-Cuando era niña, no tenía amigos, me costaba acercarme a la gente, interactuar, me alejaba el hecho de creer que no era lo suficientemente interesante, entonces, me encerraba en mi propio mundo de fantasías, algo así como una vida paralela, llena de emoción, magia y dragones, supongo que mi destino me guiaba a ocupar el lugar que dejaron mis padres como Guardianes. Cuando tenía doce, algunos años después de perderlos, comencé a experimentar con circuitos, componentes, cables, etc etc, con todo lo que tenía al alcance de mis manos. Cuando comencé a cursar el profesorado, ya tenía mucha experiencia en robótica, lo hacía por instinto, como si tuviera un don, entendía que era una necesidad adentrarme en ello, pues, en este momento, no me arrepiento de haberlo hecho-.
Lily posa sus manos en el suelo, como evitando aterrizar con la cabeza, inhala y exhala, lo hace precipitada, como si no encontrara oxígeno, escupe sangre, acaricia los dientes con su lengua, buscando la fuente del sangrado, sus ojos se abren excitados, portan un color rojo intenso, como en un estado narcótico, luego comienza a reír, lo hace a carcajadas, sin medirse, se levanta, yergue su cuerpo, acomoda la manga izquierda, mira hacia adelante, allí Landrie, la observa recomponerse.
-Esto recién comienza-, Guardiana, -no se te ocurra morirte… aún no-, grita la bruja.
Lily le muestra sus dientes, manchados con una sonrisa, y contesta -esto se acaba cuando te mate-.
A los pies de ambas yacen los dos súbditos de Landrie muertos.
Lily comienza a correr hacia ella, palmea la mochila y su brazo derecho es cubierto por una armadura de metal, uno de sus accesorios, luego da un salto y encesta un fuerte golpe en la pared, causa un gran destrozó, de haber estado allí la cabeza de la bruja seguramente habría acabado con ella, pero sus reflejos son extraordinarios, pues pudo esquivar deslizándose por debajo de su cuerpo, y al hacerlo, como si el tiempo se detuviera, clavó una daga en el abdomen de Lily.
-tus juguetes te hacen lenta-, exclama Landrie, mientras toma distancia.
La Guardiana le sonríe, muestra su brazo robótico, lo palmea y contesta -esto es solo una distracción-, luego levanta la mano, estira un dedo, la señal y sigue -ese es el juguete que te hará daño-.
La bruja gira hacia su hombro y se encuentra con una araña robótica aferrada a ella, sin darle tiempo, el insecto explota, cubriendo su cara y brazo de ácido. Esta grita y se tira contra la pared, se tapa la cara y grita aún más.
Lily explota en carcajada, no puede contenerse, camina hacia la bruja y se para frente a ella. La contempla. El ácido se está comiendo su rostro.
Landrie presiona con fuerza la mejilla, así como el ojo izquierdo, el dolor es insoportable, el ácido avanza muy rápido. -¿qué es lo que me hiciste?-, exclama en llanto.
-es un poderoso ácido, capaz de derretir el mismísimo acero, se va a comer todo tu cuerpo, no va a dejar nada de tu inmunda existencia-, contesta la Guardiana y concluye, -y yo me voy a quedar acá hasta que eso suceda, ¿Cuáles son tus últimas palabras?-.
Landrie agacha la mirada, su ojo, el que aún está sano, deja caer algunas lágrimas, observa las gotas inertes estrellarse en el suelo… y piensa, -no recuerdo la última vez que lloré, intento hacerlo, pero no puedo, el dolor, el intenso dolor que me acoge… no recuerdo haber sentido algo así antes… o quizá si, quizá ya allá experimentado esto. Soy la menor de seis hermanas. Siempre fui oprimida, abucheada, olvidada por ellas, siempre la más débil, la más problemática, la más cobarde, nunca entendieron que las cosas no se me hacían tan fáciles como a ellas… no fue hasta que domine mis poderes que me respetaron como su semejante, aunque a veces siento que siguen siendo indiferentes conmigo… pero Keadrou es distinto, él me brindo la seguridad que necesitaba para enfrentar cualquier problema, a su lado me volví muy poderosa, lleve mi nivel muy por encima de lo que lo podría haber hecho sola, él confió en mí desde el primer momento, él acudió a mí cuando tomo la capital, y aunque las cosas no salieron bien, aun así se mostró agradecido conmigo, con mi esfuerzo…-, el ácido, que sigue avanzando, quema la cadena que la une al trozo de talismán que cuelga de su cuello, haciéndolo caer al suelo.
Lily lo ve, deja de reír y se pone en posición para aventarse por él.
Landrie lo observa, contempla su brillo, contempla su poder. Parpadea varias veces, se relame, mientras murmura -le falle a Keadrou, le falle a mi espíritu… supongo que mis hermanas tenían razón…-, entonces saca su mano de la cara, casi se puede apreciar los huesos de la mandíbula, mientras el ácido sigue su camino, luego mueve sutilmente sus dedos, como ejerciendo un conjuro, y apunta a Lily.
Ciertas de pequeñas dagas aparecen detrás de la bruja y se dirigen a la Guardiana. Lily atina a cubrirse el rostro con su brazo robótico, pero muchas partes de su cuerpo quedaron descubiertas, como la panza, piernas y hombros, dónde se alojaron varias de las armas blancas. Grita de dolor, de dolor y furia, luego, cuando entiende que ya no está en peligro, retira su brazo y se encuentra con Landrie corriendo por su vida, a paso torpe intenta escapar de la escena. Lily retira las dagas clavadas en su cuerpo, y observa con la parte del talismán tirada en el suelo, pues la bruja decidió dejarla y salvar su vida. Ella lo levanta, saca un spray de su mochila, se lo aplica en las heridas y sigue lentamente caminando detrás de Landrie, entiende que, tarde o temprano, sucumbirá ante el ácido mortal.
-Melina!!!, ¿dónde estás?, Melina!!!-, grita la bruja mientras sube las escaleras.
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