20.

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Giada Della Rovere.

Emprendimos el camino en dirección a el encuentro con aquel desconocido sujeto.

Si debería explicar mis emociones realmente no encontraría palabras, pues eh esperado éste tiempo por mucho tiempo, ansiando poder encontrarlo y destruirlo de la misma forma en la que él acabó con la única familia que tenía antes de conocer a mi esposo.

En cuanto a Ryle, sé que negarle el hecho de acompañarme sería dejarlo preocuparse y en parte... No quería volver a escapar, volver a cometer el mismo error dos veces, teniendo que pagar la misma consecuencia de ver morir a alguien que amo.

- Señora. - Oí decir a Mannuele, quien viajaba cómo conductor y a su lado mi esposo como acompañante. - Creame que es mejor que vayamos con usted.

- Lo sé, aunque tengo miedo de que ese sujeto se escape, sé que lo apropiado es ir con ustedes. - Respondí.

- La vida de un hijo no se remplaza con nada, creame. - Añadió y voltee a verlo con confusión. - Perdí a mi hijo cuando tenía 5 años y el dolor de la perdida fué algo que no superé jamás. - Agregó. - Y pese a que su hijo aún no nazca, creame que el dolor será el mismo.

- Jamás supe que tenías un hijo, Mannuele. - Contesté, oyendolo suspirar.

- Llevaba dos años trabajando para Don Gabrielle cuando mi esposa decidió abandonarme. - Contó, sonriendo con tristeza. - Ella decía que no aprobaba lo que hacía, que habiendo tantos trabajos me busqué uno que pondría en peligro su vida y la de mi hijo.

- Practicamente tenía razón. - Contesté. - Éste mundo no es para alguien que tiene familia, porque son el punto débil de uno y la fuente de beneficios de nuestros enemigos.

- Sé que si, pero creame que antes de llegar con Don Gabrielle ya había buscado otro tipo de trabajos. - Contó. - Lamentablemente al no contar con estudios completos no pude conseguir algo digno y pues... Sólo me quedó esta salida.

- ¿Como murió tu hijo Mannuele? - Pregunté. - ¿ Fué alguno de los enemigos que mi padre tenía?

- No. - Respondió. - Mi esposa y yo tuvimos una fuerte discusión, por lo cual ella cargó a mi hijo en el carro y decidió marcharse. - Lo veo hacer una mueca. - Traté de impedir que se fuera, pero tampoco podía obligarla a quedarse si no quería y... Sólo unas horas más tardes me avisaron sobre el accidente que me costó la vida de ambos. - Me ve por el retrovisor. - No sabe como lloré y sufrí por ello, sabiendo que ese mismo día... Le dieron fin a la vida de Don Gabrielle. - Añadió y me sorprendí. - Si no le hubiera pedido el día para ir a reconocer los cuerpos de mi familia... Él no estaría muerto.

- Mannuele...

- Sufrí una triple muerte. - Continuó. - Mi mujer, mi hijo y mi jefe. - Suspira. - Agradecí tanto cuando usted llegó, sabiendo que al menos me quedaba cuidarla y jurar por la memoria de Don Gabrielle que mataría a cualquiera que intente dañarla.

- Siento mucho tus perdidas, Mannuele. - Dije con tristeza.

- Señora, si le cuento esto es porque sufrí en carne propia lo que es perder un hijo y una esposa, porque creame que nadie nos prepara para despedir a nuestros hijos. - Agregó. - Siempre creí que sería mi hijo quien tuviera que enterrarme a mí y no yo a él, a tan corta edad. - Vuelve a verme. - Pero el dolor es mucho más grande cuando se pierde a un hijo, mucho más grande que perder a un padre.

Comprendí porque me lo decía.

Pese a todo, mi padre se sacrificó justamente por lo que dijo Mannuele, ningun padre quisiera enterrar a su hijo, ningun padre quisiera pasar por ese dolor y creo que él supuso que si no se arriesgaba iba a ser yo quien pague con mi vida.

También estaba el hecho de hacerme saber que el dolor ante la partida de un padre, jamás se podrá comparar a la vida de un hijo y... Pese a que en algún momento pensé en no tener a mi hijo, sé que sufriré mucho si alguien le hiciera daño, si alguien me lo arrebatara a solo 4 meses en mi vientre.

Volví la mirada a mi esposo, quien se mantuvo en silencio hasta ahora y la verdad, me sentía agradecida por tenerlo, por saber que es capaz de todo por mi, que decidió dejar de ser él mismo para ser el hombre fuerte que yo quería.

