CAPÍTULO 14

Todo estaba oscuro, parecía que se estuviera hundiendo en brea por lo espeso que se sentía. Aunque quisiera moverse, sus movimientos eran muy lentos, así mismo, poco a poco la extraña sustancia ingresaba a sus pulmones, dejándola sin oxígeno.

"Creo que voy a morir"

Fue lo que pensó sintiendo un pesadez tan asfixiante que ya no tuvo más energía para seguir continuando. Fue allí que tuvo un último recuerdo, un fragmento de su pasado amargo, en donde se encontraba en la misma iglesia que había sido lugar donde ella y su anterior esposo se habían casado.

"¿Por qué me engañaste con otro?"

Fue la pregunta que le hizo su exesposo, mientras la observaba con cara acongojada, mientras ella estaba amordazada siendo juzgada por el padre y los jueces. Había despertado en la cama, con claras señales de infidelidad en su cuerpo; sin embargo, en vez de darle tiempo para defenderse, la familia de su esposo la entregó de inmediato a las autoridades y había comenzado el proceso de divorcio sin permitirle defensa alguna.

Mientras tanto, fuera del lago, una batalla campal se estaba desarrollando. Antes de poder ingresar al hueco en la mitad del lago, la bruma que había controlado a Anika, se posó frente de ellos, dejando ver la figura de una hermosa mujer de cabello plateado. De inmediato Félix la reconoció, la había visto en la catedral de la capital antes de que se derrumbara, la había visto antes de que la declararan como enemiga del reino de England. Aquella mujer se trataba de la falsa santa, la antigua duquesa de London, exesposa del desaparecido duque Kenshi.

—Así que es la perra Sara la que nos ha atacado—dijo con una mirada sombría Félix.

—¿La perra Sara?—preguntó sorprendido Tomás.

Aquella mujer se había hecho pasar por la santa y había corrompido a toda la iglesia, hasta el punto de casarse con el segundo hijo del rey, quien había obtenido el título del ducado de London. Luego de su desaparición, tras haber sido citado por el papa en la catedral, luego de que esta se derrumbara a causa de un temblor, los reyes destaparon la verdad tres una extensa investigación.

Desde entonces, el reino se había fragmentado hacía un año, entre aquellos que defendían la iglesia y se iban en contra de la corona, versus quienes la defendían. Solo el territorio de su padre permanecía neutral en la guerra civil que se estaba desatando. Jamás pensó que, luego de reencarnar en su pasado, se encontrara con la falsa santa. En definitiva algo había cambiado, aquello no recordó que hubiera pasado en su primera vida.

—Por lo que veo, a tu dios se le olvidó decirte la razón completa por la cual te trajo a la vida de nuevo—atinó con una sonrisa maliciosa la mujer.

Aquello lo dejó pálido un minuto, ignorando la mirada de confusión que Félix le estaba dando. No entendía como podía ella saber aquello eso, se suponía que él era el único en el mundo con aquel conocimiento. Como podría haberse revelado aquello que solo fue pactado en el limbo de los condenados. A no ser que ella, siendo una reina daemoníaca, supiera desde un inicio que todo aquello pasaría.

—Este terreno no está en conflicto con tu iglesia corrupta, ni a favor de la corona—dijo sacando una espada de fuego de su espacio—tienes tres segundos para devolverme a mi esposa y largarte de aquí.

—¡Así que la enferma ahora es tu esposa!

—1...

—Teniendo mejores mujeres, como tu prima Sofía...

—2...

—¿Por qué quieres devuelta a esa enferma?

—3...

No dejó que dijera una frase más, antes de lanzarse atacarla con tanta fuerza que terminó fragmentando una parte del lago con el fuego que emanaba su espada encantada. Tenía tanta ira interna que no se dio cuenta de que Sara en realidad estaba conduciéndolo cerca al hueco donde anteriormente había caído Anika.

—Me pregunto...—dijo Sara esquivando los ataques con facilidad—¿A qué sabrán tus gemelos? ¡Tengo ganas de comérmelos en sopa!

—Primero bajo al infierno y te mato—exclamó logrando clavarle la espada en el abdomen—antes de que toques a mis hijos maldita escoria.

—¡Si lo que quieres es morir!—dijo agarrando con fuerza los brazos de Tomás—¡Adelante!

—¡Tomás!—gritó Félix.

Su primo corrió para evitar que el maligno ser usara sus poderes y en un movimiento lo enviara dentro del hueco; sin embargo, aquello era un trampa. Sara, con una sonrisa aun más grande, no solo aventó al hombre iracundo frente a ella, sino que provocó también que Felix cayera.

—¡Ja! Para tener el título de "Bi-han" es un tonto—dijo Sara—ahora te toca a ti, maldito paladín del destino.

Le decía al hombre que estaba frente a ella, al hombre que era idéntico a Tomás, pero que cuyo corazón latía por un hombre y cuyo amor era prohibido expresar. Cedric suspiró, mientras su frío mágico emanaba desde su interior y luchaba por controlar el fuego maldito que rodeaba todo el lago.

—¿De verdad piensas qué eres capaz de ir en contra de una reina?—preguntó Sara sacando sus garras—pero alégrate de saber que cuando mueras, haré que Félix goce de una verdadera mujer antes de matarlo a él también.

Cedric de inmediato se rio, sacando de su bolsillo mágico tres anillos, donde un cuarto estaba en su mano izquierda y lanzando los otros dentro del hueco. Sara pensó que aquellos anillos no pasarían; sin embargo, cuál fue su sorpresa al ver que sí lo hicieron. Así mismo, al ver que la runa maldita con la que había maldecido el lago estaba luchando contra una segunda runa divina.

—¿Cuándo fue que llegó esa segunda runa?—preguntó impactada.

Aprovechando la confusión de ella, llevando gran parte de su energía a sus puños, y moviéndose con rapidez, logró asestarle un golpe en la cara que la mandó volando al otro lado del lago. Realmente el hecho de que el dios del destino aceptara cambiar la naturaleza del cristal de su hermano, no había sido solo por petición del abuelo de Anika.

—Mis cálculos fueron correctos—dijo en un susurro.

El fuego que recorría en el interior de su hermano era un fragmento del fuego divino o también conocido como fuego fatuo. Al haber utilizado el incidente de la sirvienta, donde casi muere por la droga, provocó que parte de su nueva energía quedara estancada al fondo del lago, provocando que se formara una runa divina que solo se activaría si un daemonio de alto nivel maldijera el lago para convertirlo en una puerta al infierno.

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