El caos de la avenida: Naturaleza

Quimey junta la palma de sus manos, comienza a frotarlas, ya por instinto, y crea una esfera de agua.

Sophie levanta un brazo, respira tranquila, mientras se forma una espesa nube de rayos sobre ella.

Ambas están listas para dar su mejor golpe.

Melina sigue reanimando a Celeste, pues aún se encuentra inconsciente, Verónica se queda a su lado, por otra parte, Lily, junto a los Nanobot, controlan la herida de su pierna cercenada.

Quimey lanza su ataque en dirección al cuerpo de la bruja, pero esta, evapora la esfera con uno de sus rayos y lanza otro hacia su contrincante, quien se echa a un costado para no ser alcanzada.

-No puedes hacer nada contra mí, tus ataques son inútiles-, exclama Sophie.

-tiene razón-, murmura Quimey, -no voy a poder llegar a ella solo con mis ataques… tengo que pensar en otra cosa…-, se pone de pie y dice -una distracción…-. 

-no voy a perder más el tiempo contigo, voy a pulverizarte-, exclama la bruja y dirige cientos de rayos hacia ella.

-espero que esto dé resultado-, dice Quimey mientras levanta los dedos de sus manos. De cada uno de ellos se forman pequeñas bolas de agua, entonces, sin pensarlo, comienza a estamparlas contra los rayos mortíferos que se acercan.

El lugar queda envuelto en una neblina. Sophie no logra ver nada, mientras que Quimey, se acerca corriendo a su posición.

La bruja es sorprendida bruscamente, la muchacha, le encesta un fuerte golpe en el rostro haciéndola retroceder, -te confiaste demasiado maldita-, exclama Quimey mientras tira una ráfaga de puñetazos, -no puedo dejar que tome distancia-, piensa. 

Sophie siente la fuerza de los golpes de su adversaria, siente la rapidez de sus movimientos, la observa serpentear entre la neblina y atacar sin descanso, entiende que no puede seguirle el ritmo, y entre puños y patadas, se dice -está acortando distancias, sabe que no puede vencerme en campo abierto-, entonces, con la cara en sangre, escupe una carcajada que paraliza a Quimey. 

-¿de qué te reís bruja?-, pregunta, agitada. 

Sophie se torna seria, la observa detenidamente, luego, con la velocidad de la luz, se posiciona de frente a ella, cara a cara, se contemplan, entonces aprieta sus uñas en las palmas, como acumulando desprecio, y contesta, -me rio de que creas que con un plan tan absurdo y sencillo intentes vencerme-, de repente, un rayo cae al puño cerrado de la bruja, la electricidad es retenida entre sus dedos, se puede sentir gran cantidad de energía que brota de ella, alza la mano, la posa de frente a los ojos de Quimey, la mece suavemente, ni ella puede contener tanto poder, y con todo el odio de su ser, con los dientes bien apretados, golpea el rostro de la chica, lo hace con tanta violencia que la estampa contra los restos de su casa. -una menos-, murmura sin perder la sonrisa.

Quimey mantiene los ojos abiertos, su rostro tiene un corte que lo cruza por completo, del cual la sangre sale a chorros, sus piernas tiemblan, como si tuviesen miedo, como aquella vez en el edificio con el cuerpo de Drak de frente, no siente sus brazos, como si hubiesen sido arrancados… -no puedo morir… no puedo hacerlo…-, se dice a sí misma, -tengo que encontrar la manera…-, repite mientras comienza a levantarse.

Sophie camina lentamente hacia donde, Melina, intenta reanimar a Celeste.

-¡bruja!-, le gritan.

Esta gira hacia el sonido, observa a Quimey en furia, apuntando con las palmas de sus manos, que tiemblan incontrolables, mientras dice -esto no se acaba…-.

Sophie sonríe, cambia la dirección de su cuerpo, suspira fastidiosa y contesta -tenés razón… esto se acaba con tu muerte-, y camina hacia ella.

-no encuentro energías en el cuerpo, no encuentro aire en mis pulmones, la sangre se agita como si fuese a explotar, no puedo crear agua…-, se dice Quimey mientras observa como la bruja se aproxima. -recuerdo a mi padre, lo recuerdo una tarde, hacía movimientos extraños en el fondo de la casa, allí donde estuve entrenando… recuerdo algunas poses que hacía con sus brazos, como bailes… recuerdo que habló de técnicas, de posturas que hacían algo… recuerdo una…-, comienza a flexionar sus piernas y cambiar la pose de las manos, -quizá sí…-, y sigue, sin dejar de apuntar a la bruja, -quizá sí copió esa postura suceda algo…-.

Sophie ríe mientras se acerca y exclama -¿Qué estás haciendo?, ¿acaso esto se volvió un concurso de baile?-.

Quimey cierra los ojos, se concentra, siente todo lo que la rodea, siente la energía del entorno, siente como la naturaleza le habla, le susurra cosas al oído con la briza, como dando indicaciones, entonces, la muchacha, abre los ojos, observa fijamente a la bruja, cierra el puño de una mano, y del suelo, como acto divino, se alza una imponente columna, en punta, formada por roca y barro, que choca contra el cuerpo de la bruja y la lanza por el aire. 

Sophie es sorprendida, el impacto fue demoledor, siente costillas rotas. Cae arrodillada, mira al suelo y murmura, -no puede ser, es imposible…-, luego alza la vista y percibe como Quimey se acerca. 

-esto se acaba, cuando te mueras-, exclama ella mientras recorta distancias, acompañada de piedras y cascotes que levitan a su alrededor.

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