También agradecía a que mantuviera ese corazón sensible con el cual lo conocí, pues de haber dejado que éste también cambiara, creo que ahora mi hijo no estaría creciendo dentro de mi.

- ¿Que sucede? - Lo oí decir y presente atención, notando que me había quedado viéndolo todo éste rato, sin decir nada.

- Yo... Estoy agradeciendo el tenerte en mi vida, el haber podido coincidir mi camino con el tuyo. - Contesté, viéndolo sonreír hermosamente. - Ningun hombre hubiera podido ser mejor esposo que tú y me siento completamente afortunada de tenerte.

- Y yo de tenerte a ti, mi amor. - Respondió, extendiendo su mano a mi y acariciando mi mejilla.

- Es Ahí. - Dijo Mannuele y me acerqué más, colocandome entre los dos asientos delanteros y viendo con seriedad al frente, volviendo a sentir esa mezcla de sentimientos.

Tenía sed de venganza, ansiedad por ver a ese sujeto y muchas ganas de recibir una explicación por la muerte de mi padre.

Quizás no sea tan amable para decirme el porque disparó a mi padre sin decir nada, pero existe la posibilidad de que quiera defenderse y por ello termine diciendo todo lo que quiero.

- Sólo hay un carro. - Dijo mi esposo. - Hasta el momento parece haber cumplido su palabra y vino sólo cómo lo dijo.

- Quizás si, pero eso no quiere decir que es seguro. - Respondió Mannuele.

Una vez nuestro carro se detuvo, bajé sin pensar en absolutamente nada y me dirigí a pasos apresurados dentro del lugar, con la voz de mi esposo detrás, diciéndome que los esperara.

Al entrar al dichoso lugar, pude ver a el sujeto parado de espaldas a mi, lo cual me motivó a sacar mi arma.

- 'Sapevo che questo momento sarebbe dovuto arrivare prima o poi, ma dovevo aspettare per risolvere alcune questioni in sospeso. ( Sabía que este momento debería llegar en algun momento, pero tenía que esperar a resolver algunos asuntos pendientes. ) - Comentó y frunci mi ceño. - ' Giada... puoi sparare quando vuoi, non mi difenderò. Vieni alla morte di tuo padre. (Giada... puedes disparar cuando quieras, no me defenderé. Venga la muerte de tu padre. )

- Ho detto che ti avrei trovato e ti avrei fatto pagare per la morte di mio padre, ma non ho mai detto che sarebbe stato veloce. (Dije que te encontraría y te haría pagar por la muerte de mi padre, pero jamás dije que sería rapido. ) - Respondí. - 'Morirai, ma lo farai lentamente e dolorosamente. (Moriras, pero lo haras de forma lenta y dolorosa. ) - Añadí. - ',ORA GIRA! Poiché non sono uno che affronta i nemici alle spalle, ti ucciderò guardandoti negli occhi. (¡AHORA GIRATE! Porque no soy alguien que enfrente a sus enemigos de espalda, te asesinare viéndote a los ojos. ) - Ordene, más sin embargo él siguió sin moverse ni un poco. - 'GIRA CAZZO! (¡QUE TE GIRES CARAJO!)

Veo cómo levanta sus manos y poco a poco comienza a girar en su lugar, manteniendo su cabeza baja, sin dejarme  ver su rostro.

- Mannuele... lo voglio in ginocchio. (Mannuele... Lo quiero de rodillas.) - Ordene, pero él nombrado ni siquiera se movía de su lugar, permanecía allí parado sin hacer nada. - ¡MANNUELE! - Grité, viéndolo saltar en su lugar.

- Se-señora él... - Comentó y voltee mi mirada de él al sujeto, viéndolo de igual manera.

- ¿Él que? - Pregunté.

- Él... Es Don Cole Della Rovere, hermano de Don Gabrielle. - Contestó y rápidamente dirigí mi mirada al sujeto, quien luego de las palabras de  Manuelle, levanta su mirada.

El arma cayó de mis manos y la sorpresa aumentó aún más, pues el sujeto frente a mí parecía un fantasma de mi padre, casi dos gotas de agua.

N-no... No estaba entendiendo nada, no comprendo que es lo que está pasando aquí.

- T-Tú...

Sentí mis piernas fallarme, pero gracias a que mi esposo me sostuvo, no caí al piso.

- Si mi sobrina me quiere de rodillas, así será. - Dijo aquel sujeto y se puso de rodillas en su mismo lugar.

No sabía que hacer ni por donde empezar, el shock era realmente grande al tener frente a mí al asesino de mi padre, pero al saber que éste era su hermano.

