Ryle Hudson.
Si, tenía que ser Giada quien diera la orden para que todo sea como lo pide, pero supongo que debo de agradecerle por ello, ya que gracias a la orden que le dió a Mannuele, ahora tenía a Tommaso en mis manos y estaba dispuesto a sacarle la verdad a como de lugar.
Sabía que él era uno de los traidores, pero debido a que él supo sobre que lo estábamos vigilando, supuse que alguien más estaba con él y ese alguien tiene que estar metido en la mansión también, de otra forma no podría saber jamás sobre cada uno de los pasos que dábamos.
Mientras Giada reunía a todo el personal siendo acompañada por algunos guardias, yo me dirigí junto a Mannuele a el lugar en él cual dejó a Tommaso.
Resultó ser que Mannuele escogió un buen lugar, pues a las afueras de la ciudad no había forma de que alguien oyera un disparo o encontrara un cadáver.
- Tommaso. - Dije una vez estuve frente a él. - Que bueno es verte después de tanto tiempo buscándote. - Añadí, sentándome en una silla frente a él y tomando un maso de cartas que Mannuele me dió.
-Se sono informazioni che stai cercando, ti dico subito che stai perdendo tempo. ("Si es información lo que vienes a buscar, desde ya te digo que pierdes el tiempo. ") - Respondió y reí.
- Tommaso, Tommaso, sai bene che non sono uno che perde tempo. (" Tommaso, Tommaso, bien sabes que no soy alguien que pierda tiempo. ")- Respondí, negando una y otra vez. - 'Posso scommettere tutto che con un giochino finirai per cantare come un uccellino. ("Puedo apostar lo que sea a que con un pequeño juego, tú terminas cantando como pajarito.") - Añadí, asintiendo a Mannuele para que colocara una pequeña mesita frente a mi.
- ¡ Tú no eres nadie para mí! - Dijo enfadado. - ¡Solo eres una escoria mal escogida por esa niña tonta! - Agregó y sólo lo observé, para luego reírme en su cara.
- Si así fuera, no tienes de que temer entonces. - Contesté, acercando mi rostro un poco más a él. - Pero los dos sabemos que estás a punto de cagarte en los pantalones, lo que nos deja como muestra que no soy tan inútil como mencionas. - Finalicé, volviendo a mi lugar. - Ahora dime, ¿Quien está pasandote información de todo lo que se hace en la mansión?
- ¡Vete a la mierda, escoria! - Habló y asentí.
- Bien, no me dejas alternativa. - Dije barajando el maso. - Si sale un Az rojo, tienes otra oportunidad de hablar, en cambio si sale uno negro... - Saco mi arma y la pongo sobre la mesita. - Iré disparandote en cada parte de tu cuerpo hasta que hables.
- No pienso decir nada, así que haz lo que tengas que hacer. - Respondió.
Sin tomar importancia a sus palabras, volví a barajar las cartas en mi mano y comencé a darlas vuelta una por una.
Podía ver el terror en la cara del sujeto, pues él bien sabía que aquel Ryle que entró a la mansión por primera vez, ya no estaba y en su lugar había uno capaz de todo.
Las cartas siguieron saliendo hasta que por fin...
- El Az negro. - Mencioné, cogiendo el arma y apuntando rápidamente a él.
No lo dudé, disparé en una de sus piernas oyendolo gritar.
- ¿Algo para decir, Tommaso?
- ¡Muerete! - Gritó y volví a disparar, esta vez en su otra pierna. - ¡Ah!
- Tercera oportunidad, está vez la bala irá derechito a tus bolas, así que piensa bien lo que dirás. - Respondí, viendo el sudor caer de su frente.
- La policía... La policía los está investigando y saben que si me pasa algo, ustedes serán los responsables. - Contestó y levanté mis hombros.
- Poco me importa. - Respondí. - Ya que para acusarnos, tienen que haber pruebas de ello y... No las tendrán. - Agregué. - Ahora habla o muere. - Añadí acercándome más a él y colocando el arma en sus testículos.
- N-no... N-no pueden hacerle daño, ella no tiene la culpa de nada. - Dijo sin quitar su aterrada mirada del arma.
- Oh así que es "ella".- Respondí, viendo la duda reflejarse en su rostro. - Ya está, no necesitas decir más acerca de eso, con lo que dijiste fue más que suficiente. - Añadí, volviendo mi mirada a Mannuele. - Avisale a mi hermosa esposa que si es esa mujer. - Ordené, viéndolo asentir y alejarse un poco mientras hacía la llamada.
Por su lado, Tommaso quedó en silencio, observándome cómo si no creyera que sólo con sus tontas palabras, pudiéramos tener a su cómplice.
