Celeste, en su estado licántropo, corre, cuadrúpeda, a la posición de la bruja.
Maritza, con rayos a su alrededor, el poder que robó del cuerpo de Sophie, también se acerca.
La bruja escupe sus mortíferos ataques contra la muchacha, mientras que Celeste los esquiva con gran velocidad, y acorta la distancia.
Verónica corre a la posición de Quimey, el talismán está unido, ya son dos partes las que luce, mientras que el cuerpo de la chica sana sus heridas a una velocidad asombrosa, pero no para poder levantarse.
Melina se arrastra al cuerpo de Sophia, deja un beso en su frente y observa con desprecio a Maritza, al ver que utilizó los poderes de Landrie también en batalla.
Celeste rasguña el rostro de la bruja, está contesta con una patada en sus riñones, ambas retroceden, suspiran y se lanzan nuevamente a la batalla.
Maritza comienza a experimentar con sus poderes, mezcla las técnicas de sus hermanas para lanzar ataques devastadores. Con la esencia de Landrie crea objetos fantasmas, como dagas y cuchillas, y las fusiona con las descargas de Sophie. -nos voy a dejar que te acerques-, exclama.
Celeste esquiva ataques, pero con torpeza, se choca con todo a su paso, pues algunos ataques de la bruja la alcanzaron y el dolor es muy intenso para poder concentrarse.
-¿Qué pasa Guardiana?, ¿No puedes seguir mi ritmo?-, grita Maritza, mientras la bombardea con ráfagas de ataques.
-tengo que acercarme… no puedo hacerle daño a distancia-, murmura Celeste, mientras esquiva.
La bruja cesa los ataques, abre los brazos, y dice -no es divertido si solo me divierto yo… hija de Kaedrou-.
Celeste abre los ojos enormes, estrella sus dientes entre sí, aprieta fuerte el pavimento con sus manos, y contesta -él no es mi padre…-, y vuelve a gritar -¡él no es mi padre!-, entonces, entra en una nueva fase de transformación, toda su fuerza se incrementa el doble, tanto como su habilidad y destreza, pero a cambio, con cada fase de la transformación, pierde humanidad. Un minuto más tarde, luego de transpiración extrema, dolores múltiples y crecimiento desmesurado, entra en la fase dos de la transformación.
Maritza percibe un incremento considerable de poder, -el olor que emana tu cuerpo es nauseabundo-, exclama, -solo por eso voy a prometer hacerte sufrir todo lo que pueda, asqueroso licántropo-, concluye.
Celeste hierve en furia, intenta contestar a la agresión, pero solo balbucea, pues su mandíbula, y casi toda la boca entera, tomó la forma de un hocico, entonces abre los ojos, puede pensar, sabe qué decir, pero no logra hacerlo.
Maritza comienza a reír, lo hace a carcajadas, la señala y dice -no puedes hablar!, la fase dos de tu transformación te quito el habla-, y sigue riendo, luego, como poseída, deja de hacerlo, se yergue, y exclama -te voy a mostrar lo que es controlar la fase dos de transformación-, entonces abre los brazos, las venas comienzan a hincharse, las uñas se estiran, su pelo crece, la deformidad de su cara parece sacada de una película de terror, entonces, cuando consigue la fase dos, dice -soy descendiente directo de una raza que se enfrentó a la tuya durante eones, soy más fuerte, más inteligente, y controlo mis fases…-, se prepara para atacar, acota -y ahora estás por comprobarlo con tu muerte-, y corre hacia ella.
Celeste aúlla, y la enfrenta…
Maritza alcanza la mejilla, recubierta de pelos, de la heroína, y rasga con fuerza intentando lastimarla.
Celeste usa sus reflejos para que solo sea una caricia, como aquellas que daba la vida cuando se comienza desde cero, luego gira su mandíbula, y muerde el brazo de la bruja, lo hace endiablada, como intentando separar la mano del resto del cuerpo, pero no logra hacerlo, parece estar mordiendo acero, entonces atina a levantar a su oponente, lanzarla por el aire, y estamparla contra el suelo de la avenida.
Maritza aterriza con su cabeza, siente dolor, pero eso la excita, su sonrisa, comparable a la del payaso, no se borra, y devuelve la gentileza del golpe tomando del cuello a la bestia, de una forma brutal, luego, se levanta solo con la fuerza de las piernas, y la avienta contra una de las casas aledañas a la de Quimey.
Celeste se levanta en un living ajeno, la fuerza con la que se estrelló le hace erizar la piel, mira a un costado y encuentra a una familia llorando de miedo, ella agacha la cabeza lamentando lo sucedido, y sale rápidamente.
Maritza la observa, -no tienes el poder que se necesita para luchar contra mí-, se burla.
Celeste hierve en furia, se maldice por ser tan débil, camina con su cabeza hacia abajo, sus ojos escupen lágrimas, su enorme cuerpo, cansado, se mueve lentamente hacia la mitad de la avenida, cuando llega, levanta el rostro, muestra sus dientes, se relame, y contesta -quizá no tenga ese poder del que hablas, pero no voy a rendirme tan fácil-, luego aúlla con fuerza, usando todo el aire de sus pulmones, y corre hacia la bruja.
Maritza muestra las enormes y afiladas uñas y contesta -no esperaba que lo hicieras-.
La bestia atina a morder su cuello, pero la bruja le sonríe, en cámara lenta, esquiva el ataque, y rasga su peludo pecho. Celeste siente dolor y de la desesperación, vuelve intentar alcanzarla, pero Maritza, con sutiles movimientos, como si de una bailarina se tratara, vuelve a herirla en el mismo lugar.
La Guardiana siente aún más dolor y se echa para atrás, lleva sus dedos y toca la sangre que cae, la observa detenidamente, mientras su respiración crece.
-No puedes vencerme, no teniendo un corazón humano-, grita la bruja.
Celeste se arrodilla, la sangre de su mano cae al suelo, entonces, con la mirada perdida, murmura -entonces tendrá que dejar de ser un corazón humano…-
…
-Fase 3 de transformación…-.
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