- Tú cómo... ¿¡Como fuiste capaz de asesinar a tu propio hermano!? ¿¡Porque!? - Grité, sintiendo las lágrimas picar mis ojos, la furia apoderandose de cada parte de mi ser.

Él lo sabía, sabía que si lo veía a la cara no tendría el suficiente coraje para asesinarlo, para acabar con él.

- Me temo que tanto tú padre como yo, quedamos envueltos en la trampa de Tommaso. - Contó y frunci mi ceño, ese bastardo otra vez en una conversación. - Y puedo contarlo si me lo permites.

- ¿Como sé que no mentiras?

- No rompí mi palabra, estoy aquí sin uno solo de mis hombres y tengo cualquier prueba que me pidas. - Respondió. - Si quieres una explicación puedo dártela, si no la quieres, puedes terminar con esto de una sola vez.

- Te escucho. - Dije tratando de mantenerme lo más firme que podía.

- Tú padre y yo siempre fuimos buenos hermanos, unos que eran muy unidos. - Contó y reí falsamente. - Lastimosamente y para mi mala suerte, un grupo de comando me detuvo en uno de mis tantos viajes a Italia, justo el día de mi boda. - Añadió. - No tenía manera de llegar y por ello pedí a tu padre que ocupara mi lugar, que fuera él quien se casara con la mujer que llegué a amar por más de 7 años.

- ¿Entonces qué? ¿Lo asesinaste solo por haberte ayudado? ¿Por ocupar tu lugar en el altar? - Pregunté, viéndolo negar con una sonrisa.

- No es así. - Respondió. - Pese a que tu padre le dijera a tu madre que yo estaba fuera de poder llegar para casarme y de ofrecerle la oportunidad de posponer la boda, ella decidió tomar a tu padre cómo esposo, cambiando todos los papeles a últimas.- Continuó. - Pasaron dos años de eso y... Sabía que ese matrimonio no sería algo solo de nombre o de papel, sabía que algo pasaría entre ellos. - Suspira. - Y así fué, ellos se enamoraron y decidieron llegar hasta donde yo estaba y decírmelo a la cara, algo que en su momento me tomé muy mal, pero que con el tiempo acepté. - Me ve. - Después de todo no me traicionaron, llegaron hasta mí para hacerme saber de ello y agradecí que así fuera. - Voltea su mirada a un lado. - Unos años después tu madre quedó embarazada de ti y fui tan feliz como ellos al saber la noticia.

- El único feliz con mi llegada fué mi padre. - Contesté. - Mi madre nunca me quiso.

- Tu madre te amaba Giada, te amaba tanto que no quiso involucrarte en lo que sucedió después.  - Respondió y lo vi sin creerle, pues nunca recibí una gota de cariño por parte de esa mujer. - Al haber salido de la cárcel y luego de invitar a tus padres para poder conocerte... Los sentimientos que creía muertos en tu madre y en mí volvieron a florecer. - Baja su mirada. - Pero sabía que era la esposa de mi hermano ahora y no iba a destruir una familia, menos la de él. - veo unas lágrimas bajar por sus mejillas y un apenas sollozo salir de sus labios. - Él... Él renunció a ella por mi, para que fueramos felices y podamos estar juntos. - levanta su mirada. - Pero no quería dejarte ir a ti y lo entendí, por ello es que le dije a tu madre que eras tú o era yo.

- ¿Como?

- Ella me escogió, decidió venirse conmigo dejándote con Don Gabrielle. - Añadió. - Y todos estábamos bien así, de esa forma.

- ¿Todos? - Pregunté con una falsa risa. - ¿Incluso yo?

- Giada, si te hubieran preguntado con quien querías quedarte... ¿A quien escogerías?

- Sin dudar a mi padre. - Respondí, viéndolo asentir.

- Tú madre también lo sabía.

Todo parecía una jodida mentira, una que no estaba entendiendo.

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Comments

Miraval 💃🇨🇴🇨🇴🇨🇴🇨🇴🇨🇴

Miraval 💃🇨🇴🇨🇴🇨🇴🇨🇴🇨🇴

🤔🤔🤔🤔🤔🤔🇦🇲🇦🇲

2024-07-24

0

Lucia Feliciano Falcao

Lucia Feliciano Falcao

Se Giada no acaba con este alacrán 🦂🦂🦂, ella no es digna de sé la hija del hombre que dió su vida por ella.🤮🤮🤮

2024-04-07

3

Claudia Marcela Casas

Claudia Marcela Casas

por dios esto esta mas enredado que nunca ahora tiene que lidiar con el tío será capaz de hacerlo pagar por la muerte del padre o lo perdonará

2023-10-04

6

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