una risa escapó de mis labios al recordar aquel maravilloso día.

Caminé hacia la parada de taxis con Liliana siguiéndome, y juntas nos dirigimos al Parque de Atracciones Playland. Una vez allí, Lily me condujo hábilmente hacia la caseta de ganar peluches. Habló con un chico, quien me hizo señas para que me acercara y me entregó unas cajas de regalos.

Agradecida, guardé con cuidado los regalos en mi mochila. Liliana compró un helado de menta y un algodón de azúcar, mientras que en su mano sostenía otra nota. Tomé la nota y la leí mientras saboreaba el algodón de azúcar.

"Me alegra que hayas llegado hasta aquí. Eso significa que recuerdas cosas importantes. Tu próxima parada será en el lugar donde juramos que siempre estaríamos juntas, en las buenas y en las malas".

Con mi algodón de azúcar en mano, nos dirigimos al Jardín Botánico de VanDusen, un lugar lleno de recuerdos. Caminamos entre los árboles de cerezo, disfrutando del paisaje. Encontré un frasco con una nota al pie de uno de los árboles.

"Guarda nuestras promesas y deposita todo lo malo que venga a tu mente aquí", decía la nota, y sonreí al reconocer la esencia única de nuestras aventuras compartidas.

Tomé los regalos y guardé algunos en mi bolso, mientras que en mi mano llevaba los otros. Liliana me ayudó a cargar los restantes, buscando la nota que, al parecer, marcaba el final del juego. Salimos del jardín botánico, y observé cómo Liliana se acercaba a un taxista, dándome cuenta de que ya se conocían.

- La próxima parada es donde se emborracharon como locas a escondidas de sus padres –dijo ella entre risas, esperando mi respuesta.

Le proporcioné la dirección del GoodCo Bars (Colony Bar). Al llegar, dejamos los regalos y la mochila en el taxi. En la entrada, un chico me entregó un ramo, pero no era un ramo de flores cualquiera, sino un ramo de maquillaje. Lía siempre sabía cómo alegrarme; conocía mi amor por el maquillaje, aunque le pegara las manías de gustarme, ya que a ella no le interesaba. Venía acompañado de una nota.

"Sé que amas el maquillaje, y por ti a mí también me gusta. Pero sé que no querías malgastar el dinero, así que yo te lo regalo. Ve a la mesa donde nos sentamos."

Me dirigí hacia la mesa que compartíamos y noté a una mujer embarazada que me miraba y sonreía. Me acerqué sonriendo, la saludé, y ella se apartó, revelando unas cajas detrás de ella. Lily y yo las recogimos, y ella me entregó la siguiente nota.

"La siguiente parada será en donde nos escapábamos de vez en cuando. Ya casi terminas."

Regresamos al taxi, proporcionándole la dirección de la biblioteca. Al llegar, bajamos y entramos. Nos acercamos a la encargada, quien me entregó una caja decorada con fotos de ambas y una nota.

Dirigí mis pasos hacia la mesa que solíamos ocupar mientras disfrutábamos de nuestras lecturas compartidas. Al llegar, me encontré con otra sorpresa: una cesta repleta de golosinas que conocía a la perfección, acompañada de globos y una nota.

"Sé que dirás 'hoy no es mi cumpleaños' y estarás preocupada por todo lo que he gastado, pero recuerda que esto es parte de mi regalo, cariño. Ve al pasillo donde nos sentábamos cuando queríamos evitar a la gente".

Siguiendo sus instrucciones, me encaminé hacia ese pasillo especial y me topé con otra cesta que contenía una exquisita selección de chocolates y otros pequeños tesoros, junto con otra nota con sus palabras de agradecimiento.

"Gracias por estar cada vez que te necesité, gracias por ser mi mejor amiga. Ve a mi sección de libros favoritos".

Liliana se quedó encargada de todo mientras yo continuaba mi búsqueda. Esta vez, me dirigí a la sección de libros sobre lobos, sabiendo que a ella le encantaban los animales, especialmente los perros. Allí encontré un frasco de cristal con la palabra "Recuerdos" grabada y una nota que despertó mi curiosidad.

