El caos de la avenida: Fase 3 de la transformación

“-¿Cuál es la diferencia entre una bestia y un humano?-, pregunta Celeste, mojando sus pies, a orillas del río.

Kaedrou, a su lado, piensa, mira al cielo, y contesta -podría decirte el poder, pero el ser humano porta un poder inconmensurable cuando ama, entonces te diría la deformidad del cuerpo, pero el humano deforma su alma, su ser, cuando entra en contacto con lo impuro, o incluso pienso en la demencia en altas transformaciones, pero el ser humano abraza la demencia, la acaricia, le hace el amor y le dice te quiero… entonces, a mi entender, la diferencia real, aquella que cuando ya no se tiene es por qué cruzaste la línea, son los recuerdos…  Los recuerdos nos vuelven a llevar a un lugar en donde nos gusta estar, a sentir emociones que nos hacen bien, nos traen amor, compasión, enojo, odio…-, acaricia el rostro de la niña y concluye -no importa cuántas transformaciones soporte tu cuerpo, sino, cuántos recuerdos permanezcan en tu alma… eso te ayudará a volver-, le sonríe.”

   En la avenida...

-Fase 3 de transformación…-, dice Celeste, mientras comienza a temblar. 

-¡idiota!-, grita la bruja, -vas a dejar atrás tu humanidad por intentar vencerme!-. 

Celeste se echa al suelo, su rostro se alarga, luciendo un gran hocico. Brazos y piernas toman unas dimensiones monstruosas, grita del dolor. Rasca su cuerpo entero, pica mucho, la piel se estira a pasos agigantados, como desgarrándose. Sus ojos pierden ese color verdoso para darle paso al rojo intenso… 

 La Fase 3 de su transformación está alcanzada. 

Roky abre los ojos, mira el cielo, las nubes, observa a su costado y encuentra a Melina, en llanto, curando su cuerpo. -¿Qué paso?-, pregunta. 

Ella lo mira, la tristeza que emana de su rostro la domina, y contesta -mi hermana está muerte-.

El Guardián suspira aliviado, como sintiendo que su esfuerzo y sacrificio, tuvieron fruto. 

-Ahora Celeste está lastimando a mi otra hermana, Maritza-, acota la chica. 

Roky se sienta, precipitado, y observa el centro de la avenida, allí encuentra una columna de humo, uno de los trucos baratos de la bruja para camuflarse, pero de ella, Maritza sale despedida, como una bala, y choca contra el cordón, detrás se acerca a todo galope, Celeste, totalmente enloquecida. -Celeste…-, murmura preocupado. 

-la va a matar-, acota Melina y deja de curarlo. 

Maritza intenta ponerse de pie, pero recibe un nuevo golpe de la bestia, una vez más se esfuerza por lograrlo, pero un desgarrador zarpazo, le quiebra algunas costillas y la empuja a un costado. Esta escupe sangre, se encuentra aterrorizada, pues la idea de morir, la mortifica, entonces, utiliza todas las fuerzas que le quedan para descender del cielo, una gran cantidad de rayos, pero estos, para su sorpresa, no hacen más que cosquillas, al licántropo. -esto no está sucediendo-, exclama mientras intenta defenderse. 

Celeste le encesta una patada en el estómago que la desplaza varios metros por el pavimento, y camina tras ella. 

-alguna forma… de alguna manera… tengo que encontrar la manera…-, se pregunta la bruja, mientras observa como la Guardiana se acerca, -tengo que utilizar otro tipo de poder-, entonces alza un brazo, abre la mano, apunta con la palma hacia el rostro peludo de Celeste y cierra los ojos. 

El lobo frena, se paraliza, la mira detenidamente, casi sin pestañear.

 -El poder que obtuve al matar a aquel cura, cuando sucedió lo de Melina, fue la telepatía, una técnica milenaria que, con un gran poder de concentración, puede ser sumamente destructiva, aunque nunca lo utilice, pues no me creía a la altura de hacerlo… pero en este momento, con la muerte de frente, siento el miedo suficiente como para intentarlo-, exclama Maritza.

Los ojos de Celeste se vuelven grises, como perdidos en algún punto de su mente, camina lentamente en distintas direcciones, y se agacha cada tanto, como intentando alcanzar algo, como jugando un juego. 

Maritza sigue apuntando con la palma de su mano, manipula su mente, escarba en lo más profundo de sus recuerdos y la hace ver a sus hermanos de pequeños, los hace jugar con ella, desviarla de la batalla. 

La chica se arrodilla, todo su enorme cuerpo, se posa en el suelo, acaricia el rostro de Tobías, llora al hacerlo, le dice cuanto lo ama, luego llega Isaac, a quien abraza, y junto a ellos Marco, también se lleva su demostración afectiva. -perdón-, logra expresar el lobo… -perdón...-. 

Entonces, el pelaje comienza a desaparecer, toda la masa muscular se desvanece, pues, Celeste, lentamente, vuelve a ser Celeste, gracias al poder de los recuerdos. 

 Cuando toma su forma humana, se desmaya. 

Maritza aprovecha para levantarse, como puede, y correr lejos del lugar.

Roky la observa, y deja de lado a Melina para correr detrás de la bruja.

Verónica lo observa junto a Quimey y le grita -mucho cuidado Roky-.

-esta bruja tiene que morir-, contesta el muchacho mientras corre.

Melina se levanta, y lo sigue detrás -voy a ayudarlo-, acota.

Maritza corre algunas cuadras, por la avenida, hasta que su cuerpo no puede más y frena, se da la vuelta, y encuentra al Guardián caminando hacia ella, esta limpia la transpiración de su cara, y dice -¿quieres terminar con esto?-, abre los brazos, como cansada. 

-Voy a intentar hacer que no sufras-, contesta el muchacho y sigue -pero no te prometo nada-.

La bruja cierra los ojos, siente la briza acariciar su piel, siente los detalles que deja la tormentosa tarde, mientras deja que todo suceda.

Roky levanta dos enormes sombras junto a él y sigue caminando, está decidido a terminar con su vida, pero de repente, su poder se desvanece, se frena, mira hacia abajo, su estómago, y encuentra una daga que lo atraviesa de lado a lado, por debajo de los pulmones. 

Melina se hace presente a su lado, suelta el arma blanca, dejándola incrustada en la carne del Guardián, mientras dice -perdón amigo-.

-¿por qué?-, pregunta Roky con la voz temblante y los ojos mojados.

-No puedo dejar que mates a mi hermana-, contesta, palmea su hombro, y camina hacia la bruja.

Roky se arrodilla, pierde mucha sangre, pero no siente tanto dolor, sus brazos y piernas pierden fuerza y su visión se vuelve borrosa.

Maritza, abraza a Melina, y juntas desaparecen.

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