La ventana de una de las habitaciones del quinto piso, que dan a la vereda, es atravesada por toda la humanidad de Landrie, quien cae decenas de metros y se estrella contra el suelo.
Celeste se asoma y la observa, su cuerpo no se mueve, inerte, entonces interpreta que está muerta. Sale de la habitación y camina hacia sus compañeros, los observa a todos tirados en el suelo y pregunta -¿Pueden levantarse?-.
-supongo que sí-, contesta Lily y comienza a ponerse de pie.
-me gustaría quedarme un rato más-, exclama Roky y sigue -pero alguien tiene que manejar la camioneta-, y se levanta.
Celeste observa a Quimey, la encuentra en lágrimas, como entristecida, -vamos Quimey, tenemos que irnos-.
Ella se refriega los ojos y contesta -no estoy lista para esto...-.
Celeste le estira una mano, la toma, y mientras la levanta dice -a eso ya lo sé, pero sos la única que puede hacerlo-, la reincorpora, palmea su hombro, se da la vuelta y vuelve a la habitación, mira por la ventana para chequear el cuerpo de Landrie, pero la bruja ya no estaba allí. Celeste piensa por un segundo, gira y se va con sus compañeros.
...
Landrie está sentada en una silla de madera, se encuentra llorando, sumergida en dolor, mientras sus hermanas la señalan impúdicamente maldiciendo su existencia.
-como pudiste…-, exclama Sophie.
-hice lo que pude…, no sabía que ella estaba conmigo-, contesta Landrie.
Maritza se acerca, la contempla, le encesta una cachetada, y dice -perdiste la parte del talismán a tu cargo, pero que es aún peor, perdiste a Melina-.
Sophie se lleva las manos a la cabeza y murmura -nuestra fuente de juventud-.
-les digo que no sabía que estaría allí-, repite Landrie.
Maritza enfurece e intenta encestar otro golpe, pero su mano es frenada por Kaedrou, -no es necesario hacer esto… son hermanas-, dice este.
-perdió el talismán-, acusa Sophie.
Landrie lo observa entre lágrimas, expresa su tristeza, su miedo.
Kaedrou se acerca a ella y le dice -fallar es una parte fundamental del ser humano Landrie-, acaricia su rostro golpeado y sigue -eres una mujer muy poderosa, eso es innegable, además estuviste allí cuando sucedió lo de la capital y estoy agradecido por ello… pero lo que tú necesitas no es mi aprobación ni demostrar tu poder, tu necesidad pasa por reencontrarte contigo misma, hacer las paces con tu pasado… es por ello que quiero que vuelvas con tu madre y el resto de tus hermanas-.
Ella abre sus ojos, nerviosa, y contesta -pero sé que puedo hacerlo, sé que puedo recuperar el talismán-.
-lo sé-, contesta él, y concluye -pero primero recupera las fuerzas junto a tu familia, y luego vuelve, aquí te estaremos esperando-, da la vuelta y se aleja.
Landrie agacha la cabeza, observa el suelo y allí se queda un buen rato. Sophie y Maritza dejan la habitación.
Un rato más tarde...
-Qué detestable… Tener que volver con ella… si fue ella quien quiso que me fuera-, murmura Landrie, mientras guarda sus cosas para el viaje, -y escuchar a mis hermanas… otra vez ser la débil, la perdedora…-. La bruja termina de preparar sus cosas y camina lentamente, alejándose del lugar… Nadie salió a despedirla.
Landrie camina por la tierra alejándose del campo, allí donde Kaedrou vive, para emprender el viaje a casa de su madre.
-Landrie…-, le hablan por detrás.
Ella gira y se encuentra con Maritza, se sorprende, y dice -¿qué haces acá?-.
Su hermana se encuentra triste, como si algo no estuviera bien en ella, agacha la cabeza y contesta -sabes que te equivocaste… sabes que tenés que recibir tu castigo, no podés escaparte y vivir como si nada a pasado...-, deja caer una lágrima que se estrella en la tierra.
Landrie abre sus ojos enormes, las pupilas le tiemblan, deja caer sus bolsos, mientras exclama -estoy acá, no quiero escapar-, se refriega el rostro y dice -hace lo que tengas que hacer… hermana-.
Maritza se acerca a ella, seca sus lágrimas, le da un fuerte abrazo y murmura al oído -qué triste debe ser morir sabiendo que siempre fuiste débil-, luego se aleja y ejecuta un sutil corte en la garganta de Landrie.
Herida de muerte, la bruja, se arrodilla, lleva sus manos al cuello, pero no puede parar la hemorragia, entonces atina a mirar a los ojos de su hermana y dice sus últimas palabras -siempre quise ser como tú… tan fuerte como tú…-, y se desploma sin vida.
Maritza guarda la daga asesina, se agacha hacia ella, posa las manos en su cuerpo y comienza a extraer todo su poder, mientras exclama -no podrás ser como yo, pero si parte de mí, hermanita…-, luego, cuando el cuerpo de Landrie ya queda totalmente vacío, se levanta y deja el lugar.
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