Tomé el frasco y regresé al punto de encuentro, pero Liliana no estaba allí. Supuse que estaría afuera con las cosas, así que me dirigí hacia el taxi. La vi junto al taxista, organizando todo en el maletero, ya que parecía que los regalos superaban la capacidad de los asientos. Me acerqué y les entregué el frasco

mientras leía la siguiente nota.

"Los recuerdos son tesoros que atesoramos juntas. Gracias por cada momento compartido. La última parada te espera es donde te cocine por primera vez".

Con una mezcla de emociones, subimos al taxi, sabiendo que nos dirigíamos hacia la última parte de esta inolvidable aventura diseñada por mi querida amiga Lía.

Le di al taxista la dirección de mi casa y me dirigí hacia un banco cercano, donde me topé con una niña abrazando un peluche gigante. La ternura invadió el momento, y la niña, llamada Anahí, me entregó una nota mientras señalaba el enorme oso. Supuse que el taxista era su padre debido a cierto parecido.

"Esta es donde cociné por primera vez para ti".

Liliana y yo nos esforzamos por cargar el enorme peluche, cuyo peso parecía desafiar la gravedad. Nos dirigimos hacia el taxi para organizar las cosas y nos encaminamos a mi casa, donde me esperaban mi novio y mis amigos: Aiden, Maximilian o como yo le digo maxi y Sam.

- CHICOS –grité, provocando risas de Aiden por la situación del peluche.

- Mi amor, sosteniendo ese peluche te ves más chaparra de lo normal –bromeó Aiden.

Ignoré la broma y deposité el muñeco junto a la puerta aún abierta. Liliana se ofreció a ocuparse de los otros regalos mientras yo revisaba la nota y me dirigía a la cocina. Allí encontré otro regalo en forma de cartas con la inscripción "ábrelo cuando sientas que estás mal" y una nota.

Finalmente, anunciando la última parada: mi habitación, donde debería encontrar el final de esta inolvidable búsqueda. Subí las escaleras con mis amigos siguiéndome, y al llegar a mi cuarto, encontré la puerta decorada con globos.

Empujé los globos hacia un lado y entré. Mi habitación estaba decorada con más globos en el techo, notas colgando y fotos de momentos especiales. Sobre la cama había más regalos, y en una esquina, mi mamá sonreía con una laptop en la mano.

- ¡DIOS, MAMÁ! –grité emocionada. Mis amigos entraron sorprendidos.

La pregunta que me atormentaba era: ¿Cómo pudo organizar todo esto si ya no estaba aquí? Mi mamá me hizo sentar en mi escritorio y colocó la computadora frente a mí. Noté un video listo para reproducirse, solo tenía que hacer clic. Mis amigos se agruparon detrás de mí y, tras suspirar para calmarme, pulsé play.

En la pantalla apareció una chica sonriente, sorprendentemente hermosa. Tras analizarla, me di cuenta de que era Lía. Mi mente se sumió en pensamientos, pero volví al momento cuando comenzó a hablar en el video.

-Hola, mi querida demonio blanco –dijo Lía riéndose– Me alegra mucho que pudieras terminar el juego. Me da felicidad porque, a pesar de todo, sigues recordando todo lo que hicimos juntas. Espero también que te hayan gustado todos mis regalos. Ya sé, te preguntarás cómo tu cuarto apareció decorado, ¿verdad Lamentablemente, tu cuarto fue lo único que no pude arreglar yo misma, así que contraté a algunas personas para que lo hicieran por mí. Mientras tú buscabas por la ciudad, mi tía Diana fue mi cómplice en todo esto. Su parte era la más importante; ella tenía que estar pendiente cuando salieras y poder llamar a Liliana para que te pudiera esperar. Después, llamaba a las personas que decorarían todo. Ya ellos sabían exactamente qué hacer. Yo preparé todo, ellos solo tenían que ponerlo en donde iban. Omaira, Pitufa 2, me alegro mucho. En verdad, lo siento sabes lo importante que era para mí estar en tu cumpleaños. Pensaba ir de sorpresa, pero ya sabes, tuve que salir por lo del accidente de mis padres, y no me darían permiso para volver de nuevo. Por eso, te preparé todo esto, y déjame decirte que espero que te haya encantado. ¿Qué digo encantado? Fascinado, porque por todo eso casi me quedo pobre –dijo riendo y yo también lo hice.

