-mi poder se basa en la estática, genero energía eléctrica de las moléculas que revolotean en el aire, las concentró entre mis dedos y las expulsó como rayos de una tormenta, mi poder es incalculable, puedo derrotar a quien se me ponga enfrente, no tengo miedos, siempre fui así, siempre busqué mi propia fortuna, mi propio destino, supongo que eso me vuelve aún más peligrosa-, exclama Sophie, hermana del caos, parada sobre el techo de la casa de Quimey. La bruja levanta sus brazos, apunta al cielo y comienza a crear una atmósfera oscura, una especie de niebla rodeada de electricidad, -están a punto de conocer mi poder-, grita, con una tétrica sonrisa, dibujada en su rostro.
La bruja se eleva por el aire, se desliza entre las oscuras nubes, se deja envolver por su poder, para concentrar toda la energía entre los dedos de sus manos, luego, con la misma sonrisa dibujada, deja caer un poderoso rayo sobre la casa de Quimey, destruyendo todo a su paso.
Sophie muere de risa mientras observa la casa arder en llamas.
Roky y Melina salen de los escombros aturdidos, sin entender nada, y se arrojan al pasto de la vereda.
Lily se alza en furia por el aire y logra encontrarse con Sophie, -maldita bruja-, exclama, -voy a hacerte pagar por esto-.
La malvada la mira de reojo, como si observará un simple insecto, luego, sin contestar, levanta el dedo índice de la mano izquierda y con un movimiento sutil, dirige un rato al cuerpo de la Guardiana.
Lily intenta esquivarlo, pero la velocidad del ataque es tanta que logra alcanzar su pierna derecha, desprendiéndola a la altura de la rodilla. Esta cae al suelo, estampada por el rayo, y grita de dolor, intuitivamente, suelta los nanobots y les exige que contengan la hemorragia, acto seguido, se desmaya.
-¡Lily!-, grita Roky, y corre a su posición, al llegar la encuentra inconsciente, pero sin perder sangre, entonces alza la cabeza, observa a la bruja, abre los brazos, junto a ellos se levantan cuatro sombras, y le dice -vamos a ver qué eres capaz de hacer-.
La bruja desciende, se para frente a él, lo observa en su totalidad, lo contempla, y pregunta -conocí a un hombre, en algún punto de mi historia, él también manejaba las sombras como tú, recuerdo que formó parte de los Guardianes que lucharon contra nosotros en la capital. Recuerdo que seguía sus propias reglas, en medio de la pelea comenzaba a discutir con sus compañeros… era un idiota-, comienza a reír y sigue -¿Qué fue de ese patético hombre?-.
Roky escucha en seriedad, agacha la cabeza, acumula rabia, y, en voz baja, contesta -me dijeron que murió… era alcohólico, alguna enfermedad, no lo sé…-.
Sophie se acerca a él, a una distancia prudente, para decirle -tu papá no está muerto, está cumpliendo con la condena-.
Roky abre sus ojos, se desconcentra tanto que las sombras que lo rodean comienzan a desvanecerse. Una lágrima se gesta en su ojo derecho, y cae, mientras observa un punto fijo en el suelo, como preguntándose qué estaba sucediendo dentro de él.
La bruja piensa -tengo que sacarlo del combate, intentar que no use las sombras, serían un estorbo para mis rayos-, y se acerca, pues, entiende que las palabras que escupe hacen daño. -parece que tuviste una infancia difícil, Guardián-, exclama ella y levanta una mano.
-no fue difícil, mi mamá me dio mucho cariño, supo cómo ocupar el lugar que mi papá dejó, se esforzó mucho para que crezca sano y fuerte, y nunca faltaron las risas, los momentos felices, los juegos, el aprendizaje…-, se dice a sí mismo, luego sonríe al suelo, y sigue -crecí rodeado de amor, crecí fuerte… soy fuerte-, levanta la cabeza, la encara y concluye -soy mucho más fuerte que él-.
Sophie se prepara para atacar, pero detrás de ella, se presenta una enorme sombra, la cual toma la cabeza de la bruja y la estampa contra el pavimento, la levanta y la avienta contra los restos de la casa.
Sophie se levanta, busca aire, no pierde la sonrisa de su rostro, se yergue, aprieta los puños, muestra sus dientes y grita -bien jugado Guardián… Ahora es mi turno-.
Rápidamente, cientos de rayos salen detrás de ella en dirección a Roky, quien responde con múltiples sombras que explotan al contacto.
Los rayos chocan con las sombras, las sombras detienen el impacto y desaparecen. La batalla se vuelve frenética, ambos usan toda su energía para tratar de alcanzar al otro, pero ninguno lo logra.
-tengo que intentar llegar a ella-, piensa Roky, -pero no deja de lanzar rayos-.
-mi poder es ilimitado-, murmura Sophie, -pero él se cansará en cualquier momento-.
-mi papá desapareció cuando nací, no quiso conocerme… mi mamá era cajera de un supermercado, trabajaba incansablemente para que no me falte nada, y así fue, lo hizo hasta sus últimos días… ella siempre hablaba de mi padre, decía que era un poderoso Guardián, que podría conquistar el mundo si quisiese, pero que tenía un problema… el alcohol… y que eso lo llevó a perderlo todo-, piensa Roky, mientras forma sombras, -todos dicen que él está muerto, pero ella, hasta el día que partió, nunca asumió la muerte de mi padre, supongo que a pesar de todo aún lo amaba-.
Sophie aumenta la magnitud de sus rayos, atraviesan las sombras y siguen, mientras que Roky intenta esquivarlos como puede.
-tengo que hacer algo… no podré ganar de esta manera…-, exclama y piensa -¿Cuánto daño le hará a mi cuerpo un rayo?-.
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