Veo a Mannuele acercarse a mi y decir algo en mi oído, algo que me hizo sonreír.
- Tommaso, Loretta dice que te pudras en el infierno por traidor y que espera ver cómo te aniquilan frente a sus ojos. - Comenté, viendo el rostro del sujeto palidecer.
- N-no... No puede ser. - Contestó, intentando soltarse de las cuerdas.
- Bien, obtenida ya la información, tengo que dirigirme a mi hogar para ver cómo mi esposa se encarga de la mujer. - Dije poniéndome de pié. - Tommaso, muchas gracias por la información. - Finalicé, girando mis pasos a la salida del lugar.
- No.. ¡No no, espera! - Dijo detrás de mí y me detuve sin girarme a él. - No le hagan daño a Loretta, puedo decirles más de lo que quieran saber, pero no la lastimen.
- No creo que puedas decirme algo que me interese. - Dije viéndolo. - Teniendo a tu cómplice, es mucho más fácil tener paz en nuestra casa.
- ¿Crees que no hay nada más que quieran saber? - Preguntó. - ¿Ni siquiera el saber para quien trabajo?
- Eso ya lo sabemos. - Respondí. - Trabajas para los Giuseppe. - Añadí, oyendolo reír.
- ¿Trabajar para esa bola de fracasados? -Preguntó. - Eso sería lo último que haría en mi vida.
- No comprendo.
- Los Giuseppe son una bola de fracasados que no sirven para absolutamente nada, todo el poder y el respeto que hoy tienen, lo consiguieron gracias a Don Gabrielle. - Contó y di dos pasos a él. - No había absolutamente nadie que pudiera siquiera acercarse a Don Gabrielle, pero los Giuseppe se las ingeniaron para acercarse a él.
- ¿Y porque razón querías que Giada se casara con Domenico Giuseppe si los consideras poca cosa? - Pregunté.
- Porque el imbécil de Domenico era alguien fácil de manejar, haría todo cuanto le dijera siempre que le añada el echo de que de esa forma podría tener un poder que jamás llegaría a tener. - Respondió. - Pero esa mocosa frustró mis planes cuando decidió buscar un esposo fuera de los negocios. - Añadió. - Si bien al principio me molestó un poco, el pensar en que podría entrenarte y de esa manera hacer que dejes en mis manos todo lo que era de Don Gabrielle, me dejó un poco más tranquilo. - Suspira. - Pero no, sólo te hiciste más cercano a Mannuele y empezaste a seguir cada uno de sus consejos, frustrando otra vez mis planes.
- ¿Para quién trabajas? - Pregunté cansado de oír toda la mierda que salía de su boca.
- ¿Dejaran ir a Loretta? - Preguntó él y pensé un momento en mi respuesta, volviendo mi mirada a él.
- Depende de cuanto me beneficie tu información.
- Mi jefe es aquel que le dió fin a la vida de Don Gabrielle. - Contestó con una sonrisa y me sorprendí. - Fuí yo quien le proporcionó toda la información que necesitaba para poder acabar con él, dejando claro que de su hija me encargaría yo. - Añadió. - Pensaba tratar de acercarme a esa mocosa y convencerla de que si se casaba conmigo, yo me encargaría de encontrar a el responsable de la muerte de su padre, luego de eso me la follaría hasta el cansancio y le daría fin a su vida.
- ¡Maldito hijo de puta! - Grité, tomándolo del cuello de su camisa y apuntando mi arma a su cabeza. - Mi esposa era una jovencita cuando su padre murió y aún así... ¿¡Tenias esos pensamientos con ella!? ¡Eres un cerdo asqueroso!
- Oh vamos, la mocosa caminaba prácticamente desnuda en toda la casa, lo que te llevaba a pensar que necesitaba alguien que le quite el calor de encima. - Respondió. - Pero fué una pena que la mocosa ya fuera entrenada.
- ¡Eres un asqueroso y malvado tipo al cual nadie echará de menos! - Agregué, bajando el arma y disparandole una y otra vez en sus pelotas. - Muerete de una vez. - Finalicé, soltándolo y caminando en dirección a la puerta. - Dejenlo desangrarse, a nadie le importara una basura como él. - Ordené a los custodios, quienes asintieron a mis palabras.
Una vez en el carro, dimos comienzo a el regreso a casa, pues esperaba poder llegar y contarle todo esto a mi esposa, que ella supiera cuales eran las sucias intenciones de ese maldito bastado.
- Capo... - Habló Mannuele y voltee a verlo. - Usted... ¿Se siente Bien?
- Me siento estupendo ¿Porque la pregunta?
- ¿No siente remordimiento por haber asesinado a un sujeto? - Volvió a preguntar y sonreí.