Ella iba a volver a hablar, pero un ruido la interrumpió.

-LIAAA, POR FAVOR NO ME HAGAS ESPERAR MÁS Y ESE ENANO QUE TIENES POR HERMANO SIGUE

QUERIENDO LIGAR CON MI NOVIA –se escuchó el grito de alguien.

-CÁLLATE BENJAMÍN O EN EL ENTRENAMIENTO TE LAS COBRO –gritó de vuelta– Lo siento, es que

Ben, el feo de mi primo, que a veces se pone insoportable –se disculpó, pero nuevamente la volvieron a interrumpir.

-Jajaja, pero si yo soy un Dios griego, ya quisieras tener todo esto para ti –dijo un chico y apareció en el campo de visión de la cámara.

-que asco, no como primos, estamos bien, y CÁLLATE DE UNA VEZ BEN–bramó furiosa.

-Yo tampoco estaría contigo, la enana que tiene que saltar para alcanzar las cosas que hay en la alacena –dijo riéndose.

-Pues perdón –dijo sarcástica– Perdón por no ser un póster de luz como tú –se cruzó de brazos– Ahora, lárgate de mi habitación –abrió la puerta.

-No quiero –se sentó en el piso.

-Benjamín, maldito imbécil, me acabas de arruinar el video que le estaba haciendo a Omaira. La pobre tiene que estar espantada por ver tu rostro. Ahora, levanta tu maldito trasero y lárgate de mi habitación si no quieres que te saque a patadas. Eso sí, en el entrenamiento no te salvas–el chico salió corriendo apenas dijo lo último. Vi cómo Lía se pasaba la mano por la cara, hasta que miró la cámara –Lo siento mucho. De todas formas, espero que te haya gustado todo lo que te hice. Por cierto, la laptop es tuya también. Me tengo que ir ahora, tengo un trasero que patear –dijo riéndose–. No olvides la reservación en el restaurante. Invita a tus amigos, a Daniel y a tía Diana. Recuerda que ya todo está pagado. Te quiero. Me saludas a todos –dijo antes de cortar.

En el momento que acabó el video, se hizo un silencio en la habitación, hasta que hablé.

- Bueno, chicos, ya tenemos planes para mi cumpleaños al parecer –mencioné.

-Tienes una mejor amiga fantástica –dijo Aiden, y yo lo miré– No cualquier persona te regala todo lo que vimos, y ese muñeco tiene que costar mucho dinero –comentó.

-Es cierto –lo apoyó Sam.

-Sobre todo, es hermosa –dijo en un susurro Maxi. Creo que pensó que nadie lo escuchó, aunque yo sí lo oí.

-OMAIRA, BAJA–se escuchó el grito de Liliana desde la planta baja.

-YA VOY, LILY –le grité– No se confundan, ustedes solo vieron los regalos que yo traía conmigo al entrar en casa. Recuerden que recorrí la ciudad buscando regalos –dije antes de bajar a la sala donde me esperaba Lily. Al parecer, ya había entrado todos los regalos, y la sala estaba llena de ellos.

-Omaira, fue un gusto conocerte. Nos vemos en tu cumpleaños –estrechó mi mano.

-También fue un gusto conocerte. Gracias por la ayuda –agradecí sinceramente.

Ella se fue, y escuché cómo los chicos bajaban las escaleras y se dirigían a donde estaba.

- ¿Cuánto dinero tiene esa chica? –escuché cómo preguntaba sorprendida Sam.

Mientras recogía todo les pedí que me ayudaran a subir todo a mi cuarto, ya que no estaban haciendo nada.

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Comments

María

María

creo que me enamore de maximilian /Drool/

2024-01-03

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