LA AMENAZA DE LOS TEMPLARIOS

La llamada de mis padres resuena en mis oídos, instándome a regresar al Instituto, pero una negativa firme escapa de mis labios. Las sombras que envuelven mi vida parecen más densas que nunca, y aunque sé que enfrentar la realidad del Instituto es inevitable, mi resistencia persiste. Mientras recorro las calles de la ciudad, pequeñas señales del Apocalipsis según la Biblia comienzan a emerger en las noticias. Un presentimiento inquietante se cierne sobre mí, como si las sombras y luces que me han acompañado estuvieran tejiendo los hilos de un destino inevitable.

En el callejón envuelto en penumbra, la tensión es palpable mientras los tres hombres con ropas de sacerdote y emblemas templarios avanzan con decisión. Mi mente oscila entre la incertidumbre del destino y la resistencia instintiva ante la amenaza que representan. "La semilla de Lucifer debe ser erradicada para evitar el Apocalipsis", resuena solemnemente el tono del portavoz, lleno de determinación en medio de las sombras.

Mis manos se tensan, preparándome para la inminente confrontación. La danza de sombras y claroscuros parece intensificarse mientras el conflicto se desata. Movimientos ágiles y golpes precisos dan inicio a una coreografía mortal en el callejón. La batalla se vuelve cruda cuando uno de los hombres desenfunda un arma, apuntándome directamente. El frío metal presiona contra mi piel, la sombra de la muerte acecha de cerca.

En el momento crítico, una presencia emerge de las sombras. Belfegor, en su forma definitiva, se materializa en el mundo humano por primera vez. Un rugido sobrenatural retumba en el callejón mientras Belfegor, con furia indomable, se abalanza sobre los hombres. La contienda alcanza su clímax en una danza de violencia y poder. La forma definitiva de Belfegor desata una fuerza descomunal, haciendo pedazos la resistencia de los hombres que antes parecían invulnerables. Cada golpe resuena con una fuerza sobrenatural, convirtiendo el callejón en el campo de batalla donde los destinos colisionan.

Cuando el silencio retorna, los hombres yacen derrotados, y la penumbra del callejón se desvanece ante la luz mortecina de las farolas.

De regreso en el apartamento, la atmósfera se carga con un silencio tenso. Entre murmullos oscuros y miradas inquisitivas, la sensación de estar rodeado de enemigos no provocados se intensifica. ¿Por qué mi existencia desata esta furia sin sentido?

En medio de este caos emocional, un ataque de ira me consume. El rugir de la tormenta interna se refleja en el desorden de mi habitación. Objetos vuelan y se estrellan, mientras las sombras se contorsionan con mi furia. Siento que el mundo se desmorona, pero en este caos, encuentro una extraña sensación de control.

—Alex, este caos no solo se refleja en tu entorno, sino también en tu mente. ¿Qué buscas realmente? —dice Belfegor enigmáticamente, su voz resonando con calma en contraste con el vendaval emocional que aún me envuelve.

—¿Enemigos que nunca provocaste? —interrumpe Belfegor mi frenesí con una pregunta resonante. La rabia en mis ojos encuentra un eco en su mirada serena. En ese momento, parece que las sombras se retractan, dándonos un espacio de claridad en medio del caos.

—Son las sombras de tu origen, Alex. Tu sangre, un lazo con lo sobrenatural, despierta hostilidades que se esconden en las profundidades de esta realidad —elige cuidadosamente sus palabras Belfegor, como si revelar demasiado pudiera desencadenar un nuevo torbellino.

Me sumerjo en sus palabras, tratando de encontrar sentido en la maraña de misterios que envuelven mi existencia. ¿Mi sangre, mi origen, son el catalizador de esta tormenta? ¿Por qué la furia se desata sin piedad?

—Nunca buscamos esto, Alex. Pero tu presencia es un recordatorio de fuerzas que buscan desequilibrar el orden establecido —susurra Belfegor con gravedad.

Mis manos, aún tensas por la ira, buscan entender más allá de las palabras. Las sombras que danzan a nuestro alrededor parecen susurrar secretos que aún no puedo descifrar.

—¿Por qué yo? ¿Qué sentido tiene esta conexión con lo sobrenatural? —resuena mi voz, entre la desesperación y la búsqueda de respuestas.

Belfegor se sume en un silencio reflexivo antes de responder, como si cada palabra pesara en el tejido mismo de la realidad.

—Eres la clave de una profecía antigua, Alex. Tu existencia es el puente entre dos mundos, y aquellos que buscan desentrañar ese misterio harán cualquier cosa para poseer ese poder —pronuncia Belfegor con gravedad, asentando la amenaza que rodea mi existencia.

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