- Mannuele, lo que hice fué limpiar la basura que nadie más quería. - Respondí. - Ese miserable bastardo se merecía lo que le hice y no me arrepiento de ello. - Añadí, viendo una sonrisa en sus labios.
- Sabía que no me equivocaba. - Respondió. - Es usted un reflejo de nuestro difunto Don Gabrielle, quien limpiaba la ciudad de mugres como Tommaso.- Añadió y me sorprendí. - Él estaría muy orgulloso de su yerno.
Sólo negué con una sonrisa y volví mi mirada a la ventanilla.
.....
Poco rato después, llegamos a la mansión encontrando a mi esposa tranquila en la sala leyendo una revista.
- Estoy en casa. - Dije sentándome a su lado y colocando mi mano en su pequeño vientre.
- Que bueno que ya llegaste, tengo muchas ganas de ir de compras. - Contestó, colocando su mano sobre la mía y acercando su rostro al mío para luego dejar un dulce beso en mis labios. - ¿Me acomapañas?
- Por supuesto. - Respondí, viéndola dejar la revista eh intentando ponerse de pié, pero la atraje a mi y la hice sentar en mis piernas, rodeando su cintura con mis brazos. - Pero antes de eso, necesito contarte algo.
- ¿Algo vinculado con Tommaso? - Preguntó y asentí. - Cariño, ya te dije que tú puedes encargarte de él, no hay nada que me interese.
- Creeme que Tommaso ya es historia. - Contesté, viéndola girar su mirada a mi. - Ya me deshice de él.
- ¿Como?
- No pude aguantar mas, después de que dijera toda esa mierda que dijo, no pude retener mi impulso de asesinarlo. - Respondí.
- ¿Tan malo fue l que dijo?
- El imbécil se atrevió a decir que te deseaba, que quería acostarse contigo y luego asesinarte. - Conté mientras mi ceño se fruncía. - Era un cerdo que no valía la pena conservar.
- Mm, sí, ya sabía que pensaba de esa manera, pero como nunca insinuó nada no quise tomar medidas. - Respondió ella, envolviendo mi cuello con sus brazos. - Pero bueno, si ya no existe, no tiene caso atraer su sucia alma.
- Cariño... - Continúe entre esos deliciosos besos que ella comenzó. - ¿Tu viste el rostro de aquel sujeto que asesino a tu padre? - Pregunté, viéndola alejarse un poco y verme con seriedad.
- ¿Para que quieres saber eso?
- Sólo responde mi pregunta. - Dije acariciando su mejilla.
- No, él siempre estuvo encapuchado. - Respondió y me lamente, pues el único que podría decirme quien era o como era, ya está muerto. - Aunque no comprendo el porqué... Luego de asesinar a mi padre, ordenó que me cubrieran el rostro y me abandonaran en la entrada a la ciudad. - Suspira. - Aunque me esperaba algo peor, quizás que me golpearan o me hiciera algo peor, pero no, ese sujeto me dejó ir sin tocarme un sólo cabello.
- Tommaso trabajaba para él. - Conté, viendo su rostro sorprenderse y palidecer. - Fué él quien le dió toda la información de tu padre y la forma en que podría asesinarlo. - Añadí. - Y estoy seguro de que convenció de alguna forma a tu padre para que fuera sólo, para que no llevara más guardias, consiguiendo de esa manera que aquel sujeto lo asesinara.
- Yo no... No puedo creerlo, ¿Como es que jamás pensé en que Tommaso estaba vinculado a la muerte de mi padre? - Respondió. - Y lo peor de todo es que lo tuve bajo mi mismo techo por mas tiempo. - Agregó, poniendose de pie y comenzando a tirar todo lo que tuviera a su alrededor. - ¡Maldito! ¡Maldito, maldito, maldito! - Dijo una y otra vez, por lo que me puse de pie y la abrace impidiendo que siguiera destrozando todo lo que se le cruzaba por enfrente. - ¡TRAIDOR MISERABLE! -Finalizó, rompiendo a llorar fuertemente, como si le estuvieran arrancando el alma.
No te preocupes mi amor, tu esposo seguirá buscando y hará justicia para acabar con aquel miserable y hacerle pagar por todo.
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Comments
Karen Sosa
no pueden bajar la guardia...tienen que ver que informacion les da Loretta para qywvsten los cabos de quien mato al papa de Giada
2025-02-08
0
Lucia Feliciano Falcao
Mafiosa estúpida cualquiera sabría que Tommaso estaba metido hasta el cuello en el rollo.😸😸😸
2024-04-07
1
Vane
estoy segura que es uno de esos viejos,
2023-10-26
4